El Castigador



Su función esencial es destacar, llamar la atención. Es esa voz gruesa, grave detrás de una melódica que marca lo principal dentro de la canción, resumiendo en esencia lo que se quiere decir. Con Félix Alejandro Nodal Herrera, la locura impera en su carácter dinámico y demasiado ocurrente, al punto de hacer pasar algunos sustos a quienes comparten escenario con él. Un día programado, todo en orden para la producción del tema más reciente “La disco”, en plena grabación a este chico se le ocurre improvisar su parte. “Ellos tenían una base montada del tema, pero cuando empezaron a hacer el coro, yo sólo dije: ‘voy a improvisar’, y salió esto que tenemos ahora”. Actualmente dicho tema es el más sonado entre los seguidores de Triple Impacto, ya que se trata de las dinámicas que suelen aparecer en el interior de una disco: “cómo te sientes en ella, ese baile constante con una música que te saca fuera de sí, que te hace gozar. A quien le escucha, le gusta y el público lo demuestra bailando, brincando, saltando y es interesante el hecho de que teníamos una idea de cómo hacer las cosas y salió algo muy diferente, pero mejor”.

Músico empirista, desde niño sueña encaminarse dentro de los grandes de la música cubana. Su trabajo con una base de fusión, es hacer los géneros que sacuden al país en estos momentos: merengue electrónico, house y por supuesto, el socorrido reggeatón de nuestros días. Aún así ni él, ni su grupo descuidan el apartado de las letras en un tema tantas veces banalizado, incluso olvidado por los supuestos artistas del boom. “No quiero que mi música se sienta por cómo se oye, sino por lo que dice. Trato de abordar mis vivencias y las de mis allegados. Hay letras muy amorosas, otras pidiendo perdón por errores, entre otros temas. La idea es que no sea algo que se escuche hoy y mañana, sino que tenga suficiente vigencia para que cualquiera identificado con la letra pueda dedicarlo hoy y también con el transcurso de los años. Creo que la música de Triple Impacto va persiguiendo este mismo objetivo”.

Dentro del grupo, El Castigador como le llaman, es una suerte de apoyo tanto moral como escénico, ya que logra ganarse al público con su cadencia vocal y su juego de voces. En definitiva, sus compañeros le tienen plena confianza, porque, aunque él les revuelve “ese arroz con pollo” que tienen, al final siempre le queda bien y aporta mejorías al grupo. “Le agradezco a mi grupo, por acompañarme en esta aventura y a todas las personas que siempre estuvieron ahí. También les agradezco a las personas que me hicieron mucho daño, ya que me hicieron crecer, me hicieron saber y ver que la vida es una sola, por lo cual hay que seguir adelante. Con ellos aprendí además, que a veces no le damos valor a algunas cosas y nos olvidamos que tan importantes son”.

“A los jóvenes que comienzan una carrera musical, no quiero engañarlos. Mi consejo es que piensen si esto es de veras lo que quieren. Si deciden apostar por ello, tengan claro que la música es una carrera bien difícil donde van a tener que lidiar con diferentes caracteres y distintas personas, y es demasiado difícil conseguir hacer algo que le guste a todo el mundo, pero no por esto hay que tirar todo por la borda”.

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