La Almendra de Osmany



Conversar con Osmany es todo un placer. Siente lo que hace y transmite ese sentido de pertenencia en sus palabras. Desde niño tuvo la oportunidad de estudiar música y hace varios años dirige su propia orquesta.

La historia comenzó con dos detalles muy interesantes: el nombre del grupo proviene de una elección que hizo su vecina en una lista de frutas que Osmany le mostró, y desde el inicio del proyecto el 1 de diciembre de 1993, sólo lo acompañarían mujeres sobre el escenario.

Almendra está compuesta por siete músicos que cursaron estudios en diferentes conservatorios del país y muchos de ellos han pertenecido a otras agrupaciones. No obstante, Osmany Palacios, su director, siempre ha apostado por los jóvenes talentos que se acercan a él con el objetivo de comenzar su carrera artística en un espacio profesional y familiar a la misma vez.

La música que interpretan en cada una de sus presentaciones responde a esos ritmos nacionales y extranjeros que indudablemente se mezclan con el sabor cubano, y Osmany Palacios asegura que la selección del repertorio está basada en un análisis riguroso. Él se encarga de los contactos, la programación y de la definición de las pautas estéticas de la agrupación. Toda esta planificación unida a la sensual proyección artística convence al más exigente de los bailadores.

Almendra ha tenido varias oportunidades para presentarse en escenarios extranjeros, e incluso en la ciudad de Pinar del Río tienen un espacio fijo para compartir con el público. Sin embargo, el valor de su trabajo y el esmero con el que defienden sus inspiraciones, no resulta suficiente para que sus temas crucen el umbral de la fama o de la popularidad.

El grupo es de esos ejemplos donde se unen elegancia y tradición. Hoy la música anda por caminos más agitados y a veces se olvidan tales características. Sin embargo, Almendra se arriesga a costa de no ser los más populares. Han preferido apostar por los temas de Miguel Matamoros, Carlos Puebla, Celina González o Benny Moré.

Osmany Palacios también es el autor de obras como “Amor oculto”, “Tun tun tun”, “Cuando lo vi”, “Nunca más”, “Por si tú vuelves”, “La chica del barrio”. Junto a sus composiciones, otros temas en inglés, portugués y español integran el repertorio de Almendra. Opciones que debieran revertirse en más oyentes, más seguidores y más bailadores que disfruten de sus espectáculos.

Sin embargo, este conjunto no es de los que constantemente tienen un espacio en la televisión nacional o de los que son invitados a los espacios urbanos más concurridos. Son pocos los seguidores de esta música tradicional renovada y son pocos también, los que conocen la existencia de esta agrupación. A veces Pinar del Río construye esas trampas. Pero ellos simplemente prefieren divertirse con su público. no importa cuántos bailadores haya en sus peñas, ellos se esmeran y todos agradecen el sabor criollo de sus canciones, lo contagioso del baile y la frescura de los rostros que sonríen mientras cantan y tocan los instrumentos musicales sobre el escenario.

Pero, ¿cuán diferente sería todo si Almendra tuviera más oportunidades para promocionar su trabajo y opciones más diversas para intercambiar con diferentes públicos? Existen ritmos que han monopolizado gustos y preferencias, y ellos no se subordinan a esas marcas comerciales del momento, por eso interpretan lo mismo una guaracha, un son, un chachachá, un bolero o un tema de reguetón.

Valdría la pena valorar la calidad artística que reúnen sus integrantes y la variedad de ritmos que son capaces de hacer con sus instrumentos y sus voces sobre el escenario.

Dicen que la parte comestible del fruto de la almendra se reduce al 40%. Muy pocos llegan hasta la semilla y disfrutan de su agradable sabor. Ojalá, en el caso de esta agrupación musical, sólo hereden el nombre y no ese extenuante camino desde “la cáscara” hasta “el placer de la almendra”.

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