A cuatro años de Golden Scars
27 de octubre de 2014
Era una tarde como otra cualquiera, aunque el trabajo, ojalá y nunca falte, los ocupaba en su afán de convertir el esfuerzo humano aplicado a la producción de riqueza, en un gran estudio de grabación. Sin embargo, ella, como toda académica consagrada, se encontraba a disposición en sus actividades de docencia e investigación sin abandonar el carácter alegre y su compromiso de ayudar a los suyos. Su afán investigativo en la búsqueda de relaciones que expliquen el comportamiento de personas en torno a un fenómeno determinado, la influenciaron en la realización de la película “Golden Scars”. Pero primero y con el objetivo de informar al público seguidor y que no quede en el olvido, me remonto a realizar una crónica del significado de esta película para el movimiento de hip hop santiaguero y por tanto, de Cuba.
Yendo a la raíz, “Golden Scars” es un documental realizado en el año 2010 por Alexandrine Boudreault Fournier, antropóloga de origen canadiense y fiel seguidora de la cultura cubana. Esta producción audiovisual está centrada en la vida artística y personal de dos exponentes del movimiento de hip hop de Santiago de Cuba: MC Alayo, fundador del rap santiaguero, y MC Kmerun el Akdemic, uno de los exponentes más significativo de dicho movimiento en la zona oriental. Oportunidad ideal para descubrir sus sueños, pensamientos, desafíos, miedos, metas y cómo se conducen en su contexto natural: el movimiento de hip hop santiaguero.
Muchos se preguntan, ¿por qué Golden Scars? Desde un punto de vista semántico unido a un lenguaje figurado por el contexto y sumado a las propias palabras de personas cercanas a la realización, significa cicatrices doradas, marcas de la vida con enseñanzas y un cuenta millas interno que muestra el camino recorrido y lo que resta por andar.
El material audiovisual resulta en sí mismo una memoria gráfica de un lugar y un momento dado. Posee una gran importancia al ser una ventana para que las personas descubran la existencia de un movimiento de música urbana que tiene una génesis, un corazón, una causa común y una trayectoria que son características propias que lo definen y diferencian de otros movimientos en el país.
Es el primer documental de rap producido en Santiago de Cuba con una factura de alta calidad por un pequeño equipo de realización, que le permitió la participación en festivales internacionales visibilizando una parte del movimiento urbano de la provincia oriental.
Se han hecho otros trabajos audiovisuales, pero no como éste, debido a que su directora, cuyo aporte fue esencial, lo abordó desde un enfoque antropológico. Situación que enriquece y diferencia el producto diseñado al recibir un análisis a partir de la relación del individuo con su entorno, desde fuera del movimiento, resaltando elementos de la vida cotidiana de cada uno de sus protagonistas.
Si bien es cierto que el movimiento de música underground, en el cual incluyo lógicamente al rap, tiene una alta representación en la capital de Cuba, no significa que en otras partes de esta, mi Isla, no existan jóvenes con las mismas inquietudes. Sin embargo, esta escena ha quedado relegada por realizadores audiovisuales que han perdido oportunidad de recoger con su lente aquello que aunque igual, lleva las huellas de un ajiaco cultural y caribeño único en Cuba. Así, la mayoría de las propuestas de audiovisuales de hip hop cubano que cruzan los océanos y fronteras llevan consigo una mirada habanocentrista al asumir de forma errada, que el rap cubano de mayor calidad está en la Habana.
Cada día me convenzo que a la vuelta de 4 años se necesita realizar una segunda parte de “Golden Scars” para marcar la evolución y evaluar el avance o retroceso en el movimiento de hip hop santiaguero. Sería muy válido, incluso con otros artistas para que sirva de incentivo y contribuya a la reorientación de esas nuevas generaciones.
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27 de octubre de 2014
Era una tarde como otra cualquiera, aunque el trabajo, ojalá y nunca falte, los ocupaba en su afán de convertir el esfuerzo humano aplicado a la producción de riqueza, en un gran estudio de grabación. Sin embargo, ella, como toda académica consagrada, se encontraba a disposición en sus actividades de docencia e investigación sin abandonar el carácter alegre y su compromiso de ayudar a los suyos. Su afán investigativo en la búsqueda de relaciones que expliquen el comportamiento de personas en torno a un fenómeno determinado, la influenciaron en la realización de la película “Golden Scars”. Pero primero y con el objetivo de informar al público seguidor y que no quede en el olvido, me remonto a realizar una crónica del significado de esta película para el movimiento de hip hop santiaguero y por tanto, de Cuba.
Yendo a la raíz, “Golden Scars” es un documental realizado en el año 2010 por Alexandrine Boudreault Fournier, antropóloga de origen canadiense y fiel seguidora de la cultura cubana. Esta producción audiovisual está centrada en la vida artística y personal de dos exponentes del movimiento de hip hop de Santiago de Cuba: MC Alayo, fundador del rap santiaguero, y MC Kmerun el Akdemic, uno de los exponentes más significativo de dicho movimiento en la zona oriental. Oportunidad ideal para descubrir sus sueños, pensamientos, desafíos, miedos, metas y cómo se conducen en su contexto natural: el movimiento de hip hop santiaguero.
Muchos se preguntan, ¿por qué Golden Scars? Desde un punto de vista semántico unido a un lenguaje figurado por el contexto y sumado a las propias palabras de personas cercanas a la realización, significa cicatrices doradas, marcas de la vida con enseñanzas y un cuenta millas interno que muestra el camino recorrido y lo que resta por andar.
El material audiovisual resulta en sí mismo una memoria gráfica de un lugar y un momento dado. Posee una gran importancia al ser una ventana para que las personas descubran la existencia de un movimiento de música urbana que tiene una génesis, un corazón, una causa común y una trayectoria que son características propias que lo definen y diferencian de otros movimientos en el país.
Es el primer documental de rap producido en Santiago de Cuba con una factura de alta calidad por un pequeño equipo de realización, que le permitió la participación en festivales internacionales visibilizando una parte del movimiento urbano de la provincia oriental.
Se han hecho otros trabajos audiovisuales, pero no como éste, debido a que su directora, cuyo aporte fue esencial, lo abordó desde un enfoque antropológico. Situación que enriquece y diferencia el producto diseñado al recibir un análisis a partir de la relación del individuo con su entorno, desde fuera del movimiento, resaltando elementos de la vida cotidiana de cada uno de sus protagonistas.
Si bien es cierto que el movimiento de música underground, en el cual incluyo lógicamente al rap, tiene una alta representación en la capital de Cuba, no significa que en otras partes de esta, mi Isla, no existan jóvenes con las mismas inquietudes. Sin embargo, esta escena ha quedado relegada por realizadores audiovisuales que han perdido oportunidad de recoger con su lente aquello que aunque igual, lleva las huellas de un ajiaco cultural y caribeño único en Cuba. Así, la mayoría de las propuestas de audiovisuales de hip hop cubano que cruzan los océanos y fronteras llevan consigo una mirada habanocentrista al asumir de forma errada, que el rap cubano de mayor calidad está en la Habana.
Cada día me convenzo que a la vuelta de 4 años se necesita realizar una segunda parte de “Golden Scars” para marcar la evolución y evaluar el avance o retroceso en el movimiento de hip hop santiaguero. Sería muy válido, incluso con otros artistas para que sirva de incentivo y contribuya a la reorientación de esas nuevas generaciones.
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