Carlos Manuel: música e ingeniería



Carlos Manuel quiere hacer un acuario en su casa. Varias peceras adornan los espacios que lo inspiran y a veces él también encuentra sus canciones en esas aguas tranquilas y constantes.

Carlos Manuel Rodríguez es ingeniero automático, pero desde que estaba en el preuniversitario apostó por la música. “Yo siempre quise tener un bajo, pero por supuesto la guitarra acústica era más barata y fue ese el primer instrumento que tuve cuando estaba en doce grado. Siempre he tocado la guitarra eléctrica porque la acústica la tuve sólo unos meses y me di cuenta que no era lo que a mí me gustaba”.

Como muchos amantes del arte de los sonidos y los silencios, Carlos es autodidacta. Lo disfruta, le divierte tener otras opciones para emplear el tiempo de manera útil. “Para mí la música siempre fue un entretenimiento porque las clases y los profesores de la universidad eran muy exigentes. Yo estudiaba en la CUJAE. Y cuando estaba en la etapa de pruebas era peor, sólo podía tocar los fines de semana. Pero ya en segundo año participé en un proyecto musical, que ahora que lo pienso, no sabría calificarlo, era de género musical indefinido, pudiéramos decir. Allí sólo hacíamos música con las guitarras y las voces”.

Después se unió a su amigo Alejandro Delgado y montaron tres o cuatro canciones, quizás en la rebeldía o en el entusiasmo de la juventud estaban las claves de sus inspiraciones. Fue entonces cuando Carlos Manuel tocó por primera vez el bajo. A ambos los unía su pasión por el rock alternativo.

Aquel proyecto finalmente no tuvo éxito, pero ese primer contacto que tuvieron fue el antecedente principal para que después este ingeniero se insertara en la banda AKDA1. “Por aquel entonces yo era guitarrista, no bajista. Pero les dije a los muchachos del grupo: ‘Oigan creo que tengo un bajo por mi casa, lo arreglamos y yo lo intento’. Le mejoré las cuerdas con unos alambres y comenzamos a hacer música”.

“Desde el inicio tocábamos canciones propias, casi todas compuestas por Alejandro y covers de la música de los 60 y los 70, que es la que preferimos. El primer disco que ya lo estrenamos, estuvimos grabándolo durante dos años porque los procesos de mezcla y edición se demoraron mucho. En ese fonograma yo grabé el bajo de tres canciones. Luego dejamos de tocar y al tiempo comenzamos de nuevo”.

Realmente Carlos Manuel vive orgulloso de lo que han logrado como banda. “En realidad esto es lo primero que he hecho seriamente, lo otro que hice antes en el mundo de la música era para divertirme”.

Aun así, le preocupa mucho los retos que aún tienen, fundamentalmente para promocionar su trabajo y que el público pueda escucharlos. “El problema es que todavía no somos profesionales y si tocamos en algún lugar tiene que ser gratis. Y es caro venir desde Bauta hasta aquí para presentarnos en La Habana, porque aunque yo vivo en la capital, dependo de mis compañeros que sí viven en Bauta (Artemisa). Teníamos programadas dos presentaciones mensuales en el Submarino Amarillo y ahora es sólo una porque es difícil el viaje y además, allí no podemos tocar canciones propias”.

“Si hiciéramos reggaetón quizás ya tuviésemos más fama, pero el blues es un tipo de música muy poco escuchada. A pesar de la promoción, de las presentaciones, de los conciertos, el mundo de la música rock no es muy remunerativo, lo digo desde mi experiencia personal, pero no dejaré de hacer música porque eso ya es parte de mi vida”.

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