Arrabio es 100% underground: un estilo de vida y otras aseveraciones (Parte II)



Concebir el punk como un estilo de vida, basado en el respeto a la familia, a los amigos, sin dejar de ser críticos y directos, es una idea que sostienen muy en alto los muchachos de Arrabio. Decíamos que en la comunión de tales conceptos entre sus integrantes puede estar la clave de la permanencia de la banda en el movimiento de rock nacional. Ante la sinceridad con que fluyó la conversación que sostuvimos y aprovechando la vasta experiencia de sus miembros como invitados de numerosos festivales de rock nacionales, conversamos también sobre la evolución de estos encuentros.

Acerca del Festival Ciudad Metal que se realiza cada año en la ciudad de Santa Clara, plataforma que por mucho tiempo resultó esencial para el debut de agrupaciones underground cubanas, nos decían: “El Ciudad Metal ahora, por desgracia, va en decadencia. Tremenda lástima porque es el primer festival de rock and roll en Cuba. Al inicio iba gente de todas las provincias, ahora son los menos. En el 2005 creo que fue el último gran festival. Creemos que uno de los grandes problemas de los festivales es el presupuesto. Para eso se necesita una logística grande y eso falta. Independientemente de que hay grupos que no cobran un centavo por la actuación, pero el hospedaje, la alimentación y el transporte se dificultan muchísimo”. A estas observaciones, quien suscribe también asidua de dichos encuentros anuales, debe agregar que falta además, una infraestructura citadina que permita recibir a un público proveniente de los rincones más insospechados.

También están las armas de doble filo. “En estos momentos se invitan bandas que pertenecen a la Agencia Cubana de Rock y a ellos hay que pagarle sumas respetables de dinero que limitan los recursos que se pueden destinar a otras necesidades del evento. Así por ejemplo, el último festival de Matanzas al que asistimos, no quedó mejor preparado por todo el dinero que tuvo que destinarse al pago de bandas como Hipnosis, Zeus o Escape. No es que lo veamos con desprecio o peyorativamente, al contrario, ojalá que todos los artistas fueran tratados así, pero hablamos de la planificación. Allí en Matanzas por ejemplo, falló el transporte hasta el campismo donde tenía lugar el festival porque el presupuesto no alcanzaba, por ende todas las bandas tocaron para los mismos músicos que estaban allí y algún que otro espectador”.

Estas cuestiones logísticas y otras de índole generacional han llevado a que “la gente está llegando bastante poco a los conciertos. El rockero de ahora no vive la pasión de aquellos años que vivimos nosotros. Ha habido un cambio drástico para mal en este sentido”. Esa idea se relacionó directamente con otra que está muy ligada a los artistas: la profesionalización. Muchos músicos cubanos están luchando a brazo partido por hacerse profesionales para lograr entre otras ventajas, contratos fijos en sitios nocturnos y promoción institucional. Daimel nos decía: “mientras más gente te conozca, mejor. Si yo te dijera que no me interesa que me conozcan en toda Cuba, sería un mentiroso, yo lo quisiera, nadie puede negar que quisiera eso”.

No obstante, para Arrabio prevalecen otras concepciones. “Hace un año, en junio, que emitieron la carta de nuestra profesionalización, sin embargo, no tenemos ningún contrato. La música que hacemos nosotros no se comercializa y no nos interesa convertirla en algo comercializable. Arrabio fue Arrabio desde un primer momento y ahora no vamos a dejar de ser lo que somos. No estamos dispuestos a montar un repertorio de covers de Los Beatles por ejemplo, para cantar en el Yesterday”, (club nocturno ubicado en el centro de la ciudad de Trinidad alegórico al reconocido grupo inglés). Porque para ellos no se trata de ganar dinero, sino de ganarse un público.

Parte importante de ese camino lo tienen andado a raíz de la distribución por cuenta propia de sus producciones musicales. “El primer demo que hicimos se llamó Punto y tenía siete temas. Después, grabamos Así las cosas con tres temas y el último disco titulado Hecho en Trinidad, recoge las mejores canciones de los demos anteriores y otras cuatro nuevas. Punto se grabó en la casa de un amigo de nosotros de aquí. La batería se secuenció. Las guitarras y bajo se grabaron con una minidisco en una habitación. El segundo con el mismo amigo y el mismo sistema. Entonces los repartimos entre los socios. Cuando aquello (se refiere a los dos primeros) no teníamos memory flash, ni nada. La gente se lo fue pasando. Eso trajo que en los conciertos cantaran nuestras canciones”.

La manera desinteresada y seria que sustenta la música de Arrabio ha contribuido a que muchos se interesen y respeten su trabajo.

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