Obsesionada con la perfección
9 de febrero de 2015
La música de Yanay Buxadó Garzón fascina desde el mismo instante en que se le escucha. Asombra la elegancia y armonía con que se engarza la tradición y el presente, la definida vitalidad de los ritmos con la fuerza expresiva del jazz para entregarnos un resultado inobjetablemente cubano.
Yanay, graduada de música en la especialidad de saxofón de la Escuela Nacional de Arte, nos comenta sus experiencias. “Comencé estudiando piano. A los 7 años de edad mi madre me buscó varios profesores particulares. En mi adolescencia me influyeron Chucho Valdés, Charlie Parker y Dave Koz. Por aquellos años fundé mi propio proyecto, sin nombre, con compañeros de aula de la secundaria básica entre los que se encontraban Robertico el guitarrista de Interactivo y Eylin percusionista laureada internacionalmente. Interpretábamos instrumentales que rondaban el smooth jazz”.
“El piano fue mi primer amor, pero finalmente me decidí por el saxofón. Mientras estudiaba toqué en numerosas actividades particulares con grupos que me invitaban, sin que me pagaran, simplemente para ganar experiencia. Desde pequeña siempre estuve obsesionada con alcanzar un sonido perfecto. Me ha costado mucho reconocer cuál es mi sonido, sus peculiaridades y similitudes con los clásicos ya me quedaron claras”.
“Cuando me gradué hice el servicio social en una escuela en el municipio Güira de Melena dando clases de saxofón. Pasé muchísimo trabajo pues estaba bastante lejos de mi casa y mi familia. Pero tenía otros alicientes porque al mismo tiempo estaba en el grupo femenino Karina y Musicalé, y en Rico Son, conjuntos de música bailable. Además, colaboré con Lázaro Valdés”.
“Me gustan todos los tipos de saxofón aunque sólo puedo tocar dos porque son los que tengo. Esos instrumentos son muy difíciles de conseguir en Cuba. Uno de mala calidad cuesta más de 270 CUC que es un precio impagable para los cubanos. Ni pensar en los de buena calidad que rondan los 800. ¡Imagínate, una boquilla profesional cuesta 100! Con lo poco que gano no puedo darme esos lujos. Si esta situación algún día cambia, por supuesto que tocaré todos los saxofones”.
“Recientemente terminé mi disco Track 7, una producción totalmente independiente que me llevó tres años de mi vida. Lo grabé en un estudio que queda en la calle 23 entre B y C, con el productor David Carrillo. Todos los temas son de mi autoría e interpreto ritmos latinos y jazz afrocubano. Trabajaron conmigo Ernesto Egües en la percusión, Ian González en la darbuka, Silvano en la trompeta, Yuri Vázquez en el bajo, y Karen, uno de los cantantes de los Zafiros, participa en un tema. Yo toqué piano, saxo alto y tenor”.
“Quise hacer primero un disco y después si funcionaba mi trabajo, fundar un grupo. al revés de lo que han hecho otros amigos músicos porque quise ser innovadora y no repetir otras fórmulas que no han funcionado. Esa es la vía a la que recurrí para llamar la atención”.
“Mi demo consta de 12 temas que rondan el latin jazz, guaracha son y la música brasileña. Aunque me llaman la atención todas las vertientes del jazz. Este trabajo lo hice para llamar la atención, si a alguien le interesa el proyecto y quiere apadrinarnos, trabajarían los mismos músicos que estuvieron en el disco”.
“También incursiono en un dúo de piano y saxofón con Yenia Pimentel. No tenemos mucho trabajo porque no tenemos papeles para poder cobrar y la promoción del jazz en los medios es insuficiente. Vivo de lo que me da mi familia. Me mantienen, ya que lo que gano como músico no me da para comer”.
“Casi todo de lo que hago proviene de escucharme en los ensayos que hago sola en mi casa, pero a veces me inclino por las improvisaciones espontáneas. He aprendido a hacer muchísimas cosas en los cambios de nota, aunque prefiero relacionarlas con el momento y la banda que me acompaña”.
“Mi mayor deseo es tener grupo propio para poder interpretar los géneros de mi preferencia y así alcanzar un desarrollo intenso en mi música con una flexibilidad artística que me lleve al éxito”.
