Creadores independientes del underground ante creadores patentizados



La música ha sido la actividad cultural más beneficiada por la evolución del derecho de autor, y desde la aparición de la grabación y reproducción electrónicas, la mayor parte de los derechos de autor derivados de la utilización de material protegido en los medios de comunicación de masas han correspondido a los músicos, por lo menos hasta el presente. Sólo en este siglo, era de los medios de comunicación, el derecho de autor ha cobrado una enorme importancia para los creadores de obras independientes.

La relación entre el derecho de autor de los independientes y los medios de comunicación en Cuba, no prolifera. En una sociedad caracterizada por una cierta afluencia musical, por la evolución de los sistemas de seguridad social a cargo del estado, una realidad sociopolítica y sociológica que en modo alguno puede pasarse por alto es que son muy escasos los compositores independientes.

La razón no estriba únicamente en las dificultades específicas de la composición independiente de música underground, como por ejemplo la necesidad de crear las propias obras y de difundirlas entre las casas productoras independientes para incrementar el número discográfico y los correspondientes ingresos; o en los problemas que plantea la competencia de las obras producidas con grandes medios técnicos industriales, sino en el hecho de que los creadores independientes tienen muy escasas posibilidades de disfrutar los beneficios de un sistema de seguridad social según la mayoría de las legislaciones.

Existe en Cuba una marcada diferencia entre los músicos que pertenecen a una institución y los independientes underground, desfavorable para ambos. El músico que pertenece a una agencia gana en seguridad social, pero pierde la libertad de creación. Así mismo y de modo viceversa les sucede a los músicos underground. Una frecuente incompatibilidad contraproducente para el desarrollo de la música en general.

La movilidad profesional de los artistas independientes no sólo es necesaria para los medios de comunicación de masas, los festivales y las políticas institucionales, sino que supone también una ventaja para el propio artista. Es cierto que la máxima seguridad y promoción se logra trabajando para el estado, pero se pierde al mismo tiempo toda posibilidad de diversificación.

Al no existir la seguridad social que le garantice al músico independiente la patente de su creación, los músicos underground permanecen corriendo el riesgo de que su música sea plagiada y/o promovida sin remuneración alguna. En ocasiones, los artistas independientes participan como invitados a eventos de solistas o agrupaciones asentados a una agencia con el único motivo de tener la posibilidad de promover al menos un tema de su repertorio.

En Cuba, todos los compositores independientes de música underground no tienen más alternativa que conformar su banda con la instrumentación requerida, pagar las producciones en las casas productoras independientes y promover dicho trabajo, únicamente con sus propios esfuerzos y recursos económicos.

Por ello, los compositores de música underground muchas veces se ven obligados, en mayor medida que los que están patentizados por una agencia o institución, a desempeñar alguna otra ocupación paralela, convirtiéndose en profesores o críticos de música por cuenta propia, como el caso de Rodolfo Rensoli Medina, o aun dedicarse a una profesión que nada tiene que ver con la música.

Este desequilibrio lo sufren más los artistas creativos del underground cubano porque este movimiento, aunque se distinga por defender el arte por encima de lo que remunera, siente también la necesidad de alcanzar una situación social comparable a la de aquellos artistas que están institucionalizados, pues el fin es el mismo: crear. Los valores artísticos se diferencian de los económicos y los músicos underground viven relegados a la periferia del sistema de valores dominante.

Sin embargo, se están abriendo paso nuevas tendencias que ni las instituciones ni la política pueden seguir ignorando por más tiempo: la existencia de los sitios web que proponen un espacio para la promoción y protección de la música y los músicos independientes. Y en esto, por supuesto que se hace necesaria la referencia a nuestra revista digital PMU.

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