Underground versus oficialismo



Aún está por escribirse una nueva Biblia que en uno de sus primeros versículos genesíacos afirme: “Y el underground creó al artista a su modo y semejanza”. Bonche aparte, respiro con consuelo pensando que jamás aparecerá escrito semejante absurdo.

Lo que sí me desconsuela desde hace un tiempo acá, es ver que tanto los que dignifican el “movimiento” underground como sus antagónicos, pretenden presentarlo con una imagen cada vez más monolítica que va desde lo divino a lo demoniaco según los intereses de las partes.

No voy a llover sobre lo mojado esforzándome en acorralar dentro de un concepto esquemático lo que es o no es el underground, pues para mí su esencia misma se contrapone a ello, y esa esencia no es otra cosa que la libertad de hacer, de elegir, de no plegarse a lo establecido.

Si hipotéticamente me dieran la oportunidad de crear un código de ética para definir el carácter nada absolutista del underground, redactaría uno que solamente contendría dos artículos. ARTÍCULO 1: Dentro de mí todo artista puede hacer lo que tenga en gana. ARTÍCULO 2: Ningún artista está obligado a llevar al pie de la letra el primer artículo.

Pero bajándonos de esa nube de ensueños y enfangándonos los pies en esta roca cada día más diminuta que rutinariamente gira alrededor del Sol, no hay de otra que chocar con una realidad ineludible en la cual ambos fantasiosos artículos son apenas efímeras pompas de jabón.

Para los que con buena fe creen absolutamente que un artista underground puede y debe mantener la pureza de la orientación elegida, para mí no escuchan el repique del campanario que constantemente reclama por los fieles que cada vez son menos.

En una sociedad actual como la nuestra, se hace sumamente difícil requerir a un joven artista que en un momento determinado optó por la línea del underground mantener su ascetismo a un ciento por ciento.

No podemos confundir a un artista underground con un ortodoxo Testigo de Jehová. Supongamos que este artista aficionado se desempeñe como profesional en otra esfera de la vida y que su sueldo en moneda nacional sea de 500 pesos (20 CUC). ¿Cómo subsistir en Cuba con esa cantidad de dinero? ¿Cómo comprar un juego de cuerdas para la guitarra? ¿Cómo calzar unos tennis de dudosa marca? ¿Cómo adquirir y mantener un móvil? ¿Cómo llevar a la novia a una discoteca? ¿Cómo pagarle a un maestro de canto? ¿Cómo comer diariamente? ¿Cómo ayudar a la familia? ¿Cómo? ¿Cómo? ¿Cómo?

Lo sé. Las respuestas pueden ser muchas. No todos son hijos de papá, ni siquiera sobrinos. No todos reciben remesas. No todos se arriesgan en negocios turbulentos.

Entonces repican otras campanas: las de la transigencia. Si en un principio ese joven artista soñaba llevar su arte gratuitamente a la comunidad, a las prisiones, a los hospitales infantiles, los imperativos socio-económicos hacen girar su brújula hacia las truculencias de un oficialismo que se viola a sí mismo y le permite actuar en algunos establecimientos por la buena voluntad de la propina parroquiana y en el mejor de los casos, por un mínimo sueldo que no se refleja en ninguna nómina.

¿Podríamos llamar a este joven traidor a su condición de underground? Para mí, no. Ser artista underground no es un hobby, es una condición que se lleva dentro, pero que desgraciadamente algunos se ven obligados a poner en reposo cuando los vientos huracanados de un desajustado sistema económico baten terriblemente.

Por lo pronto es una bendición que con manchas o no esa condición se mantenga a flote. Y en ese sentido, el aporte que hace PMU es vital para que la llama se avive cada semana. Podemos encontrar en este sitio criterios, enfoques, conceptos con los cuales concordamos o no, pero que cubren una amplia gama de expectativas a la hora de nuclear intereses comunes. Es el más elemental derecho de contar con una tribuna en la cual podamos fijar nuestras posiciones.

El día en que en este país se establezca un real y lógico orden socio-económico y los salarios cubran suficientemente las necesidades de los individuos, veremos con regocijo la transparencia y pureza del underground a un ciento por ciento. Amén.

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