Comentarios Dejar un comentario
9 de febrero de 2015
La música de Yanay Buxadó Garzón fascina desde el mismo instante en que se le escucha. Asombra la elegancia y armonía con que se engarza la tradición y el presente, la definida vitalidad de los ritmos con la fuerza expresiva del jazz para entregarnos un resultado inobjetablemente cubano.
Yanay, graduada de música en la especialidad de saxofón de la Escuela Nacional de Arte, nos comenta sus experiencias. “Comencé estudiando piano. A los 7 años de edad mi madre me buscó varios profesores particulares. En mi adolescencia me influyeron Chucho Valdés, Charlie Parker y Dave Koz. Por aquellos años fundé mi propio proyecto, sin nombre, con compañeros de aula de la secundaria básica entre los que se encontraban Robertico el guitarrista de Interactivo y Eylin percusionista laureada internacionalmente. Interpretábamos instrumentales que rondaban el smooth jazz”.
“El piano fue mi primer amor, pero finalmente me decidí por el saxofón. Mientras estudiaba toqué en numerosas actividades particulares con grupos que me invitaban, sin que me pagaran, simplemente para ganar experiencia. Desde pequeña siempre estuve obsesionada con alcanzar un sonido perfecto. Me ha costado mucho reconocer cuál es mi sonido, sus peculiaridades y similitudes con los clásicos ya me quedaron claras”.
“Cuando me gradué hice el servicio social en una escuela en el municipio Güira de Melena dando clases de saxofón. Pasé muchísimo trabajo pues estaba bastante lejos de mi casa y mi familia. Pero tenía otros alicientes porque al mismo tiempo estaba en el grupo femenino Karina y Musicalé, y en Rico Son, conjuntos de música bailable. Además, colaboré con Lázaro Valdés”.
“Me gustan todos los tipos de saxofón aunque sólo puedo tocar dos porque son los que tengo. Esos instrumentos son muy difíciles de conseguir en Cuba. Uno de mala calidad cuesta más de 270 CUC que es un precio impagable para los cubanos. Ni pensar en los de buena calidad que rondan los 800. ¡Imagínate, una boquilla profesional cuesta 100! Con lo poco que gano no puedo darme esos lujos. Si esta situación algún día cambia, por supuesto que tocaré todos los saxofones”.
“Recientemente terminé mi disco Track 7, una producción totalmente independiente que me llevó tres años de mi vida. Lo grabé en un estudio que queda en la calle 23 entre B y C, con el productor David Carrillo. Todos los temas son de mi autoría e interpreto ritmos latinos y jazz afrocubano. Trabajaron conmigo Ernesto Egües en la percusión, Ian González en la darbuka, Silvano en la trompeta, Yuri Vázquez en el bajo, y Karen, uno de los cantantes de los Zafiros, participa en un tema. Yo toqué piano, saxo alto y tenor”.
“Quise hacer primero un disco y después si funcionaba mi trabajo, fundar un grupo. al revés de lo que han hecho otros amigos músicos porque quise ser innovadora y no repetir otras fórmulas que no han funcionado. Esa es la vía a la que recurrí para llamar la atención”.
“Mi demo consta de 12 temas que rondan el latin jazz, guaracha son y la música brasileña. Aunque me llaman la atención todas las vertientes del jazz. Este trabajo lo hice para llamar la atención, si a alguien le interesa el proyecto y quiere apadrinarnos, trabajarían los mismos músicos que estuvieron en el disco”.
“También incursiono en un dúo de piano y saxofón con Yenia Pimentel. No tenemos mucho trabajo porque no tenemos papeles para poder cobrar y la promoción del jazz en los medios es insuficiente. Vivo de lo que me da mi familia. Me mantienen, ya que lo que gano como músico no me da para comer”.
“Casi todo de lo que hago proviene de escucharme en los ensayos que hago sola en mi casa, pero a veces me inclino por las improvisaciones espontáneas. He aprendido a hacer muchísimas cosas en los cambios de nota, aunque prefiero relacionarlas con el momento y la banda que me acompaña”.
“Mi mayor deseo es tener grupo propio para poder interpretar los géneros de mi preferencia y así alcanzar un desarrollo intenso en mi música con una flexibilidad artística que me lleve al éxito”.
Comentarios Dejar un comentario
- No hay comentarios en este momento.