Mariachi Monterrey
22 de septiembre de 2014
La Habana se ha llenado de mariachis que pululan por la ciudad. El mariachi es un grupo musical conformado generalmente por un número de 12 integrantes, pero no existe un límite para el máximo o el mínimo. Los instrumentos indispensables son la vihuela, guitarra, guitarrón, violines y trompetas, aunque en ocasiones se le añaden flauta y arpa, y algunos incluso el acordeón. Andan elegantemente ataviados, se adornan con calados de gamuza y con botonaduras que son de metal troquelado, ya sea fabricado en serie o de manera artesanal, en plata o acero vaciado. Además, llevan los llamados sombreros de charro o de mariachi.
Hace unos días, me encontré en el Parque de la Fraternidad un mariachi conformado solamente por tres músicos que se presentan en fiestas, cumpleaños y bodas.
Los tres mariachis se llaman: José Ángel Bernal, nacido en 1972, en Holguín; Keny Álvarez, de Bayamo y nacido en 1984; y Kenia Avilés, también de Bayamo y nacida en 1979. Conversando con ellos, me cuentan: “Nos reunimos desde el 2012. Vinimos de la zona oriental, intentamos cantar en los lugares donde hiciéramos falta. Lo que hacemos nos gusta mucho y cantamos música mariachi, boleros al estilo de Los Panchos, una música más influida con el toque de melodías estilizadas, ligadas al blues”. También interpretan sones de Jalisco, corridos, huapangos, valses, baladas, cumbias, boleros rancheros a la manera de Javier Solís, y todo en un estilo muy tradicional.
“Nosotros impresionamos mucho en las actividades, –me explica Kenia-, nuestro vestuario, la presencia, las canciones, las interpretaciones. Cantamos donde nos llamen y donde no nos llamen. No tenemos apoyo de nadie, sacamos candela de lo ‘mojao’. Todo es muy difícil, pero estamos dispuestos a lo que sea”.
Revelan que sus íconos y quienes más los han influenciado son Miguel Aceves Mejía, Pedro Infante, Luis Aguilar y Javier Solís. “Esos fueron nuestros ídolos de siempre, –sigue precisando Kenia- vivimos prendidos a las tradiciones, ese es nuestra senda. Algún día quisiéramos conocer Guadalajara donde surgió el mariachi. Sabemos que allí, cada año tiene lugar el Encuentro Internacional del Mariachi y la Charrería”.
Por lo que pude atestiguar, el público se complace mucho escuchando a estos tres mariachis, pero tienen que trabajar duro, andar La Habana de este a oeste, y cantar en plazas, parques, donde se reúnan gente, donde se pueda sacar algo para vivir. “Hemos pasado muchos momentos de altas dificultades, el elemento económico es decisivo, es la supervivencia. Nosotros tenemos familia, vinimos de la zona oriental a pasar todas las dificultades que hubiera que enfrentar. Hay días en que sacamos muy poco, pero vamos naufragando, la vida tiene sus cosas”.
La mayoría de los músicos cubanos en la actualidad no tienen apoyo de ninguna empresa musical. Aún en los casos en que estén integrados a alguna de ellas, no le aseguran trabajo y apenas les programan actividades. Los presupuestos se han debilitado, la diversión de la gente está colapsada. No existe una estrategia para que los jóvenes y los trabajadores se diviertan. Hace años, el sociólogo José Antonio Saco afirmó: “la diversión es vital para los pueblos, quitarle eso al pueblo es algo altamente peligroso, aflora la agresividad y la violencia”. Esperemos que las instituciones culturales entiendan esto y comiencen a trabajar hacia programaciones culturales variadas que satisfagan la necesidad de divertimento del pueblo. La gente lo necesita y los músicos también necesitan tener trabajo remunerado, sobre todo músicos de alta calidad como estos tres mariachis.
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22 de septiembre de 2014
La Habana se ha llenado de mariachis que pululan por la ciudad. El mariachi es un grupo musical conformado generalmente por un número de 12 integrantes, pero no existe un límite para el máximo o el mínimo. Los instrumentos indispensables son la vihuela, guitarra, guitarrón, violines y trompetas, aunque en ocasiones se le añaden flauta y arpa, y algunos incluso el acordeón. Andan elegantemente ataviados, se adornan con calados de gamuza y con botonaduras que son de metal troquelado, ya sea fabricado en serie o de manera artesanal, en plata o acero vaciado. Además, llevan los llamados sombreros de charro o de mariachi.
Hace unos días, me encontré en el Parque de la Fraternidad un mariachi conformado solamente por tres músicos que se presentan en fiestas, cumpleaños y bodas.
Los tres mariachis se llaman: José Ángel Bernal, nacido en 1972, en Holguín; Keny Álvarez, de Bayamo y nacido en 1984; y Kenia Avilés, también de Bayamo y nacida en 1979. Conversando con ellos, me cuentan: “Nos reunimos desde el 2012. Vinimos de la zona oriental, intentamos cantar en los lugares donde hiciéramos falta. Lo que hacemos nos gusta mucho y cantamos música mariachi, boleros al estilo de Los Panchos, una música más influida con el toque de melodías estilizadas, ligadas al blues”. También interpretan sones de Jalisco, corridos, huapangos, valses, baladas, cumbias, boleros rancheros a la manera de Javier Solís, y todo en un estilo muy tradicional.
“Nosotros impresionamos mucho en las actividades, –me explica Kenia-, nuestro vestuario, la presencia, las canciones, las interpretaciones. Cantamos donde nos llamen y donde no nos llamen. No tenemos apoyo de nadie, sacamos candela de lo ‘mojao’. Todo es muy difícil, pero estamos dispuestos a lo que sea”.
Revelan que sus íconos y quienes más los han influenciado son Miguel Aceves Mejía, Pedro Infante, Luis Aguilar y Javier Solís. “Esos fueron nuestros ídolos de siempre, –sigue precisando Kenia- vivimos prendidos a las tradiciones, ese es nuestra senda. Algún día quisiéramos conocer Guadalajara donde surgió el mariachi. Sabemos que allí, cada año tiene lugar el Encuentro Internacional del Mariachi y la Charrería”.
Por lo que pude atestiguar, el público se complace mucho escuchando a estos tres mariachis, pero tienen que trabajar duro, andar La Habana de este a oeste, y cantar en plazas, parques, donde se reúnan gente, donde se pueda sacar algo para vivir. “Hemos pasado muchos momentos de altas dificultades, el elemento económico es decisivo, es la supervivencia. Nosotros tenemos familia, vinimos de la zona oriental a pasar todas las dificultades que hubiera que enfrentar. Hay días en que sacamos muy poco, pero vamos naufragando, la vida tiene sus cosas”.
La mayoría de los músicos cubanos en la actualidad no tienen apoyo de ninguna empresa musical. Aún en los casos en que estén integrados a alguna de ellas, no le aseguran trabajo y apenas les programan actividades. Los presupuestos se han debilitado, la diversión de la gente está colapsada. No existe una estrategia para que los jóvenes y los trabajadores se diviertan. Hace años, el sociólogo José Antonio Saco afirmó: “la diversión es vital para los pueblos, quitarle eso al pueblo es algo altamente peligroso, aflora la agresividad y la violencia”. Esperemos que las instituciones culturales entiendan esto y comiencen a trabajar hacia programaciones culturales variadas que satisfagan la necesidad de divertimento del pueblo. La gente lo necesita y los músicos también necesitan tener trabajo remunerado, sobre todo músicos de alta calidad como estos tres mariachis.
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