Confesiones y esencias: mucho por hacer



La lectura del boletín impreso de PMU correspondiente al mes de noviembre de 2014, que por fortuna desde hace algún tiempo está siendo distribuido también en las ciudades del interior del país, me hizo reflexionar sobre algunos aspectos de nuestro trabajo. Las producciones de mis colegas me enteraron de las buenas nuevas, al tiempo que me hicieron pensar en las diversas miradas con que somos capaces de apreciar y criticar el universo underground cubano. Así me animé a hacer públicas mis reflexiones, ahora más bien confesiones.

En oportunidades anteriores he dejado por escrito que el proyecto PMU, sólo es sostenible con un trabajo mancomunado entre sus colaboradores y artistas. En ese sentido hemos dado pasos firmes en lo que respecta a la promoción responsable y constante de todo lo nuevo en el panorama underground de las diversas localidades de Cuba. Sin embargo, todavía experimento la sensación de que faltan algunas esencias importantes.

Concuerdo de plano con uno de mis colegas en cuyo trabajo titulado “De sueños y llagas. (Elogio a Cuando arden ciertas llagas)” y publicado en ese boletín de noviembre, afirmaba: “estoy convencido que artista y persona conforman un todo y así hay que verlo”. Leyendo estas palabras suyas sentí la necesidad de encontrar un medio propio para lograr que esa premisa estuviera presente en los trabajos que realizo. Entonces pensé que una vía podía ser, más allá de la crítica constructiva, acercarnos más al artista no sólo como entrevistadores, sino también desde nuestras interioridades y nuestras preferencias para que el debate sea rico, fructífero y sincero. Llegar a conocernos.

Desde nuestra posición de evaluadores porque inevitablemente lo somos, ser también parte integrante y participante de ese universo en el que vive el músico contribuiría a comprenderlo. Así se corren riesgos, no es menos cierto, pero como los corresponsales de guerra, también se toma partido con solidez.

En mi caso reconozco que soy más penetrante y polémica durante las entrevistas orales que a la hora de escribir un artículo y eso podría estar pasándole a muchos de nuestros colaboradores. Pero esas son fases que inevitablemente deben superarse y para las que siempre aparecen los consuelos. El principal es que cuando somos “duros”, los músicos a la larga agradecen porque también aprenden de nosotros. Eso me lo decía una amiga y ahora lo veo en la anécdota que contaba mi colega. La otra parte difícil y uno de los principales retos es lograr que esa crítica justa e inteligente resultado de un proceso de crecimiento retroalimentado, y comprenderlo así ayuda considerablemente, se haga pública y sea respetuosa. En todos esos acápites queda mucho por hacer.

Considero hay que insistir en las críticas al lenguaje obsceno y a las proyecciones escénicas inadecuadas. Estas no son las mejores vías para integrarse al movimiento musical underground, aunque son recursos muy utilizados. No en todos los casos por supuesto, tales manifestaciones aparecen en los conciertos y el silencio en cuanto a esto puede interpretarse como aprobación. Entonces colegas, hablemos de ello y expresemos nuestras inquietudes sin tapujos.

Así también me he percatado de un crecimiento inusitado de artistas que hacen hip hop, sobre todo en la capital de la isla. En otros dos trabajos publicados en la misma edición del boletín “Movimiento desaparece cuando por fortuna existe PMU (Parte I y II)”, se explica muy bien lo oportuno que ha sido nuestro proyecto, específicamente para el hip hop, cuando desaparecía la revista Movimiento que informaba de todo lo que tenía que ver con ese género.

Esto también me hacía recordar que en algunas ciudades del interior de la isla como Cienfuegos, ni siquiera llegaba la revista Movimiento. Tampoco se distribuía Scriptorium, fanzine de metal nacional e internacional, que recogía lo más reciente e importante del rock que se hacía en Cuba. De la misma manera, nada que tuviera algo que ver con reggae, jazz o trova. Entonces ahora que tenemos PMU estamos frente a una gran responsabilidad, siempre lo digo, que es no sólo enterar a todos los músicos y espectadores de su propósito, sino educarlos e incitarlos a contribuir con el proyecto y hacer que esa voz llegue a todos los rincones de la isla.

Aclaremos que no se trata sólo de distribuir un logotipo, sino de distribuir conceptos, pensamientos, concepciones, impresiones. Para eso debemos investigar, utilizar todas las fuentes de información que estén a nuestro alcance para estar actualizados sobre el desarrollo de los diversos géneros y movimientos en el resto del mundo. Cuando se compara, se encuentran las diferencias, pero también las singularidades y ese camino podría guiarnos hacia valoraciones más justas del panorama underground cubano. En esto también queda mucho por hacer.

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