El largo y tortuoso camino de Marciel Miranda

27 de octubre de 2014



Marciel Miranda fue mi alumno en la escuela de instructores de arte “Eduardo García Delgado”. Durante años seguí su carrera desde la distancia. Un trovador amigo nos reunió nuevamente. Sin dilaciones aceptó mi propuesta de entrevistarlo.

Este talentoso guitarrista ha sufrido mucho para lograr asentarse en la escena underground cubana. Dialogó con PMU en compañía de su esposa que lo apoyó en el relato. “Comencé a estudiar piano a los 13 años. Recibía dos clases semanales de clásico. Al principio no me llamó la atención ese instrumento, pero cuando comencé a realizar conciertos en la biblioteca de Arroyo Naranjo, me sentí atraído por las presentaciones en vivo”.

“No podía quedarme quieto y fundé la banda Zero Negativo en el barrio. Los integrantes éramos todos amigos de la escuela de arte, tocábamos algo loco, timba con rock, temas de Limp Bizkit que terminaban con un tumbao de piano con güiros y coros de salseros cubanos. Duramos alrededor de un año porque nadie estaba para el rock and roll”.

“De mi labor como instructor de arte te cuento que siempre me gustó enseñar, pero la forma en la que se hace en las escuelas cubanas es muy tediosa porque la mayoría de los alumnos no tiene interés en la música y me molesta perder mi tiempo tratando con personas que no respetan mi trabajo. Además, ganaba 10 CUC mensuales y eso sólo alcanza para comprar un juego de cuerdas”.

“Acto seguido integré al unísono dos agrupaciones: Sweet Child y Paso Firme. Alexander González me apoyó mucho por aquella época. Con Paso Firme abordábamos temáticas amorosas basadas en nuestras experiencias personales desde la óptica del reggae. Leandro Becerra compuso casi todas las canciones y los arreglos los hacíamos entre todos, era un trabajo de grupo. Nunca tuvimos mentalidad de marcar a alguien como director o ‘el que hacía los arreglos’, me parece que esos términos creados en Cuba modifican la realidad de muchas bandas en la cuales el trabajo es realizado por todos los integrantes. Cada vez que escucho la palabra director de grupo, lo único que me viene a la mente es un jefe que controla el dinero de sus trabajadores llenándose los bolsillos gracias a mentiras y estafas”.

“Paso Firme trascendió en la escena underground a pesar de la fuerte censura. Los medios corruptos cubanos sólo ponen música cubana y si estás en otra onda sólo te radian si pagas. Era muy difícil trabajar y pagar la promoción porque éramos muchos músicos en el grupo. Censura siempre hay y existirá mientras haya comunismo, pues no existe la libertad de escribir canciones que hablen sobre los problemas sociales reales en Cuba. Fíjate, siempre han estado censurados Porno para Ricardo, Carlos Varela, Los Aldeanos y otro bulto de bandas”.

“No ocurre sólo en los medios, sino también en la sociedad. Cuando un grupo de reggae va a tocar los llaman marihuaneros. A los frikis, pastilleros y los de reggeatón son los que escapan porque no combaten nada, sólo hablan de sexo’.

“Con Sweet Child cultivamos el punk, otro género censurado en nuestro país porque es anglosajón y proviene de la cultura del ‘enemigo’. Hacíamos conciertos donde fuera, en la calle, en una sala de una casa en Víbora Park, en peñas organizadas por nosotros mismos, en lo que apareciera. Grabamos un demo de 12 canciones titulado Un nuevo yo, que fue producido por Lugo en un estudio casero”.

“Solamente salimos en el programa radial Sabarock porque éramos jóvenes y no teníamos un productor que supiera cómo manejar la promoción del grupo. Eso fue por el año 2007 y sufrimos mucho, nos eliminaron de todos los lugares y tuvimos que renombrar el grupo como Aria”.

“Por esa época padecí una tendinitis muy grave. Pensé que mi vida se acababa. Casi tengo que someterme a una operación como me dijo el supuesto mejor doctor de Cuba. Algo incierto, pues mejoré con un tratamiento de energía que me dio un doctor callejero cubano que consulta en el jardín de su casa”.

“Recuperado por completo, fundé el proyecto High Grass, junto a mi esposa, la vocalista Kristina Odabashyan. Somos puro punk rock y tenemos a Marlon Marrero en la batería, Jefry Lozano en la guitarra y Daril Machado en el bajo. Estamos en escena desde hace 3 años”.

“Tenemos un disco llamado The Black Door, con 10 canciones que grabamos nosotros mismos en la casa. Hicimos todo analógico, grabamos la batería real y disfrutamos mucho el proceso. Actualmente estamos realizando presentaciones donde podamos. Ninguna institución cubana nos ha apoyado. Todos los grupos que conozco buscan trabajo por propia cuenta, organizan sus giras. Nosotros queremos mantener la misma política de autodependencia que es la mejor fórmula en Cuba”.

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