¡Aquí no hay merma! ¿Dónde es eso?
6 de octubre de 2014
Mire, si usted viviera en el Cotorro (o en cualquiera de la mayoría de los lugares periféricos), daría por una noticia como la del título, una buena parte de sus ahorros. Bueno, la calidad no debería ser un derecho exclusivo, pero fuera del plano simbólico, nos conformamos con la diversidad, las opciones, la posibilidad de escoger, sencillamente con menos limitaciones, eso que nos entrega la peña de Sentencia Skuad (Ilustre Sierra y Syla), los segundos sábados de cada mes desde las 8:00 p.m. a las 12:00 medianoche, sin sisa ni nada que se le parezca. Puede entrar sin hacer “cola”, sin pagar, sin temor a ser excluido o ignorado, o tener que oír lo mismo que en todos lados, puede incluso, expresarse en el escenario si así lo desea. Y no es que no haya una premeditación, un plan, un acuerdo, un guión o una intención artística, se trata de que el intercambio transforme hostilidades en reciprocidad que es el principio fundacional de la cultura humana.
Creo que la mejor producción de conciertos no podría involucrar a tantas personas con talento, buena vibra, en pos de un sentimiento común. Hip Hop de Barrio, David D’ Omni, Renovación Urbana, Malcom Beybe, el Sicario, e Isaac El Criminal del Flow, desde todas las partes de La Habana (Alamar, Arroyo Naranjo, El Cotorro) y Sal-B desde Miami por vía telefónica, fueron quienes tomaron el escenario. No había barreras entre artistas y público. Los artistas salían del público que en su mayoría era de artistas.
¿Dónde se encuentra esa calidad? Cuando Syla se lamentaba porque todos los invitados no pudieron estar, (a la vez que se disculpaba por los imponderables de cualquier evento que involucre tecnología, sincronización e inmediatez), David D’ Omni lo decía: “lo que importa no es la cantidad, es la calidad”. Y mire que logra uno emocionarse cuando la persona que está a tu lado se levanta, toma el micrófono y comienza a decir rimas en tiempo de rap, acompañado de soporte audiovisual. Y eso es el niño, el adolescente, el padre, la madre, la vecina, la familia toda y la comunidad. Comunión sin máscaras ni dogma, así le llamaría.
Y es que “para mover una roca se requerirán muchas manos, siempre que la acción de estas manos juntas respondan a un acuerdo previo, acerca de la dirección, la intensidad, la simultaneidad, etc., del esfuerzo”, decía Pedro Mir, el Poeta Nacional de República Dominicana, precisamente convocando a los artistas a luchar contra el agotamiento de la movilidad. Siendo que aunque el compromiso social no se le exige al arte, se le agradece que sepa entrar en las polémicas contemporáneas porque el artista también es una figura activa dentro de un espacio temporal viviendo su contemporaneidad histórica y no sólo como un demiurgo, decía, (mientras yo escuchaba atento) mi profesora de Arte Caribeño. Entonces no se puede olvidar que el compromiso ético, la creatividad, la postura crítica, la acción social, la implicación ciudadana en una dimensión participativa pueden marchar juntos.
El hip hop en el Cotorro, en especial Sentencia Skuad, toma este compromiso fuera de la institucionalidad que aparte de colocarte en la televisión o en la radio a cambio de unas cuantas concesiones de contenido y estéticas, no ofrece ayudas más serias directamente hacia la comunidad, hacia la gente que realmente construye, hacia la gente que más lo necesita.
Vaya a la peña de quienes lanzaron recientemente el disco Aky no hay merma 4500M, con el apoyo de PMU, porque recuerde: ¡Allí no hay merma!.
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6 de octubre de 2014
Mire, si usted viviera en el Cotorro (o en cualquiera de la mayoría de los lugares periféricos), daría por una noticia como la del título, una buena parte de sus ahorros. Bueno, la calidad no debería ser un derecho exclusivo, pero fuera del plano simbólico, nos conformamos con la diversidad, las opciones, la posibilidad de escoger, sencillamente con menos limitaciones, eso que nos entrega la peña de Sentencia Skuad (Ilustre Sierra y Syla), los segundos sábados de cada mes desde las 8:00 p.m. a las 12:00 medianoche, sin sisa ni nada que se le parezca. Puede entrar sin hacer “cola”, sin pagar, sin temor a ser excluido o ignorado, o tener que oír lo mismo que en todos lados, puede incluso, expresarse en el escenario si así lo desea. Y no es que no haya una premeditación, un plan, un acuerdo, un guión o una intención artística, se trata de que el intercambio transforme hostilidades en reciprocidad que es el principio fundacional de la cultura humana.
Creo que la mejor producción de conciertos no podría involucrar a tantas personas con talento, buena vibra, en pos de un sentimiento común. Hip Hop de Barrio, David D’ Omni, Renovación Urbana, Malcom Beybe, el Sicario, e Isaac El Criminal del Flow, desde todas las partes de La Habana (Alamar, Arroyo Naranjo, El Cotorro) y Sal-B desde Miami por vía telefónica, fueron quienes tomaron el escenario. No había barreras entre artistas y público. Los artistas salían del público que en su mayoría era de artistas.
¿Dónde se encuentra esa calidad? Cuando Syla se lamentaba porque todos los invitados no pudieron estar, (a la vez que se disculpaba por los imponderables de cualquier evento que involucre tecnología, sincronización e inmediatez), David D’ Omni lo decía: “lo que importa no es la cantidad, es la calidad”. Y mire que logra uno emocionarse cuando la persona que está a tu lado se levanta, toma el micrófono y comienza a decir rimas en tiempo de rap, acompañado de soporte audiovisual. Y eso es el niño, el adolescente, el padre, la madre, la vecina, la familia toda y la comunidad. Comunión sin máscaras ni dogma, así le llamaría.
Y es que “para mover una roca se requerirán muchas manos, siempre que la acción de estas manos juntas respondan a un acuerdo previo, acerca de la dirección, la intensidad, la simultaneidad, etc., del esfuerzo”, decía Pedro Mir, el Poeta Nacional de República Dominicana, precisamente convocando a los artistas a luchar contra el agotamiento de la movilidad. Siendo que aunque el compromiso social no se le exige al arte, se le agradece que sepa entrar en las polémicas contemporáneas porque el artista también es una figura activa dentro de un espacio temporal viviendo su contemporaneidad histórica y no sólo como un demiurgo, decía, (mientras yo escuchaba atento) mi profesora de Arte Caribeño. Entonces no se puede olvidar que el compromiso ético, la creatividad, la postura crítica, la acción social, la implicación ciudadana en una dimensión participativa pueden marchar juntos.
El hip hop en el Cotorro, en especial Sentencia Skuad, toma este compromiso fuera de la institucionalidad que aparte de colocarte en la televisión o en la radio a cambio de unas cuantas concesiones de contenido y estéticas, no ofrece ayudas más serias directamente hacia la comunidad, hacia la gente que realmente construye, hacia la gente que más lo necesita.
Vaya a la peña de quienes lanzaron recientemente el disco Aky no hay merma 4500M, con el apoyo de PMU, porque recuerde: ¡Allí no hay merma!.
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