Cucharadas de fe y esperanza



Esta vez no me encontraba en la Habana, por motivos profesionales mi destino final era llegar a Bayamo, en Granma. Pero de pasada por Ciego de Ávila, específicamente en el municipio Chambas, me tropecé con Yosvany, con quien ya había compartido en viajes anteriores y siempre había quedado pendiente una entrevista. De su persona no se puede hacer otra descripción que no sea la de un muchacho intranquilo, conversador, inteligente, creativo y con muchas ganas de componer y hacer buena música.

“El ritmo lo llevo en la sangre. Mi papá y mi abuelo eran músicos de pura cepa, aunque para nada seguí sus estilos, ya que ellos más bien tocaban ritmos tradicionales. Creo que soy más bien de la nueva trova por decirlo de alguna manera, aunque me considero partícipe de un movimiento posterior a ella, pues no creo que tengamos el mismo mensaje en nuestras letras que en un momento dado quiso dar Pablo Milanés o Silvio Rodríguez”.

Al oír este comentario quede lógicamente intrigado acerca del movimiento hablado por Yosvany y la proyección de sus letras, a lo que respondió sin vacilar: “En todo Cuba existen trovadores posteriores a la época de Silvio. Creo que la nueva trova marcó una pauta importante en la mente de muchos jóvenes, pero hoy en día la situación del país es totalmente diferente. Eran tiempos de consagración, de sacrificio, de creer en un sistema, en un gobierno. Hoy en día los cubanos no estamos tan unidos ni somos tan iguales, hay muchas carencias para unos y riquezas para otros. En palabras objetivas, han surgido clases sociales que han conllevado a graves problemas… y bueno, ahí está nuestro actual compromiso, componer sobre lo mal hecho y por qué no, sobre la esperanza de tener un mañana feliz”.

Complacido con la respuesta, ahora me mataba la curiosidad acerca de cómo hacía este joven trovador para promover y divulgar su música. “Es un tema complicado, pues se me hace fácil y difícil a la misma vez. Fácil porque no vivo en una gran ciudad y es sencillo darme a conocer entre mi pueblo, ya que de boca en boca se riegan mis presentaciones, pero al mismo tiempo resulta un poco engorroso darme a conocer fuera de la provincia, pues no tengo Internet ni forma de hacer publicidad sobre lo que hago. Una vez tuve la oportunidad de presentarme en la Habana, en el teatro Carlos Marx, pues había un festival de trova, pero para ser honesto, no creo que nadie se acuerde de mí en la capital”.

Y efectivamente, el tema del poco acceso a los medios de comunicación interactivos que tienen los cubanos es letal para muchos que quieren dar a conocer su arte. “Creo que se deberían abrir más canales de interacción, la comunicación a nivel global dejó de ser lineal hace muchos años. La Internet no es un lujo, es una necesidad, y fuera de la Habana es muy difícil tener acceso a ella. Si yo tuviera Internet pudiera hacerme de un público, pudiera darme a conocer y todo ello sin contar con grandes recursos económicos. Ahora mismo existe el llamado ‘paquete semanal’, pero igual aquí no llega tan fácilmente. Aunque realmente aplaudo la idea, creo que es una buena alternativa para el cubano pobre”.

Ya eran pasadas las dos de la tarde y mi destino final no era Chambas, por lo cual tenía que seguir adelante, no sin antes ser invitado a un buen café y a la vez escuchar el último tema compuesto por Yosvany. “Esta última canción es dedicada a una nación con ansias de crecimiento. Fue hecho con cucharadas de fe y esperanza, y espero algún día que muchos fuera de mi provincia lo puedan escuchar”.

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