Abrazando verdades
9 de marzo de 2015
El primer rapero que conocí me dijo una vez que para componer sólo necesitaba contar lo que sucedía a su alrededor, pues de eso se trataba, de contar historias cotidianas, sobre todo de los problemas porque era eso lo que el público quería escuchar.
Si algo identifica a la música underground cubana es el contenido de las letras de sus canciones. Palabras profundas, sencillas y que cuentan hechos bien reales. Ésas son las que componen la estructura -casi en su totalidad- de los temas que interpretan los defensores del hip hop, un poco marginados, aparte de por su estilo a la hora de vestir, por lo que dicen en sus canciones. El rap, más que música, es una expresión. Sus letras son el centro de atención al barrio, a la gente, a la identidad social y la idiosincrasia misma. A través de ellas el rapero abraza verdades, comunica, critica, defiende e incluso algunas veces, convence.
Y es que como dije en uno de mis artículos: “los raperos dicen lo que quieren decir a veces a su manera”. Y es que si no siempre la manera es la más correcta, ni el lugar el más idóneo, también es cierto que muchos no están preparados para escuchar cosas que a la larga, son muy ciertas. Y es que a diferencia de artistas de otros géneros, los raperos no adornan tanto lo que quieren decir, ni usan palabras rebuscadas y esto quizás, también es uno de los síntomas de la marginalidad que sufren, pues muchas veces usan un lenguaje incorrecto y que al contrario de lo que todos creen, pocos raperos defienden.
No obstante, podemos tener acceso a letras que lejos de la vulgaridad y un lenguaje banal nos ofrecen más que historias, realidades. Tomemos como primer ejemplo el tema “Lo rico de ser pobre”, de Bárbaro “el Urbano” Vargas, donde nos cuenta de todo aquello que otros poseen y deseamos, sin percatarnos de las cosas valiosas que tenemos delante: “…Y lo más rico que yo tengo es que no me siento pobre,\ pobre del que mal se sienta por no ser rico.\ Y es que el rico necesita cosas que tienen los pobres\ y los pobres no la pueden comprar ni siendo ricos.\ Lo más rico que tienen los pobres es que sin ser ricos\ hacen cosas que ni los ricos pueden hacer.\ Los más pobres, a mi entender, a veces son los ricos\ que piensan solo en rico con lo rico que es querer…\”. Éste estribillo, acompañado de una muy buena base musical, es la espina dorsal del tema donde se nos recuerdan cosas como: “…algunos mientras más tienen menos felices son\ porque la vida no es una compra ni el amor una inversión…”; u otras situaciones que viven en carne propia los raperos cuando dice: “…a mí me conocen poco pa’ lo mucho que yo grabo\ y hay muchos que graban poco y los conocen en to’s lados…”.
Otros que reflejan una realidad actual en sus canciones es el grupo Con100cia, quienes en su tema “La basura” nos hablan sobre el tema de la orientación sexual: “…no se deben censurar porque piensen diferente\ se sienten bien nadando contra la corriente.\ Pues, adelante, vivan la vida a su modo\ si el mundo pa’ que sea mundo tiene que haber de todo\”.
Podría incluso hablar de la canción “Igual que tú”, de un Primera Base de 1995, donde hacen homenaje a Malcolm X, defensor de los derechos de los afroamericanos y luchador contra la discriminación racial que existía en su país. Creo que podría preguntarle a cualquier artista actual quién es Malcolm X y pocos sabrían responder, entonces, ¿por qué rechazamos al hip hop cubano?
Aunque suene a disco rayado, no es menos cierto que el público cubano a veces se acostumbra a los discursos insignificantes y chabacanos que nos ofrecen actuales canciones de reggaetón, que no ponen en la radio, pero bien que podemos escuchar en cualquier esquina sin que nadie se queje. Puede parecer irónico, pero a este también lo criticamos y sin embargo, lo aceptamos y le abrimos las puertas.
No quedan dudas, el rap nos dice cosas. Como al profesor que se encuentra frente a la clase, sólo falta prestarle la debida atención.
