Una Vieja Escuela muy popular
8 de diciembre de 2014
Bandas de covers buscando promoción se presentan todas las tardes en el club Submarino Amarillo. El sábado 1ro. de noviembre le tocó el turno a La Vieja Escuela, a mi entender la mejor que suena en los escenarios rockeros habaneros. Hace unos meses un amigo me regaló un demo de ellos que llamó mucho mi atención. No hay mejor remedio contra la melancolía que escucharlos en vivo.
Durante años se ha experimentado fusionando la música cubana con el rock, pero la mayoría ha quedado sólo en los “experimentos”. Ese no es el caso de La Vieja Escuela, pues de manera brillante sus instrumentalistas enlazan ambos ritmos.
Músico raigalmente anclado en el rock and roll, Virgilio Torres, voz líder y director de La Vieja Escuela, conversó con PMU: “Los noruegos Ove Braun y Steinar Sellag son nuestros benefactores, nos proveen de instrumentos y tienen un transporte que nos mueve. Además, tocan con nosotros cada vez que hace falta y nos buscan presentaciones en cuanta fiesta de extranjeros se organice, y así de esa manera ganarnos algún dinerito”.
“La agrupación la integran además, David García en la guitarra, Alain Michel en los teclados, Rolando Fernández en la batería y José de Zárate en el bajo. Led Zeppelin, The Rolling Stones, The Doobie Brothers y Steely Dan se encuentran entre nuestras principales influencias. Pero la figura catalizadora entre lo latino y lo anglosajón es Carlos Santana, quien rompió con todas las estructuras y creó un nuevo estilo. Somos auténticos y esenciales, pero competitivos y hasta intelectualmente entretenidos”.
“Nos golpearon duro al cerrarnos el Havana Hard Rock. Ese espacio libre y maravilloso, totalmente privado e independiente. Tocábamos en sábados alternos y todo el dinero de la puerta era para nosotros. Teníamos un público fijo numeroso y muy entusiasta. Pienso que era la disco temba más popular de La Habana, pero un día al gobierno no le convino lo que estaba ocurriendo y acabaron con el lugar. Impusieron una ley que los grupos musicales no podían tocar en las paladares, centros nocturnos privados, y en las sociedades chinas y españolas. Fue una medida arbitraria sin razón que dejó sin trabajo a nuestra banda y otras similares como Habalama y Backspace. Si ese proyecto no hubiera desaparecido, tendría hoy un nivel altísimo de aceptación. Allí fue donde se fraguaron las más importantes descargas de estos últimos tiempos, donde la tradición y la vanguardia, lo viejo y lo nuevo sonaron juntos”.
“Estamos tocando en el Submarino Amarillo por la tarde, simplemente por promoción y ya ves como se llena esto. Existe tremendo descontento entre las agrupaciones de covers cubanas porque no tenemos lugares donde presentarnos. El gerente del club El Cocodrilo no nos ha vuelto a llamar y el Maxim Rock cerró porque el aire acondicionado está roto. Nuestra situación ha empeorado en los últimos meses y temo que será difícil salir de este bache. La música nos hace dignos, pero nuestra vida es una guerra. Superamos los problemas y evolucionó nuestro compromiso con el público”.
“Tenemos varias canciones propias en nuestro repertorio tales como: ‘This Pain is Over’, ‘Loose my Cult’ y ‘Temprano’, todos grabados en un demo que grabamos de forma independiente. Cantamos en ambos idiomas, inglés y español, siempre en la línea de los clásicos del rock donde nos movemos como pez en el agua. Para montar los covers hacemos un minucioso trabajo de investigación y seguimiento de la historia de los temas. Lo divertido es que también tiene algo de improvisación, creando una tensión y emoción increíbles en cada presentación”.
“Sobrevivimos por la ayuda de los amigos que aman nuestra música y no nos abandonan. La música no da para comer en Cuba y sólo queremos tocar que es lo que nos hace libres. Encontramos la armonía espiritual a través del mundo sonoro. Cuando siento la afinación que deseo en mi banda, que me gusta, que es la que yo quiero, pues yo no estoy en la tierra, no sé donde estoy y cuando a veces aplauden, me sorprende el aplauso porque como que me saca de otro mundo”.
