Soñar hasta el último suspiro



Una vida comienza con suspiros. Suspiros que luego se convierten en sueños. Sueños por los cuales algunos luchan con todas sus fuerzas. Darío Aguiar Sallent, nacido en La Habana y criado en Artemisa hasta sus 15 años, se encuentra ahora en su provincia de nacimiento luchando arduamente por esos suspiros, que llegado su momento se convirtieron en sueños.

Todo comenzó hace aproximadamente dos años cuando Darío se presenta a un casting para participar durante todo el verano en el programa televisivo Conexión. Durante el casting, Darío le propone al director del programa leer uno de sus poemas, lo cual le fue permitido. Dicho poema fue todo un éxito por lo que decidió convertirlo en una canción, su primera canción. Buscó ayuda en su actual compañero de banda y guitarrista El Rojo, y juntos hicieron la canción que hoy día está sonando en el programa, titulada: “Los chicos de conexión”.

Luego de esta experiencia totalmente nueva, Darío comienza a luchar por un nuevo sueño: cantar y tener una banda, que más adelante pudo formar y la llamó Foxy. Ahora se encuentra como director y vocalista principal de dicha banda, la cual está compuesta por tres integrantes.

Al comenzar este proyecto comenzaron nuevos retos y tuvo que trazarse nuevas metas de superación personal, por lo que buscó un profesor de canto para ayudarlo a educar su voz, pues hasta el momento no había recibido ninguna clase de música. Actualmente se encuentra aprendiendo a tocar guitarra, pues según nos dice le encantaría en un futuro no muy lejano, defenderse a guitarra limpia.

Ante la interrogante de dónde se presentan nos comenta: “aún tenemos mucho trabajo por delante, pues todavía no tenemos una peña fija, pero aún así esto no nos ha detenido”. Y es claro que no, pues han tocado en lugares como el Maxim Rock y el cine 23 y 12, y ahora quisieran comenzar un proyecto para presentarse en cada una de las facultades de la Universidad de La Habana.

Algunas de sus aspiraciones con respecto a la banda serían llegar a tocar en todos los centros nocturnos de La Habana, dar un concierto en la escalinata de la Universidad y salir de gira por Latinoamérica. Hacer letras inteligentes, crear pautas, ser reconocidos y sobre todo comprometerse con su público. Al comentarnos que aspiraban dar una gira por Latinoamérica, algunos de los presentes sonreímos y Darío también lo hizo: “voy a luchar para hacerlo realidad pues nada es imposible si lo intentas, no quiero que me oigan sólo en Cuba. Quiero llevar mi mensaje un poco más allá. Me encanta lo que hago, más allá de la fama y el dinero”.

Todos los temas que tocan son escritos por Darío y están dirigidos a los jóvenes en general, aunque ahora se está enfocando mucho más en el público universitario, haciendo sus letras un poco más serias y tomando como referencia temas sociales, aunque eso le provoque algún que otro problema.

De todas sus canciones una de sus favoritas es “El Payaso de mi estrés”, una canción que hizo en un momento de crisis y compartió con nosotros un fragmento de la letra: “Ríes de una muñeca con cáncer que alimenta un endeble corcel, sigues siendo el mismo de antes, el payaso de mi estrés”.

Una de las dificultades más grandes que le ha traído a Darío este estilo de vida ha sido llevar a la par el grupo y la escuela, pues ahora se encuentra cursando el primer año de la carrera de Sociología, en la Universidad de La Habana, y a veces le resulta difícil la concentración, pero también le ha traído mucha vibra positiva pues ha crecido como persona, se ha superado y ha aprendido mucho de la vida.

Todos tenemos en nuestra vida a alguien a quien admiramos o alguien en quien nos inspiramos para realizar nuestros sueños y metas, y Darío no forma parte de la excepción de esta regla. “Me ha inspirado mucho la personalidad de Leoni Torres y su forma de afrontar las barreras. Además, me gusta muchísimo como canta, es un referente que tengo. Me gustaría lograr lo que él ha logrado y un poco más”.

A Darío siempre le ha gustado ser él mismo mientras canta y es muy inquieto en el escenario ya que salta, corre, baila y hace lo que siente. Como el mismo se describe, es un muchacho lleno de vida y sueños, pero sobre todo muy determinado a llevarlos a cabo y cumplirlos. Darío se encierra a sí mismo en una palabra: luchador, pero no estaría de más agregarle el calificativo de: arriesgado. Su actitud es digna de admirar, pues no ha dejado de perseverar y nunca deja de estar enfocado. Sólo queda desearle suerte y cerrar con su frase favorita: “sólo espero dejar de soñar el día que de mi último suspiro”.

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