Movimiento musical underground y organizaciones en Cuba
23 de febrero de 2015
El movimiento musical underground cubano, las políticas y los grupos de interés (aficionados al movimiento), en ocasiones son comparados considerando que reproducen diferentes estilos de organización. No obstante, la diferencia entre movimiento musical underground en la isla y organización, por ejemplo La Agencia Cubana del Rap (ACR), no consiste principalmente en las diferencias entre características organizacionales o patrones de conducta, sino en el hecho de que el movimiento musical underground no es propiamente una organización. Existen redes de interacción entre los distintos actores que pueden circunscribir organizaciones formales o no, dependiendo de las circunstancias.
Estas organizaciones y vamos a centrarnos en la ACR quien se encarga del movimiento de rap y hip hop, conceptualmente representa de manera simbólica en la mayoría de los casos, los intereses de la música cubana, específicamente los que lleva a cabo el movimiento musical underground, pero respondiendo con absolutismo más a los intereses del Estado que a los del movimiento en sí.
Esto por supuesto, limita las posibilidades evolutivas del universo musical underground, pues una agencia de música debe tener dentro de su objeto común las editoriales necesarias para la promoción de los mismos, recordemos la desaparición de la revista Movimiento, así como la representación máxima del quehacer de los músicos que forman parte de su catálogo de artistas.
Por ende, la ACR a pesar de sus apariencias dominantes, no figura ni tributa totalmente al desarrollo del movimiento. Sin duda, el movimiento musical underground puede formar parte de ella, pero los dos no van de la mano ya que reflejan principios organizacionales diferentes. Desde fuera puede parecer que existe una relación funcional entre ellos, pero la penosa realidad es que existe un lamentable divorcio. Una reconciliación entre las organizaciones y el movimiento musical underground en Cuba proporcionaría un futuro visible y prospero para ambos.
La asociación en la Cuba actual no captura en realidad los procesos de interacción mediante los cuales el movimiento musical underground con sus diferentes identidades y orientaciones, llega a elaborar un sistema de valores y creencias compartidas y un sentido de pertenencia que excede los límites de la misma, manteniendo al mismo tiempo su especificidad y sus rasgos distintivos.
El movimiento musical underground cubano es, por concepto, un fenómeno fluido y resistente a formas de organización estática. En efecto, en las diferentes etapas de su formación y consolidación prevalece un sentido de pertenencia colectivo sobre los vínculos de solidaridad, lealtad y resistencia que profesan, diferentes a los de la organización.
El movimiento musical underground tiende a frenarse cuando las identidades organizacionales comienzan a dominar, o cuando formar parte de ellas se refiere principalmente, a los intereses de la propia organización y sus componentes, más que a un colectivo amplio con fronteras borrosas. La imbricación de los músicos es esencial. Una de sus características es el sentido de estar implicados en una empresa colectiva sin tener que pertenecer a ninguna organización específica. Objetivamente hablando, el movimiento musical underground no tiene miembros, sino participantes.
La participación del individuo, alejada de lealtades organizacionales específicas, no está necesariamente limitada al objetivo único de protesta. También pretende distintas formas de interacción pública como eventos, conciertos, festivales, entre otros. Ello permitiría la posibilidad de que distintos tipos de personas y grupos puedan apoyar al movimiento underground musical promoviendo y dando a conocer sus ideas y sus puntos de vista en los medios de comunicación, como es el caso de PMU.
Por tanto, la pertenencia y la participación dentro del movimiento musical underground permiten grados diferentes, de modo que no puede decirse que exista una única manera de participar o de conectarse. Todos los músicos underground en su naturaleza diversa refuerzan el sentimiento de pertenencia y de identidad.
Si aceptamos que el movimiento musical underground cubano es metódicamente distinto de las organizaciones, aunque eventualmente sus integrantes pueden formar parte de ellas, es preciso distinguir qué forma parte del y qué no. Cualquier organización que cumpla con los requisitos anteriores (conflicto, interacciones con otros actores, recurso a la protesta e identidad colectiva) puede ser considerada parte tributaria del movimiento underground, específicamente del musical. Y estaríamos hablando entonces, de un matrimonio funcional entre las partes.