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9 de marzo de 2015
El primer rapero que conocí me dijo una vez que para componer sólo necesitaba contar lo que sucedía a su alrededor, pues de eso se trataba, de contar historias cotidianas, sobre todo de los problemas porque era eso lo que el público quería escuchar.
Si algo identifica a la música underground cubana es el contenido de las letras de sus canciones. Palabras profundas, sencillas y que cuentan hechos bien reales. Ésas son las que componen la estructura -casi en su totalidad- de los temas que interpretan los defensores del hip hop, un poco marginados, aparte de por su estilo a la hora de vestir, por lo que dicen en sus canciones. El rap, más que música, es una expresión. Sus letras son el centro de atención al barrio, a la gente, a la identidad social y la idiosincrasia misma. A través de ellas el rapero abraza verdades, comunica, critica, defiende e incluso algunas veces, convence.
Y es que como dije en uno de mis artículos: “los raperos dicen lo que quieren decir a veces a su manera”. Y es que si no siempre la manera es la más correcta, ni el lugar el más idóneo, también es cierto que muchos no están preparados para escuchar cosas que a la larga, son muy ciertas. Y es que a diferencia de artistas de otros géneros, los raperos no adornan tanto lo que quieren decir, ni usan palabras rebuscadas y esto quizás, también es uno de los síntomas de la marginalidad que sufren, pues muchas veces usan un lenguaje incorrecto y que al contrario de lo que todos creen, pocos raperos defienden.
No obstante, podemos tener acceso a letras que lejos de la vulgaridad y un lenguaje banal nos ofrecen más que historias, realidades. Tomemos como primer ejemplo el tema “Lo rico de ser pobre”, de Bárbaro “el Urbano” Vargas, donde nos cuenta de todo aquello que otros poseen y deseamos, sin percatarnos de las cosas valiosas que tenemos delante: “…Y lo más rico que yo tengo es que no me siento pobre,\ pobre del que mal se sienta por no ser rico.\ Y es que el rico necesita cosas que tienen los pobres\ y los pobres no la pueden comprar ni siendo ricos.\ Lo más rico que tienen los pobres es que sin ser ricos\ hacen cosas que ni los ricos pueden hacer.\ Los más pobres, a mi entender, a veces son los ricos\ que piensan solo en rico con lo rico que es querer…\”. Éste estribillo, acompañado de una muy buena base musical, es la espina dorsal del tema donde se nos recuerdan cosas como: “…algunos mientras más tienen menos felices son\ porque la vida no es una compra ni el amor una inversión…”; u otras situaciones que viven en carne propia los raperos cuando dice: “…a mí me conocen poco pa’ lo mucho que yo grabo\ y hay muchos que graban poco y los conocen en to’s lados…”.
Otros que reflejan una realidad actual en sus canciones es el grupo Con100cia, quienes en su tema “La basura” nos hablan sobre el tema de la orientación sexual: “…no se deben censurar porque piensen diferente\ se sienten bien nadando contra la corriente.\ Pues, adelante, vivan la vida a su modo\ si el mundo pa’ que sea mundo tiene que haber de todo\”.
Podría incluso hablar de la canción “Igual que tú”, de un Primera Base de 1995, donde hacen homenaje a Malcolm X, defensor de los derechos de los afroamericanos y luchador contra la discriminación racial que existía en su país. Creo que podría preguntarle a cualquier artista actual quién es Malcolm X y pocos sabrían responder, entonces, ¿por qué rechazamos al hip hop cubano?
Aunque suene a disco rayado, no es menos cierto que el público cubano a veces se acostumbra a los discursos insignificantes y chabacanos que nos ofrecen actuales canciones de reggaetón, que no ponen en la radio, pero bien que podemos escuchar en cualquier esquina sin que nadie se queje. Puede parecer irónico, pero a este también lo criticamos y sin embargo, lo aceptamos y le abrimos las puertas.
No quedan dudas, el rap nos dice cosas. Como al profesor que se encuentra frente a la clase, sólo falta prestarle la debida atención.
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