Dame una palanca



Osmel está convencido de que para triunfar necesita una palanca, una de esas que podrían insertarle “en el negocio de la música en Cuba”. Tiene 21 años y siente que hay un techo que no lo deja avanzar. “Los que tienen la palanca y el dinero para hacer un featuring y un vídeo clip, son los que pueden prosperar. Grabar en un estudio callejero es muy caro y sin un representante no puedes hacer nada. No puedes tocar en una Disco TK si no tienes papeles de profesional y si lo logras hacer es por la izquierda y no te pagan o te pagan muy poco”.

Su familia y sus amigos han sido todo el apoyo que ha recibido desde que decidió escribir su primera canción en sexto grado y formar un grupo con cuatro niños a los que les gustaba cantar. “Sería injusto no agradecerle a mi mamá que ha sido la única que no me ha dado el ‘berro’ por estar todo el día en el ‘tiquitiqui’. Mi mamá es todo. Ella me puso Osmel Cruz Castuneto. Osmel MC es simplemente un alias para identificarme en el mundo del arte”.

Se describe como una persona pasiva y positiva que tiende a reflexionar mucho antes de una acometida. “Si fuera un objeto sería un bolígrafo porque somos iguales, delgaditos, y en esto que hago yo de la música viene siendo mi arma de guerra”. Encuentra su inspiración en los hechos de su vida cotidiana, “en lo que me pasa a mí o a mis amigos, en cosas que me cuentan, en una noticia del televisor, de casi cualquier cosa me baso para crear música. Tengo un tema que aún no tiene nombre y que habla sobre mí y sobre todo lo que me ha pasado en la vida. Es una canción que siempre traté de hacer, pero hasta ahora no había podido”. Y guarda entre sus lauros el recuerdo de un par de presentaciones en el teatro Apolo y el primer premio de un concurso de improvisación en el que participó durante el Servicio Militar combatiendo su miedo escénico.

A Osmel es usual encontrarlo frente a la computadora, trabajando en FL Studios mientras se toca la cabeza compulsivamente agarrándose uno u otro mechón. En esta rutina de aprender haciendo ha logrado autosuperarse. “He mejorado mucho con el tiempo. Cuando empecé cantaba de ‘palo’ y componía de ‘palo’. Ahora es diferente. Con cada tema, cada grabación se tiene un logro pues se aprende más”.

Cuando hablamos de gustos, detalla los suyos de esta manera: “ver películas, ir por la playa o por los ríos, el arroz con leche, pero la música es lo que más me gusta”. Y con respecto a esta última preferencia considera sano hacer de todo un poco sin encasillarse en los géneros y sin ceñirse a formas de crear: “todo lo que venga, aunque lo que más produzco es reggaetón, rap, hip hop, feeling, balada, bachata y salsa. Mi música la hago sin un orden específico. Puede ser que primero me siente en la máquina y cree el instrumental, y después componga la letra o viceversa. Depende de cómo me baje”.

Sin embargo, el diapasón musical es mucho más cerrado si se le pide que enumere sus artistas preferidos. “Aquellos que más me han inspirado y pasan a formar parte de mi personalidad musical son: Daddy Yankee en el reggaetón y las baladas. Todo lo que le den, él lo hace. Es el beat de la música. Y de los nacionales los mejores del reggaetón son Chacal y Yakarta, aunque los más completos, en lo que es la música underground, son Los Aldeanos”.

Confiesa que sus aspiraciones no pueden desligarse de su entorno social, de su familia y de su relación sentimental que lo transporta “a tres metros sobre el cielo”. Desea crear su propia familia y que la música deje de ser un hobby y pueda dedicarse a ella profesionalmente. Luego no le vendría mal un poco de reconocimiento, pero por el momento y como Roma no se construyó en un día, sus proyectos inmediatos son seguir trabajando en su música hasta poder al menos crear un demo. Y con un empujón de la suerte, o la ayuda de los santos, quizás la palanca que tanto anhela toque mañana a su puerta.

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