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23 de febrero de 2015
El movimiento musical underground cubano, las políticas y los grupos de interés (aficionados al movimiento), en ocasiones son comparados considerando que reproducen diferentes estilos de organización. No obstante, la diferencia entre movimiento musical underground en la isla y organización, por ejemplo La Agencia Cubana del Rap (ACR), no consiste principalmente en las diferencias entre características organizacionales o patrones de conducta, sino en el hecho de que el movimiento musical underground no es propiamente una organización. Existen redes de interacción entre los distintos actores que pueden circunscribir organizaciones formales o no, dependiendo de las circunstancias.
Estas organizaciones y vamos a centrarnos en la ACR quien se encarga del movimiento de rap y hip hop, conceptualmente representa de manera simbólica en la mayoría de los casos, los intereses de la música cubana, específicamente los que lleva a cabo el movimiento musical underground, pero respondiendo con absolutismo más a los intereses del Estado que a los del movimiento en sí.
Esto por supuesto, limita las posibilidades evolutivas del universo musical underground, pues una agencia de música debe tener dentro de su objeto común las editoriales necesarias para la promoción de los mismos, recordemos la desaparición de la revista Movimiento, así como la representación máxima del quehacer de los músicos que forman parte de su catálogo de artistas.
Por ende, la ACR a pesar de sus apariencias dominantes, no figura ni tributa totalmente al desarrollo del movimiento. Sin duda, el movimiento musical underground puede formar parte de ella, pero los dos no van de la mano ya que reflejan principios organizacionales diferentes. Desde fuera puede parecer que existe una relación funcional entre ellos, pero la penosa realidad es que existe un lamentable divorcio. Una reconciliación entre las organizaciones y el movimiento musical underground en Cuba proporcionaría un futuro visible y prospero para ambos.
La asociación en la Cuba actual no captura en realidad los procesos de interacción mediante los cuales el movimiento musical underground con sus diferentes identidades y orientaciones, llega a elaborar un sistema de valores y creencias compartidas y un sentido de pertenencia que excede los límites de la misma, manteniendo al mismo tiempo su especificidad y sus rasgos distintivos.
El movimiento musical underground cubano es, por concepto, un fenómeno fluido y resistente a formas de organización estática. En efecto, en las diferentes etapas de su formación y consolidación prevalece un sentido de pertenencia colectivo sobre los vínculos de solidaridad, lealtad y resistencia que profesan, diferentes a los de la organización.
El movimiento musical underground tiende a frenarse cuando las identidades organizacionales comienzan a dominar, o cuando formar parte de ellas se refiere principalmente, a los intereses de la propia organización y sus componentes, más que a un colectivo amplio con fronteras borrosas. La imbricación de los músicos es esencial. Una de sus características es el sentido de estar implicados en una empresa colectiva sin tener que pertenecer a ninguna organización específica. Objetivamente hablando, el movimiento musical underground no tiene miembros, sino participantes.
La participación del individuo, alejada de lealtades organizacionales específicas, no está necesariamente limitada al objetivo único de protesta. También pretende distintas formas de interacción pública como eventos, conciertos, festivales, entre otros. Ello permitiría la posibilidad de que distintos tipos de personas y grupos puedan apoyar al movimiento underground musical promoviendo y dando a conocer sus ideas y sus puntos de vista en los medios de comunicación, como es el caso de PMU.
Por tanto, la pertenencia y la participación dentro del movimiento musical underground permiten grados diferentes, de modo que no puede decirse que exista una única manera de participar o de conectarse. Todos los músicos underground en su naturaleza diversa refuerzan el sentimiento de pertenencia y de identidad.
Si aceptamos que el movimiento musical underground cubano es metódicamente distinto de las organizaciones, aunque eventualmente sus integrantes pueden formar parte de ellas, es preciso distinguir qué forma parte del y qué no. Cualquier organización que cumpla con los requisitos anteriores (conflicto, interacciones con otros actores, recurso a la protesta e identidad colectiva) puede ser considerada parte tributaria del movimiento underground, específicamente del musical. Y estaríamos hablando entonces, de un matrimonio funcional entre las partes.
Comentarios Dejar un comentario
- Siempre Positiva
- 9 de marzo, 2015 3:12 pm (GMT-5:00)
- Estoy totalmente de acuerdo con los criterios de este articulo, aunque hay cuestiones mas profundas que se podrian analizar que dan al traste al este fenomeno pero en sintesis es cierto lo planteado.
- 9 de marzo, 2015 3:12 pm (GMT-5:00)