Los hijos de la música underground



Los Filios es un dúo integrado por los jóvenes guantanameros Miguel Ángel Colón Rosillo (director, arreglista y cantante) y Carlos Román Sanregre, que debe su nombre a una muy libre cubanización de la palabra portuguesa “filhos”, que significa hijos.

Por estos días ambos llegaron a La Habana para promover su primera producción discográfica independiente, que lleva por título Inevitable, compendio de veinte temas de varios géneros que resumen su quehacer artístico en el mundo underground guantanamero.

La presentación tuvo lugar en la peña La Alianza, que ha devenido el lugar ideal para el encuentro de los jóvenes músicos que entran con nuevos bríos a fortalecer las filas de la cultura independiente y les permite intercambiar experiencias, estilos y formas de hacer.

Evidentemente Miguel Ángel y Carlos llevan en sus venas la sangre de su progenitora la música y como fieles representantes de su tiempo mezclan en las composiciones la rebeldía propia de inexpertas edades, pero agudas en juicios y demandas.

“Empezamos a cantar juntos casi por casualidad, -dice Carlos- pero nos dimos cuenta que nuestras voces y estilos encajaban y decidimos hacerlo más a menudo, pero no quisimos repetirnos y esperamos un tiempo mientras escribíamos nuestras propias canciones y las montábamos con el apoyo de amigos y conocidos que hacían la música en sus casas”.

“Cuando decidimos darnos a conocer, chocamos con la triste realidad que deben enfrentar los artistas independientes, nos exigían papeles y categorizaciones que no teníamos, nos negaban la posibilidad de presentarnos en lugares gubernamentales y también en los públicos. Casi nos obligaron a dejarlo todo, pero no cejamos en el empeño y aprovechamos las pocas oportunidades que se nos dieron”.

“Finalmente, un amigo nos consiguió una presentación en el telecentro provincial y la gente cuando nos vio no dejó de hablar de nosotros en una semana, pero la alegría duró poco porque sancionaron al director del programa y casi pierde el trabajo por culpa nuestra”.

“En Guantánamo, como ocurre en todas las provincias, todo lo controlan e incluso nos dijeron que si no nos incorporábamos a la AHS no podríamos cantar nunca en público. Lo más importante fue no amilanarse y las trabas nos sirvieron para componer nuevas letras, que todavía gustaron más que las anteriores”.

Ante tanta desidia y falta de oportunidades, Los Filios decidieron trasladarse temporalmente para La Habana, donde si bien no son muchos los espacios independientes, todavía quedan algunos donde defender el movimiento underground.

“Fue como de la noche a la mañana –afirma Miguel Ángel- y aunque todavía nos queda un largo camino por recorrer, nos sentimos mucho mejor por el sólo hecho de podernos presentar al menos una o dos veces por mes, y hemos sido invitados a varios conciertos y peñas de otros artistas en diferentes partes de la capital, hasta en residencias particulares lo hemos hecho”.

“Sin embargo, no pensamos establecernos permanentemente en La Habana, nos duele no luchar por nuestro derecho a ser artistas en patio propio. El reconocimiento debe ser a la calidad de lo que hacemos, a la manera de enfocar las realidades en que vivimos y en brindar la posibilidad de hacer las cosas diferentes desde el arte”.

“Más que hijos de la música, somos descendientes de los tiempos en que nos toca vivir y no podemos ser marginados por decir de manera diferente lo que pensamos de las realidades sociales. Eso lo defenderemos siempre”.

Por lo pronto Miguel Ángel y Carlos, Los Filios, continúan mostrando en varios sitios de la capital su interesante, aguda y fresca visión artística de la Cuba de hoy, como muestra de que el espíritu del movimiento underground cubano se consolida y desarrolla.

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