Movimiento desaparece cuando por fortuna existe PMU (Parte I)



Como ya sabemos, el rap es un género que por su naturaleza crítica y de resistencia se entiende como fenómeno social procedente de un discurso público de la juventud, específicamente en Cuba, alrededor de un modo de sentir y pensar lo social que propone. La posibilidad de interpretar lo cultural desde la actualidad lo ubica en una posición totalmente underground.

Desde el 2003 se crea la revista Movimiento, con el objetivo de fomentar el conocimiento acerca de la cultura hip hop en nuestra nación. Desde el mismo inicio, la revista se enmarca en priorizar a los artistas del catálogo de la Agencia Cubana del Rap (ACR) y en ediciones posteriores se amplía al resto del movimiento, incluyendo los eventos realizados en toda la isla, facilitando así una vía de promoción para quienes por evidentes razones políticas y burocráticas, no pertenecían al catálogo de la institución.

Pero como dice el refrán: la alegría en la casa del pobre dura poco. Después de una década de existencia y 11 ediciones publicadas, la revista Movimiento del hip hop cubano, único espacio que intentaba hilvanar y legitimar una geografía literaria referente a esta cultura en Cuba, finalizó su existencia. ¿Las excusas? “La depresión del presupuesto para sostener su publicación semestral, conjuntamente a la escasa venta de los ejemplares, que impide recuperar un mínimo de las inversiones permitidas para su impresión”.

El presupuesto asignado a cada edición ascendía a una cuenta conjunta de 15.500 pesos cubanos (MN) por cada edición de tres mil ejemplares. Cada revista se vendió por un valor de 10 pesos cubanos (MN), y en espacios autorizados para la venta en divisa, a 3 CUC. No obstante, datos consultados en Correos de Cuba, (distribuidora y comercializadora de la revista Movimiento hasta principios de 2013), arrojaron que la décima edición de la revista se había agotado en sus puntos de ventas superando los números anteriores. Asimismo, la Distribuidora Nacional del Libro, actual comercializadora de la revista, refleja que la venta de la edición número once fue admisible para una revista de música rap en Cuba. Paradójico ¿no?

Movimiento contaba con varias secciones entre las que resaltaba la dedicada a los hits musicales que exponían diferentes temas representativos de éxitos del rap cubano. Otra muy tributaria era la sección de animación, que mostraba al rapero en su universo diario, sus dilemas, sueños y costumbres. Y no dejaré de mencionar los diversos artículos que abordaban los desafíos que enfrentaba el rap nacional en cuanto a la evolución de su futuro discográfico, agrupaciones, eventos y proyectos culturales, así como los elementos de la cultura hip hop y su desarrollo en el país.

En sus páginas podíamos encontrar representadas las voces del discurso rapero nacional e internacional que buscan siempre restituir los criterios secuestrados en detrimento de nuestra propia historia y la autonomía en favor de completas investigaciones sociales. Movimiento era el rostro literario del hip hop cubano. Representaba un punto vital en relación a la coexistencia del hip hop con el resto de las ramas del arte en nuestra nación y además, brindaba el poder de una relación más íntima con todos aquellos a quienes les era indiferente el hip hop por cuestiones de gusto musical o por el desconocimiento subyacente en torno a la cultura por ser simplemente, una cultura plagada de estereotipos representativos de su ausencia.

En febrero del presente año, Movimiento llegó a su fin y pudiéramos afirmar que con ella, también finalizaba el quehacer del hip hop y de sus intérpretes de no existir PMU, que representa y defiende el universo de la música y músicos underground.

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