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8 de diciembre de 2014
Bandas de covers buscando promoción se presentan todas las tardes en el club Submarino Amarillo. El sábado 1ro. de noviembre le tocó el turno a La Vieja Escuela, a mi entender la mejor que suena en los escenarios rockeros habaneros. Hace unos meses un amigo me regaló un demo de ellos que llamó mucho mi atención. No hay mejor remedio contra la melancolía que escucharlos en vivo. Durante años se ha experimentado fusionando la música cubana con el rock, pero la mayoría ha quedado sólo en los “experimentos”. Ese no es el caso de La Vieja Escuela, pues de manera brillante sus instrumentalistas enlazan ambos ritmos.
Músico raigalmente anclado en el rock and roll, Virgilio Torres, voz líder y director de La Vieja Escuela, conversó con PMU: “Los noruegos Ove Braun y Steinar Sellag son nuestros benefactores, nos proveen de instrumentos y tienen un transporte que nos mueve. Además, tocan con nosotros cada vez que hace falta y nos buscan presentaciones en cuanta fiesta de extranjeros se organice, y así de esa manera ganarnos algún dinerito”.
“La agrupación la integran además, David García en la guitarra, Alain Michel en los teclados, Rolando Fernández en la batería y José de Zárate en el bajo. Led Zeppelin, The Rolling Stones, The Doobie Brothers y Steely Dan se encuentran entre nuestras principales influencias. Pero la figura catalizadora entre lo latino y lo anglosajón es Carlos Santana, quien rompió con todas las estructuras y creó un nuevo estilo. Somos auténticos y esenciales, pero competitivos y hasta intelectualmente entretenidos”.
“Nos golpearon duro al cerrarnos el Havana Hard Rock. Ese espacio libre y maravilloso, totalmente privado e independiente. Tocábamos en sábados alternos y todo el dinero de la puerta era para nosotros. Teníamos un público fijo numeroso y muy entusiasta. Pienso que era la disco temba más popular de La Habana, pero un día al gobierno no le convino lo que estaba ocurriendo y acabaron con el lugar. Impusieron una ley que los grupos musicales no podían tocar en las paladares, centros nocturnos privados, y en las sociedades chinas y españolas. Fue una medida arbitraria sin razón que dejó sin trabajo a nuestra banda y otras similares como Habalama y Backspace. Si ese proyecto no hubiera desaparecido, tendría hoy un nivel altísimo de aceptación. Allí fue donde se fraguaron las más importantes descargas de estos últimos tiempos, donde la tradición y la vanguardia, lo viejo y lo nuevo sonaron juntos”.
“Estamos tocando en el Submarino Amarillo por la tarde, simplemente por promoción y ya ves como se llena esto. Existe tremendo descontento entre las agrupaciones de covers cubanas porque no tenemos lugares donde presentarnos. El gerente del club El Cocodrilo no nos ha vuelto a llamar y el Maxim Rock cerró porque el aire acondicionado está roto. Nuestra situación ha empeorado en los últimos meses y temo que será difícil salir de este bache. La música nos hace dignos, pero nuestra vida es una guerra. Superamos los problemas y evolucionó nuestro compromiso con el público”.
“Tenemos varias canciones propias en nuestro repertorio tales como: ‘This Pain is Over’, ‘Loose my Cult’ y ‘Temprano’, todos grabados en un demo que grabamos de forma independiente. Cantamos en ambos idiomas, inglés y español, siempre en la línea de los clásicos del rock donde nos movemos como pez en el agua. Para montar los covers hacemos un minucioso trabajo de investigación y seguimiento de la historia de los temas. Lo divertido es que también tiene algo de improvisación, creando una tensión y emoción increíbles en cada presentación”.
“Sobrevivimos por la ayuda de los amigos que aman nuestra música y no nos abandonan. La música no da para comer en Cuba y sólo queremos tocar que es lo que nos hace libres. Encontramos la armonía espiritual a través del mundo sonoro. Cuando siento la afinación que deseo en mi banda, que me gusta, que es la que yo quiero, pues yo no estoy en la tierra, no sé donde estoy y cuando a veces aplauden, me sorprende el aplauso porque como que me saca de otro mundo”.
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