Rabioso cierre del verano



Sólo con una llamada telefónica cualquiera puede ponerse al tanto de quién o quiénes tocarán en el templo de la música rock de La Habana. El conocido Maxim Rock no sólo exhibe propuestas metaleras, sino que también propone a su público otros tipos de actividades relacionadas con la música underground. El Maxim, como popularmente lo conocen sus más asiduos visitantes, recibió durante todo el verano espectáculos bien activos con los geniales Brutal Fests, en los cuales participaron bandas extranjeras que siempre son bien recibidas en la Isla. Sobre este ritmo muchos fanáticos cubanos del rock piensan que el metal producido en nuestro patio aún no alcanza los niveles requeridos para compararse con producciones extranjeras, pero lo que sucedió el sábado 30 de agosto demuestra todo lo contrario. Los presentes en el Maxim Rock disfrutaron de la calidad y la unión de distintas generaciones de artistas.

Desde la entrada, el preámbulo estuvo a la altura de las aspiraciones de los jóvenes allí presentes. Afuera, como casi siempre, una multitud intercambió ideas y opiniones sobre música, la cotidianidad, el calor de la noche y sobre todo los deseos de contar con espacios como aquel para quienes prefieren el rock. En la puerta del local, un cuño en el brazo identificaba a todos los que habían pagado su entrada, con la marca distintiva del Maxim: una calavera. Adentro los esperaba un espectáculo coherente y emocionante.

Durante la noche se pudo disfrutar de canciones de gran contenido musical y con una fuerza capaz de generar mucha adrenalina. Casi todos en el público se sumaron para cabecear al compás del rabioso metal de Estigma DC, DeadPoint y Zeus. Justamente la presencia de grupos jóvenes como Estigma DC y DeadPoint refleja un fenómeno de cambio en la juventud productora de este tipo de sonoridades e influyen en los consumidores del género, principalmente en aspectos como la manera de vestir, porque muchos prefieren las camisas a cuadros, los pullovers blancos y los tenis sencillos muy adecuados a nuestro país tropical, y que destacan marcadas diferencias con respecto a las calurosas maneras del vestir típico del black metal. Este simple hecho nos hizo pensar que es evidente que algo ha cambiado o mejor, algo ha evolucionado en el género dentro de Cuba, aunque el metal sigue siendo rudo como siempre y esta presentación lo dejó bien claro.

El local estaba repleto y se acercaba el cierre de la actividad, para esto y con gran maestría, Zeus supo poner el punto final del concierto encontrando un peculiar contraste al intercalar canciones de heavy relativamente suaves, con una mezcla letal de varios subgéneros del rock, caracterizado por una extrema fortaleza musical. Hasta incursionaron en el metal progresivo conocido por la maestría de sus instrumentistas).

Es curioso como muchos catalogan a los seguidores del rock dentro de nuestra sociedad, como muchachos con problemas de personalidad, e incluso algunos achacan su comportamiento como no funcional en cuanto a las doctrinas políticas impuestas en el país. En realidad sólo son un grupo de personas con un sentido común que los une hacia un gusto musical o por llamarlo de otra manera, a un ritmo un poco más fuerte que el ritmo escuchado y preferido por la media. Además y según ellos, no gustan seguir parámetros básicos establecidos por una sociedad consumista y limitada en cuanto a las ideas.

Luego de concluido el evento y con un éxito total, sólo nos quedó aplaudir y desearle larga vida a este tipo de actividades y a todos los que hacen posibles encuentros como este, donde a pesar de algún que otro percance como desperfectos técnicos o contradicciones entre los allí presentes, no empañaron la creatividad y calidad musical de los artistas en su afán de cerrar con música el verano cubano.

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