Migración, un fenómeno antiguo



Silenciados, borrados del libro de la historia musical han sido en gran por ciento los artistas que emigran de una región a otra, un fenómeno que ha preocupado por mucho tiempo a los más conocedores y defensores de la cultura musical de un pueblo. El hecho de que los artistas que despuntan simplemente necesitan nuevos horizontes para sus proyectos, causa algún tipo de histeria colectiva de rechazo en lugares como Las Tunas, una provincia cubana con un fuerte arraigo territorial y un profundo sentimiento de aldea en no pocos de sus habitantes.

Primero debemos conocer que emigrar es un fenómeno tan antiguo como la Humanidad, por eso es común que los artistas, en este caso los músicos, cambien de residencia dentro de Cuba o fuera de ella, buscando mejores contratos de trabajo parcial o permanentemente en otros países.

En algunas regiones de Latinoamérica, el medio artístico es muy pequeño, y la industria musical en esos sitios por ejemplo, no cuenta con una infraestructura capaz de competir con la del primer mundo, siendo una de las causas que impulsa a los músicos a aventurarse en otra geografía. En la mayoría de los casos, los músicos tienen muy limitado su crecimiento y las posibilidades de darse a conocer internacionalmente son nulas prácticamente, por eso emigran hacia un lugar donde haya un panorama diferente y donde sus producciones puedan comercializarse a toda América y otras regiones del mundo.

Como bien dijimos, las migraciones han sido parte del actuar de los seres humanos desde los inicios de la especie y las causas fundamentales de la misma son múltiples y diversas, por eso Las Tunas no escapa a este fenómeno, siendo muy extendido entre los artistas y los músicos en general.

Las historias se multiplican y casi siempre son parecidas, y cambiar de provincia dentro de Cuba, y en nuestro caso mudarse a la Habana, es muy difícil durante el primer periodo de estancia porque hay que adaptarse al nuevo medio, las personas, los alquileres de casas. Es un entorno nuevo y totalmente diferente al que se deja detrás, sin embargo, todo lo antes mencionado viene junto a nuevas ofertas de trabajo y oportunidades que se presentan iluminando el camino hacia el triunfo.

Es posible que a muchos les suceda que nunca lleguen a ser famosos o mundialmente reconocidos como las grandes agrupaciones de siempre, aquellas que forman parte de la poderosa e impenetrable maquinaria que promociona la “música cubana” en el mundo, pero de alguna manera las presentaciones en lugares de la metrópolis van conformando el camino del reconocimiento, imposible de lograr en su provincia de origen.

Me viene a la mente un caso particular, el de un excelente músico, compositor, arreglista y trovador de los grandes, al cual me atrevo a situar al lado de Noel Nicola, Santiago Feliú, Pablo y Silvio. Un músico que habiendo viajado a España varias veces y teniendo las puertas de La Habana abiertas permanentemente, finalmente decidió cambiar su residencia para la capital, entre otras razones por el permanente problema de trabajo con la empresa que lo representaba, quien era incapaz de cumplir el mínimo de sus expectativas como artista colmado de necesidades profesionales.

Por ese proceso han pasado muchos artistas tuneros, algunos han sucumbido a los embates de la competencia metropolitana, otros han dejado atrás sus sueños para dedicarse a buscar el “pan nuestro de cada día” y muy pocos como la agrupación de hip hop Palenke que reside y trabaja de manera permanente en la capital han logrado transitar parte del camino hacia el reconocimiento profesional. Igualmente, el proyecto del mismo género integrado por el MC D’Mente que viene y va de manera aleatoria de una ciudad a otra, ha logrado insertarse en el difícil circuito de la música underground nacional.

Si contáramos la gran cantidad de solistas, instrumentistas o agrupaciones de pequeño formato casi desconocidos en nuestra ciudad que hoy amenizan las comidas de algunos de los lugares de la capital, no serían pocos los tuneros sorprendidos de la cantidad de coterráneos escapados de la realidad tunera para entrar en el complicado entramado de la vida de la Habana, todos buscando realizar sus sueños lejos de una ciudad que no le ofrece herramientas, caminos y soluciones a ellos.

Pero para muchos, los problemas no terminan radicándose en La Habana porque ni siquiera las oportunidades que ofrece la capital son suficientes para su crecimiento artístico y económico. Si bien la vida en cualquier urbe metropolitana es cara, para un artista lo es más y los viajes al exterior por contrato de trabajo no son la solución monetaria a los problemas cotidianos que se enfrenta el músico y su familia. Entonces, no queda más remedio que asumir el riesgo de ser llamado traidor o desertor en el mejor de los casos, y hacer lo que muchos han hecho: “quedarse fuera”. Y menciono el caso de los integrantes de la más prometedora y joven agrupación de música fusión trovadoresca tunera, quienes decidieron tomar este camino después de varios días actuando en Canadá. Con ellos, la lista es larga y probablemente continuará con otros músicos de la región.

Las Tunas es un territorio con particularidades específicas dentro de la isla porque no posee riquezas de ningún tipo, no tiene un gran desarrollo en su infraestructura para el desarrollo de las diferentes manifestaciones del arte, es además una ciudad que cuenta con un solo teatro y no tiene salas de concierto. A esto le sumamos que son muy reducidos los espacios culturales disponibles en la región para las presentaciones de artistas. Todo esto, son las diferentes causas de la mayoritaria migración de nuestros artistas, y si juntos no buscamos soluciones urgentes a estos problemas, Las Tunas podría ser en un futuro muy lejano, una ciudad sin artistas, cultura y arte, porque nuestros creadores tarde o temprano terminaron emigrando.

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