Música underground para el entretenimiento de los jóvenes de la ciudad de La Habana



La música underground en Cuba, específicamente en la ciudad de La Habana, es sinónimo del nuevo estilo de música protesta. A nivel masivo se escucha y se canta, particularmente entre los jóvenes. Ésta se difunde mayormente a través de los reproductores de música propios de muchos de los habitantes de la ciudad.

La existencia del término música underground en nuestra isla data de la década de los 60 del siglo pasado. Conocemos que los motivos fueron las prohibiciones culturales impuestas por las autoridades, dificultándoles el acercamiento a la escena internacional. Esto por supuesto, tributó al consumo de música de géneros underground de otros países de manera clandestina, y desde entonces no se ha dejado de escuchar, con la marcada diferencia de que en aquella época eran minoritarios los grupos de jóvenes que demostraron cierta predilección por la música underground.

Hoy, las canciones de éxito relacionadas con este movimiento se superan unas a otras en popularidad y se ven promovidas por el desarrollo tecnológico de nuestros días como son los soportes digitales. Es muy frecuente pasar por el Malecón habanero y encontrar una extensa tira de jóvenes concentrados con sus respectivos reproductores de varios gigabytes con una lista considerable de música underground.

Uno de los más reproducidos son Los Aldeanos. Algunas canciones del dúo de hip hop, por citar uno de los más reconocidos, han alcanzado popularidad en el país entero. La razón radica a veces en la emoción que expresan o en la calidad de la voz, y otras en las melodías. El género rap es muy popular en la urbe a través de ellos, y ha llegado a constituirse en una gran maquinaria que mueve y estimula a autores, directores musicales, cantantes y acompañantes dentro del movimiento underground.

A pesar de la popularidad de este dúo musical, no existen escuelas que enseñen metodologías para fomentar el género. La música rap dentro de lo underground ha llegado a constituir una categoría bien definida que aún aguarda ser estudiada con detenimiento y su música es hoy solicitada con verdadero furor por su estilo contestatario. Pero no nos detendremos en este género.

En mis caminatas intencionales por el Malecón habanero también me encuentro con músicos que van con su guitarra y otros instrumentos en mano, brindando gratis o por lo que les puedan remunerar, un repertorio que va desde la Década Prodigiosa hasta temas más contemporáneos que interpretan en completa version libre. Músicos que aunque poco se ha escrito en nuestras ediciones sobre ellos, que carecen de los recursos necesarios para llevar a cabo su carrera musical a través de producciones y conciertos, y que también forman parte de la escena underground cubana. Ellos calman la sed de diversión y entretenimiento en las edades más jóvenes.

Otros músicos no menos escuchados como es el caso de Raudel Escuadrón Patriota, Silvito el Libre y Papa Humbertico, son también aclamados por el público citadino. Los festejos en casas particulares son un ejemplo de ello. Éstos y otros diferentes géneros de música underground se disfrutan en estas actividades gracias a su fácil distribución a través de memorias flash, porque si de las disqueras institucionales dependiera, la música underground prácticamente no existiera. Y el hecho de que sean canciones contestatarias de difícil producción, las hacen más atractivas para su consumo.

Los músicos underground no tienen muchos espacios culturales para promocionar sus canciones. Los medios de comunicación masiva les impiden su presentación a través de ellos. Unas veces porque no pertenecen a una institución. Otras por las temáticas que tratan, y otras sencillamente, por miedo a lo diferente. La cuestión aquí es que limitan la retroalimentación con los públicos seguidores, obligándolos a obtener el trabajo de artistas underground por otras vías.

Es una penosa realidad que la juventud de la Ciudad de La Habana no tenga muchas propuestas culturales. Si se habilitaran más espacios para disfrutar del underground en vivo, con seguridad habría menos jóvenes concentrados en el Malecón o sentados en bancos del parque de la calle G escuchando estas creaciones en un reproductor de música.

Gracias a las productoras independientes y a la existencia de medios digitales, los músicos underground tienen la posibilidad de difundir su música y así mismo como un fenómeno paralelo, la juventud citadina disfruta de sus creaciones. Los procedimientos burocráticos son puras justificaciones. Hay una juventud necesitando quemar la adrenalina contenida y músicos que pueden satisfacer dichas necesidades. Denle por favor entonces, más cobertura al solaz esparcimiento de la música underground.

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