De la garganta a los pies



Poder combinar baile y canto es una habilidad que requiere coordinación, maña, fuerza y gran preparación física. La respiración debe ser controlada a la perfección para abastecer ambas tareas sin que el rostro descubra el más mínimo esfuerzo. Por eso Leandris Delaz Duarte es el rey de la pista y divierte a su público como ninguno.

Leordan, La Cuerda Vocal, así se da a conocer. En sintonía su cuerpo se tensa y se relaja aquí y allá, creando y dejándose llevar por frases coreográficas que improvisa de la nada. Su cuerpo se hace música a la vez que su voz melódica, fuerte y flexible, se va transformando en danza. “Me gusta ganarme la vista del público mediante el baile, aunque tenga que inventarme cualquier cosa. Hago lo primero que se me ocurra y esto es algo que le gusta mucho a la audiencia”.

Nació en 1987 en La Fátima, hospital materno del musicalísimo municipio de Guanabacoa y fue como si desde ese mismo instante el lejano sonido de alguna fiesta de tambor definiera toda su vida rítmicamente desde la garganta hasta los pies. Este Travolta del siglo XXI ha rodado ya por varias agrupaciones: Habana Cien, Unión Perfecta y Triple Impacto, pero considera que es tiempo de sentar cabeza. Por eso se siente como en casa dentro de esta última agrupación que tiene como premisa conservar una flexibilidad creativa en cuanto a estilos, mezclas, e idiomas, manteniendo siempre un cuidado exquisito en sus letras. “La idea es hacer la diferencia por el mensaje que trasmito, que la gente se sienta identificada con cada pasaje, cada historia y vean que estoy ahí, que también tienen que ver conmigo. La inspiración depende de las cosas que me suceden, cosas como un fallo, un perdón, un amor, un pueblo, una nación, un problema social”.

Este joven, como muchos en su posición, se encuentra en la incierta situación de tener formación empírica y no contar con papeles que validen su talento. Aunque está convencido que esto es sólo un formalismo y hay situaciones más difíciles de manejar como la ausencia del estimado caballero Don Dinero y de ciertas “amistades comprometidas” a darle un “desinteresado empujoncito” hacia la fama. Por el momento, tiene en sus manos su talento natural, su carisma, su empeño, y el apoyo y el cariño de sus amigos y familiares a quienes agradece de corazón. “En este momento de mi vida quiero agradecer a mi madre por nunca despegarse de mí, a mi padrastro que está aportando mucho a este sueño y por supuesto, a mi grupo por cuidarme, darme fuerza y ánimos suficientes para hacer las cosas, porque soy muy testarudo, lo reconozco, y entre ellos tengo otra familia”.

Para Leordan mantenerse quieto es un reto, pero se toma un minuto de paz para compartir sus sueños. “No quiero triunfar en la música sólo por la fama o para que se sepa de mí, sino porque este, además de mi sueño, es el sueño de mi papá. Él toda su vida ha querido que yo me identifique con algo, que gane un público, que marque diferencias sociales. Triunfar con esto sería ponerle la tapa al pomo de lo que juntos hemos querido lograr, que mi nombre sea algo en este país”.

Y finalmente, dotado de esa fuerza que le caracteriza, pone en marcha toda su teatralidad y proyección escénica para dar un mensaje a todos los jóvenes que como él, tienen un sueño. “A los que empiezan, les digo que no desmayen. Como en el dicho, las personas no se miden por las veces que caigan, sino por las que se levantan. Cumplir un sueño cuesta esfuerzo, sacrificio, sudor y lágrimas, pero al final se llega”.

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