El show-man guantanamero
29 de septiembre de 2014
Existen personas que se desploman al primer zarpazo que les lanza la vida. Entre ese grupo humano no se encuentra Eddy Chararan Soto, bailarín, cantante y compositor, quien a lo largo de sus cuarenta años de edad, ha tenido que reinventarse más de una vez como hombre y artista.
Su perenne sonrisa dentro de un rostro desembarazado y expresivo, su locuacidad avivada y optimista, y la exhibida confianza en sí mismo, nos hace olvidar por instantes que estamos frente a un hombre que desde hace apenas seis meses atrás, anda por la vida con una sola pierna, ya que la otra le fue cercenada luego que un accidente automovilístico lesionara su tobillo y apareciese en él una devastadora úlcera gangrenosa.
Aunque toda su existencia y trayectoria artística han transcurrido en Guantánamo, conocimos a Eddy en La Habana, donde transitoriamente se encuentra en espera de la prótesis que atenuará en algo la sensible pérdida. Sobre ese evento hace un escueto comentario: “Dios sabe lo que hace, pero Dios sabe también lo mucho que significa para un artista, sobre todo para un bailarín, perder una de sus piernas”.
El baile fue para Eddy su puerta de entrada a la escena artística. El canto también era pasión y alternativa dispuesta a concretar. En una ocasión, ensayando una coreografía en el Hotel Hanoi, fue llamado para suplir la ausencia del cantante principal. Según cuenta, su desenvolvimiento fue tan convincente que de inmediato fue contratado para cantar. “Un tiempo después, me invitaron a que yo presentara el show y para mi sorpresa, me nombraron su animador oficial. Es decir, me convertí sin proponérmelo en un show-man, bailaba, cantaba y animaba siendo un artista empírico”.
PMU: ¿Eres un hombre de suerte?
Eddy: Nada de eso. Soy un hombre de trabajo, de mucha perseverancia. No podemos esperar sentado, a que la suerte llegue.
PMU: Pero otros como tú, empíricos o no, luchan contra numerosos obstáculos para lograr sus sueños.
Eddy: Yo también luché y lucho. Mi primera lucha fue contra mí mismo. Nunca me concebí actuando en un cabaret, aspiraba a otros escenarios donde yo no fuera parte del show, sino el show mismo. Pero una cosa son los sueños y otra la realidad. El cabaret tiene una atmósfera muy sensorial a la cual el artista se integra como una pieza más. El mismo público que asiste a un cabaret no reacciona igual en un teatro, en una peña o en un espectáculo público. El artista de cabaret debe echar atrás esa supuesta futilidad y hacer suyo, como el primer día de estreno, un espectáculo que puede permanecer representándose durante meses.
PMU: Pero existen otros tipos de barreras más objetivas.
Eddy: Claro, fueron muchas más a las que tuve que enfrentarme y vencer. Entre ellas, mi formación autodidacta en todos los órdenes. Yo provengo del arte alternativo con todo lo personal y liberal que se deriva de ello. Ahora soy como una fusión entre lo alternativo y lo profesional. Sin perder la esencia de lo primero, tuve que reinventarme en lo segundo, pero siempre dando lo mejor de mí pues estás sujeto a que te cierren el contrato.
PMU: ¿Te adaptaste al mundo del cabaret?
Eddy: Me adapté imponiéndome una inquebrantable autodisciplina, pero es más, he establecido con ese mundo una cierta comunión artística-sentimental. Eso sí, mantengo vivos e inalterables mis lazos con lo alternativo. A la primera oportunidad me verá cantando, bailando o haciendo un cuento en una peña, en un encuentro de amigos, en una reunión familiar, en cualquier parte donde pueda dar riendas sueltas a mis propios impulsos creativos.
PMU: ¿También compositor?
Eddy: Así es. Hasta el momento he creado setenta y cinco números, doce de ellos registrados. Ah, también grabé un disco llamado Luna de Enero, compuesto y financiado por Israel Arencibia.
PMU: ¿Géneros preferidos?
Eddy: Soy un empedernido romántico, el bolero y la balada son mis preferencias, pero en los cabarets debemos tener un amplio repertorio, la gente te pide cualquier cosa, y si no te la sabes o no te acuerdas de la letra, al menos tienes que tararearla.
PMU: Además de en Guantánamo, ¿dónde te has presentado?
Eddy: En el Tropicana de Santiago de Cuba y en varios hoteles de esa provincia. En Holguín en el cabaret Nocturno y en el Piano Bar del Hotel Pernik.
PMU: ¿Cómo te ha ido en La Habana?
Eddy: De maravilla. De aquí saldré con una ’pierna’ nueva y con un montón de amigos conocidos en varias peñas donde me han permitido hacer algo.
PMU: ¿Planes?
Eddy: Continuar animando y cantando. Planeo un proyecto que será un recorrido por la música cubana. Persistir en mi esencia de artista alternativo.
PMU: ¿Deseos?
Eddy: [Acaricia el muñón y ríe] Que no me cambien el nombre ni el apellido.
