Pinar Hip Hop sorprende



Pinar Hip Hop (así con mayúsculas para respetar la herencia) es un festival que se realiza desde 2000, aunque este 2014 llegó a su XII Edición. Dos años sin realizarse no es un raro acontecimiento con eventos que se efectúan con no mucho más apoyo que la pasión de los organizadores y el agradecimiento caluroso del público.

La llegada a Pinar del Río de un suceso (híper) crítico no es frecuente, aunque el movimiento de hip hop puja por dar qué pensar desde un poco antes de la década de los 90. Bien puede definirse dos generaciones de raperos bien marcadas de acuerdo a estilos, influencias, tecnología o temas de inspiración, y una tercera que viene con fuerza. Sorprende como en lugares que nadie más ocupa, la cultura, sostenida esencialmente por el rapero, el B Boy, el DJ y el grafiti, llega y conquista mentes y corazones en pos del mejoramiento y la fraternidad. Hasta los más recelosos se acercaron, tal vez sólo por curiosidad, aunque se quedaron por el asombro. Ahora, sucesos que asombren hay que ir a buscar o hacerlos, dijo el doctor que atendía al paciente aburrido, instrumentalizado, atado.

No sé si les suena: Los Compinches, Ronie y Chicho, Los Guajiros, Alieski Rojas MC, Calle Oculta, Causa Justa, Los Muchachitos con Toque de Río, Ethian Brebaje Man, Jaman O’Ryan, New Raper, MC Trake, MC León, la Guerrilla, La Fina, Malcoms, Onda Livre, Dos veces Yo (Maikel Oro) y El Adversario. Resumiendo: talento de Pinar del Río, Holguín, Isla de la Juventud y La Habana.

También fueron invitados los muchachos de Undergraff, los mismos que tienen como lema: “Las paredes vacías no dicen nada”. Desde Holguín vienen, pero en toda Cuba pueden encontrarse sus testimonios que algunos prefieren llamar vandalismo, pero a mí me gusta porque es arte que promueve el descuido hasta la reflexión. Paredes, T-shirts, carteles quedaron con la marca de aerosol y expresión emancipada.

¿El público? También fue protagonista. La gente sabe los coros, alienta a los artistas y participa del espectáculo como un elemento tan orgánico que hace desaparecer el escenario. En un anfiteatro de una comunidad de la periferia, B Boys y Batalla de Gallos hacían del calor, el clima quiero decir, un tema para otra ocasión.

Recuento apretado: baile de los mejores break dancers exhibiendo sus power moves y “fotografías”, y una batalla de gallos animada por las rimas free style de Ethian Brebaje Man, y el auditorio todo que dejó sus asientos y se acercó al ardor del “combate” entre El Popular y New Raper, gana New Raper. Round 2: El Imperfecto con MC León, gana El imperfecto que también resulta el vencedor frente a New Raper en el Anfiteatro de La Conchita. Para terminar, un freestyle dedicado al buen momento, al buen sentir y al buen actuar, seguido por más actuaciones de B Boys y la invitación para un concierto de clausura llenísimo de sorpresas, donde entre ellas hubo dos apagones.

La cordura no fue la concurrente más satisfecha de este evento, pero la cultura, la expresión, la inspiración y el entendimiento salieron más que bien pagados. Y es que una vez más el underground es lo que llena los vacíos del margen, lo que reta a los valores legitimados y este(a)tizados hasta el cansancio del eje que de núcleo deviene cáscara y de sus promesas de hacernos una vida mejor y más segura sólo nos llega bien poco y malo, pobreza y resignación a la injusticia.

Un evento que sorprende es un evento que apreciamos, que apoyamos, que fortalece nuestro pensamiento crítico, nuestra inteligencia y reafirma la vida.

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