Música radical en el oriente cubano



El panorama musical underground abarca una serie de géneros y vertientes, pero sin lugar a dudas el black metal es el más radical de todos, no sólo por su sonido austero y enigmático, sino por las controversiales ideologías que lo sustentan. En la tierra cubana paulatinamente ha ido ganando adeptos y hoy en día se puede hablar de una escena nacional, compuesta por un puñado de bandas que siguen patrones musicales bien distintos.

Contra todo pronóstico, el black metal echó profundas raíces fuera de La Habana, la urbe más cosmopolita y principal centro cultural del país. En la actualidad hay cuatro bandas que cultivan esta música oscura en las provincias orientales: Morbo, en Guantánamo; Haborym Mastema y Aklo Sabbaoth, en Holguín; y Blackult, en Las Tunas. Como pueden notar son sólo cuatro, porque no tengo constancia de otras, de haberlas están todavía sumergidas en el anonimato.

Destacar que el quehacer artístico de todas estas bandas no es de interés de las instituciones competentes, ya que es un puñetazo directo al comercialismo y por consiguiente, la cara opuesta de la música popular. Las cosas no deberían ser así, pero las disqueras apuestan mayoritariamente por la timba, el son y el pop. Este proceder en realidad no es noticia, pero hay que seguir señalándolo como una aptitud desacertada. A estas alturas la escena metalera es lo suficientemente grande para tener un sello propio, eso es una cuestionable verdad, aunque a alguien le duela escucharlo.

Por suerte los creadores del territorio han tomado iniciativas, como dice el viejo proverbio: “a falta de pan, casabe”. Y es que me refiero a los artesanales estudios de grabación, pilares fundamentales para atesorar el legado sonoro de una generación de músicos que seguramente dejarán su impronta en el catálogo musical cubano, aunque muchos críticos jamás lo reconozcan. Debo agregar que para nadie es un secreto la disparidad tecnológica de oriente en comparación con centro y occidente, contrastable en cualquier grabación de bajo presupuesto.

Ahora bien, es cierto que la propia naturaleza de las letras del black metal puede generar aversión en algunas personas, ya que abordan sin escrúpulos el culto a la oscuridad, a los odios ancestrales, a la misantropía y a la muerte, entre muchos otros tópicos. Sin embargo, a pocos le causa aversión la chabacanería y la banalidad de tanta música que se factura en Cuba, o se exporta de cualquier parte del mundo como algo exótico, elegante y muy de moda.

Siguiendo con el asunto de las letras, debo aclarar que la banda tunera Blackult apuesta también por cierto aire épico, pues su aclamado tema “Black Metal Army” narra que la armada de black metal sale victoriosa tras librar un feroz combate para alzar la bandera del genuino underground. Otro tema bien interesante corresponde a Morbo, se trata de “The Kingdom Of The Silence”, una enmascarada denuncia a que Baracoa es una ciudad que muy poco proporciona a los cultores del black metal.

No menos importante es lo relacionado con la disponibilidad de músicos y seguidores, sobre todo de los primeros. Ya Eddie, líder de Haborym Mastema, ha lidiado varias veces con los problemas que acarrea una alineación irregular. Y para finalizar este rápido análisis, reconozco la laboriosidad de un músico cuyo seudónimo le queda de maravilla, hablo de Alex Jorge, más conocido por La Mole, un verdadero guerrero que se dedica en cuerpo y alma a cada uno de sus proyectos. Recordemos que fue unos de los principales artífices de Mephisto y el proto black que se fraguó en el demo Knowledge of Necronomicon, de 1998, además es la mente creativa tras Aklo Sabbaoth.

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