Soy una rumbera underground



Margarita “Kitty” Díaz es una vocalista y baterista que lidera la agrupación Very Pritty. Esta bella joven veinteañera ya ha transitado por varias agrupaciones salseras cubanas, y además formó parte del trío Saprille, donde interpretó ritmos foráneos techno pop, dance, rock y música fusión.

Antes de uno de sus conciertos en la paladar La Flauta Mágica, Margarita conversó con PMU: “Comencé bailando en un proyecto comunitario llamado Espacio Abierto. A los 7 años de edad integré el Conjunto Folklórico Nacional. Ahí me descubrió el percusionista Gerardo Pegaito y me instó a comenzar con el instrumento y cultivar la rumba”.

“Fue un cambio brusco hacia los tambores batá. Seguí estudiando percusión afrocubana y pude ingresar en la escuela para niños Paulita Concepción, ubicada en el municipio Cerro”.

“Mi experiencia allí fue excelente, pero me lesioné la muñeca, sufrí una tendinitis De Quervain, algo muy frustrante, pensé que iba a perder la carrera, pero pude recuperarme y hacer mi pase de nivel”.

“Inicié las grabaciones de un primer demo el año pasado, donde también asumí las funciones de vocalista. Aunque tengo la voz rasgada, siempre he querido cantar. Ese ha sido un sueño que espero cumplir pronto”.

“Ese proyecto duró poco, ni nombre le puse. Estaba haciendo lo mismo que todo el mundo, ese reggaeton agresivo, muy timbero y decidí cambiar mi estilo. Además, lo deseché completamente porque quise darle consistencia a mis temas para conciliar la calidad de mi música con el aprecio del público”.

“Hace un mes volví al estudio independiente Condominio Records para grabar el disco Se pregunta la Habana, donde transito por la música popular bailable, merengue, bachata y la salsa portorriqueña. Creo que esos ritmos van más con mi personalidad y esta vez sí terminaré el trabajo. Hay que hacer lo que le gusta a le gente, pero sin perder nuestro sello”.

“Mi grupo Very Pritty también lo integran: Banana, mi productor, compositor y corista; así como el DJ Talent, quien le sabe mucho a los beats y backgrounds. Nunca he recibido ayuda de alguna institución cultural cubana, ni trabajo tengo. Mis padres me mantienen y me pagan las sesiones de grabación. Las presentaciones que he conseguido han sido gracias a la gestión de buenos amigos. Mi promoción es autogestionada, imprimo mis afiches y volantes, y los reparto por la ciudad”.

“Soy músico de escuela, más los que trabajan conmigo no y eso es muy mal visto por las empresas de contrataciones gubernamentales, por lo tanto nos discriminan, para ellos no existimos. Mis colaboradores no tienen papeles y yo tendría que avalarlos, pero eso es un proceso muy largo y tortuoso, y si no soborno a los funcionarios no se hace. Como no tengo los recursos necesarios para ello, prefiero moverme por los escenarios independientes y undergrounds”.

“He colaborado con José Antonio Silverio, alguien a quien admiro mucho por el ser humano que es, como se desenvuelve y se impone a las vicisitudes. Mi etapa en el trío Saprille ha sido muy fructífera pues trabajamos en diferentes paladares y conocí un mundo artístico alternativo muy interesante”.

“Para tocar una buena batería salsera no hay que ser hombre. Utilizo la batería electrónica porque con ella me puedo mover más fácilmente entre un lugar de presentación y otro. Los bateristas solían ver a este tipo de instrumento como un juguete, pero desde hace un tiempo se dieron cuenta de que les abre nuevas posibilidades musicales”.

“Los sonidos se han vuelto más realistas y los músicos pueden incorporar percusión electrónica a sus sets acústicos. Te confieso que siempre le pongo un sentido orgánico y de humanidad a lo que hago detrás de la batería electrónica, algo que me ha dado muy buenos dividendos”.

“Me considero una rumbera underground perseverante y cada día que pasa lucho por imponerme en la dura escena musical cubana”.

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