Algo más entre la luna y el Gato



El muchacho andaba en algún trámite que no tenía nada que ver con la música cuando lo conocí. Entre tragos nos explicó a unos amigos y a mí que le gustaba la trova y que eso trataba de hacer. Se presentó como Daniel Velázquez, más tarde me enteré que le decían el Gato. De esto hace aproximadamente tres años. Desde entonces lo he visto actuar en diferentes lugares, él no tiene problemas con cantarle a un grupo de niños, o a dos o tres ancianos. Ha compartido escenario con artistas del patio y con otros de más fama en eventos nacionales. Pero a pesar del éxito que ya va acaparando, no pierde su manera sencilla, casi humilde.

También es un excelente poeta aunque a veces no lo crea y dude de la lírica de sus letras. En canciones como: “A mi musa”, “Árboles”, “No quiero ir a casa”, “Ciudad mística” y “Declaración” nos transporta al mundo del creador. Lo que siente y demuestra está en estos temas que podemos escuchar en un demo que grabó recientemente y en su peña habitual “Entre la luna y el Gato”. Es al final de una de estas peñas que apareció la ocasión para conversar un poco con Daniel.

PMU: ¿Desde cuándo te interesa la música?

“La música me interesó desde niño, me gustaban las canciones de Teresita Fernández y recuerdo que cantaba muchos de sus temas con mi primera guitarra imaginaria que era una de las tablas que dividían las gavetas de las mesas escolares. En los recreos me paraba sobre la mesa y me creía cantante, tenía como público a mis compañeros de aula y entre ellos estaba una de las mujeres más bellas de mi vida”.

PMU: ¿Y la trova cuándo la descubriste?

“Comenzando mis estudios como instructor de arte empecé a escuchar música tradicional: boleros, danzón, son, la vieja trova, casi todos los géneros cubanos y así salieron mis primeras canciones, me gustó ser cantautor y meterme en esto de la nueva trova”.

PMU: ¿De qué tratan tus temas?

“Considero que mis canciones tratan de los sentimientos que puede tener cualquier ser humano, los trovadores no somos ajenos a estos sentimientos y trato también de centrarme en mis propias historias, las historias de lo que vivo”.

PMU: ¿Crees hasta ahora que tu trabajo como trovador va bien, que tienes suficientes espacios para mostrar tus canciones?

“Creo que aunque tengo una cantidad determinada de espacios no es suficiente pues siempre estoy tratando de superarme. Algo que siempre trato de hacer es defender mi obra, por ejemplo en esta misma peña. Este es un espacio informal y serio a la vez donde tratamos de pasar una noche agradable y que no sólo haya un tejado entre la luna y el Gato. También hay amigos que me invitan a sus peñas, tanto dentro como fuera de la provincia y gracias a esto es que se conocen un poco más mis canciones”.

PMU: ¿Seguirás siempre en la trova o pudieras incursionar en otros géneros?

“Es cierto que la música está evolucionando constantemente y en la actualidad más hacia lo tecnológico. Esto a veces me preocupa pues en el futuro no habrá músicos, sino una especie de especialistas en programas informáticos que se dedicarán a mezclar sonidos. Yo me quedo con mi guitarra, ella me deja decir y me satisface, no sé si algún día pueda cambiar”.

La última pregunta que le voy a hacer, a manera de broma, es sobre el origen del apodo. Pero entre la bruma de la noche y los tragos recuerdo que una vez me contó por qué le dicen Gato. La anécdota tiene algo que ver con el color de sus ojos, entre amarillos y verdes, la destreza para caminar por los aleros de la escuela y lo obvio, el cuerpo desnudo de una mujer bella.

Atrás


Comentarios   Dejar un comentario
No hay comentarios en este momento.