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29 de septiembre de 2014
Existen personas que se desploman al primer zarpazo que les lanza la vida. Entre ese grupo humano no se encuentra Eddy Chararan Soto, bailarín, cantante y compositor, quien a lo largo de sus cuarenta años de edad, ha tenido que reinventarse más de una vez como hombre y artista.
Su perenne sonrisa dentro de un rostro desembarazado y expresivo, su locuacidad avivada y optimista, y la exhibida confianza en sí mismo, nos hace olvidar por instantes que estamos frente a un hombre que desde hace apenas seis meses atrás, anda por la vida con una sola pierna, ya que la otra le fue cercenada luego que un accidente automovilístico lesionara su tobillo y apareciese en él una devastadora úlcera gangrenosa.
Aunque toda su existencia y trayectoria artística han transcurrido en Guantánamo, conocimos a Eddy en La Habana, donde transitoriamente se encuentra en espera de la prótesis que atenuará en algo la sensible pérdida. Sobre ese evento hace un escueto comentario: “Dios sabe lo que hace, pero Dios sabe también lo mucho que significa para un artista, sobre todo para un bailarín, perder una de sus piernas”.
El baile fue para Eddy su puerta de entrada a la escena artística. El canto también era pasión y alternativa dispuesta a concretar. En una ocasión, ensayando una coreografía en el Hotel Hanoi, fue llamado para suplir la ausencia del cantante principal. Según cuenta, su desenvolvimiento fue tan convincente que de inmediato fue contratado para cantar. “Un tiempo después, me invitaron a que yo presentara el show y para mi sorpresa, me nombraron su animador oficial. Es decir, me convertí sin proponérmelo en un show-man, bailaba, cantaba y animaba siendo un artista empírico”.
PMU: ¿Eres un hombre de suerte?
Eddy: Nada de eso. Soy un hombre de trabajo, de mucha perseverancia. No podemos esperar sentado, a que la suerte llegue.
PMU: Pero otros como tú, empíricos o no, luchan contra numerosos obstáculos para lograr sus sueños.
Eddy: Yo también luché y lucho. Mi primera lucha fue contra mí mismo. Nunca me concebí actuando en un cabaret, aspiraba a otros escenarios donde yo no fuera parte del show, sino el show mismo. Pero una cosa son los sueños y otra la realidad. El cabaret tiene una atmósfera muy sensorial a la cual el artista se integra como una pieza más. El mismo público que asiste a un cabaret no reacciona igual en un teatro, en una peña o en un espectáculo público. El artista de cabaret debe echar atrás esa supuesta futilidad y hacer suyo, como el primer día de estreno, un espectáculo que puede permanecer representándose durante meses.
PMU: Pero existen otros tipos de barreras más objetivas.
Eddy: Claro, fueron muchas más a las que tuve que enfrentarme y vencer. Entre ellas, mi formación autodidacta en todos los órdenes. Yo provengo del arte alternativo con todo lo personal y liberal que se deriva de ello. Ahora soy como una fusión entre lo alternativo y lo profesional. Sin perder la esencia de lo primero, tuve que reinventarme en lo segundo, pero siempre dando lo mejor de mí pues estás sujeto a que te cierren el contrato.
PMU: ¿Te adaptaste al mundo del cabaret?
Eddy: Me adapté imponiéndome una inquebrantable autodisciplina, pero es más, he establecido con ese mundo una cierta comunión artística-sentimental. Eso sí, mantengo vivos e inalterables mis lazos con lo alternativo. A la primera oportunidad me verá cantando, bailando o haciendo un cuento en una peña, en un encuentro de amigos, en una reunión familiar, en cualquier parte donde pueda dar riendas sueltas a mis propios impulsos creativos.
PMU: ¿También compositor?
Eddy: Así es. Hasta el momento he creado setenta y cinco números, doce de ellos registrados. Ah, también grabé un disco llamado Luna de Enero, compuesto y financiado por Israel Arencibia.
PMU: ¿Géneros preferidos?
Eddy: Soy un empedernido romántico, el bolero y la balada son mis preferencias, pero en los cabarets debemos tener un amplio repertorio, la gente te pide cualquier cosa, y si no te la sabes o no te acuerdas de la letra, al menos tienes que tararearla.
PMU: Además de en Guantánamo, ¿dónde te has presentado?
Eddy: En el Tropicana de Santiago de Cuba y en varios hoteles de esa provincia. En Holguín en el cabaret Nocturno y en el Piano Bar del Hotel Pernik.
PMU: ¿Cómo te ha ido en La Habana?
Eddy: De maravilla. De aquí saldré con una ’pierna’ nueva y con un montón de amigos conocidos en varias peñas donde me han permitido hacer algo.
PMU: ¿Planes?
Eddy: Continuar animando y cantando. Planeo un proyecto que será un recorrido por la música cubana. Persistir en mi esencia de artista alternativo.
PMU: ¿Deseos?
Eddy: [Acaricia el muñón y ríe] Que no me cambien el nombre ni el apellido.
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