Alienware, veinte años después



La música para Rogelio Martínez ha sido en los últimos tiempos una manera de alimentar alma y cuerpo. En un principio despreocupado que abarcó su niñez y toda la adolescencia, la música era la perfecta vía para canalizar sus inquietudes artísticas. Autodidactamente aprendió a ejecutar el bajo para acompañarse en interpretaciones que iban desde rabiosos rap hasta las más armónicas y dulces baladas. ¿Su público?, un núcleo de revoltosa muchachada que en cualquier esquina del natal y capitalino barrio de San Leopoldo improvisaba una peña.

Pero ya adentrado en la juventud, Rogelio comenzó a sentir los rigores de la vida y la necesidad imperiosa de hacer frente a demandas de índole material, y una vez más la música vino en su rescate. Todo consistía en seguir divirtiéndose con la música al mismo tiempo que ésta lo ayudaba en la subsistencia. Fueron los días que el encapotado cielo del llamado Periodo Especial cubría de cabo a rabo la geografía cubana.

No fue fácil, nada fácil. Anduvo y desanduvo. En busca de la primera posibilidad gastó hasta el fondo –como él mismo nos confiesa– el único par de zapatos con que contaba en aquellos momentos. Cuando ya había raspado el asfalto de media Habana se le presentó la oportunidad con un grupo musical, en el cual además de cantar y tocar el bajo, podía poner a juicio público sus propias composiciones. Pero como las necesidades eran mayores que las entradas, Rogelio se vio obligado a intercalar su trabajo en el grupo con el de DJ, razón por la cual adoptó un sobrenombre. ¿Por qué te hiciste llamar Alienware? “No sé, me pareció llamativo”.

Veinte años después del inicio de aquella primera etapa, tuvimos frente a nosotros a un Rogelio que no ha podido despojarse de la abrazadora y adictiva pasión por la música. Más allá del hombre maduro y de serenas reflexiones, vimos que en él aún subyace la febril y alocada idolatría musical del adolescente.

PMU: Háblanos de tu trabajo actual.

Alienware: ¿Qué le puedo decir? Han sido veinte años de estar permanentemente en pie de combate. En todo este tiempo he creado una red de relaciones que me han permitido continuar en la escena. Algo así como una cofradía masónica entre nosotros los músicos. Nos ayudamos mutuamente. Me presento donde puedo. A veces hay trabajo, a veces no, pero cuando no estoy en un grupo cantando, estoy componiendo, o sencillamente me contratan como DJ para animar fiestas particulares, sin olvidarme que también me desempeño como productor musical. No puedo olvidar tampoco que detrás de mí y de la música está la familia, mis hijos. A ellos les dedico cada día todos mis esfuerzos, con el favor Dios y de la música.

PMU: ¿Crees que vale la pena esforzarte tanto?

Alienware: Sí, a esta altura no concibo la vida sin música, mi música, y menos sin mis hijos. Si tuviera que empezar de nuevo lo haría con más ahínco. Déjeme decirle algo, opino que en Cuba actualmente la música está en ascenso. Hay figuras jóvenes con talento queriendo hacer buenas cosas, también existen otras tantas que sólo son figurines que no pintan ni dan color, pero lo importante en la vida es el equilibrio entre lo bueno y lo malo para así poder medir el verdadero talento.

PMU: ¿Tienes alguna anécdota en mente?

Alienware: Claro que sí. Una vez en pleno Periodo Especial, cuando comenzaba a trabajar en las discotecas como DJ, me contrataron en una situada en el boulevard de la calle San Rafael, en Centro Habana. Era un local cuya entrada resultaba algo así como un hueco y que no tenía otra salida que no fuera la principal. Me encontraba muy embullado con mi trabajo cuando de pronto se fue la luz, ¡ya se puede imaginar la que se formó! Todo el mundo quería salir por el mismo pasillo sumamente estrecho. Pero, lo más triste fue que como por magia, se esfumaron los equipos con los cuales yo trabajaba. Creo que fue lo más duro que me ha pasado en la vida.

PMU: ¿Proyectos?

Alienware: Mis proyectos inmediatos son simplemente seguir trabajando en la música, superarme cada día más y ganarme el sustento diario realizando el tipo de trabajo que me gusta, así como velar por el bienestar de mi familia y de los que me rodean. He logrado casi todo lo que he querido, pero no me gustaría ser una figura demasiada reconocida, pues perdería la privacidad y la de mi familia.

PMU: ¿Algo más?

Alienware: Darle las gracias a usted y a PMU por esta entrevista, y exhórtalos a que continúen trabajando a favor de nosotros los músicos underground, porque en el fondo de mi corazón sigo siendo el mismo chamaco que rapeaba en las esquinas del barrio.

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