Krudas Cubensi, la fraternidad encarnada… Con Pelusa. (I parte)



Krudas Cubensi aparecieron ante mí y fue imposible no notar su fuerza. Me acerqué para pedirles una colaboración con PMU y enseguida accedieron complacidas. Al conversar con estos seres (les llamo así por considerarlo un término que expresa mejor su transcendencia ontológica, su esencialidad más allá de las categoría por su sexo biológico, su color de la piel, sus hábitos alimentarios, sus preferencias sexuales o sus posturas políticas), es imposible seguir siendo el mismo. Por supuesto, tampoco otorgo una dimensión mística a esta agrupación, Las Krudas son increíbles, pero son reales, existen, que es lo importante.

Olivia Prendes, Pelusa, es la más sofisticada, convoca a la reflexión y siempre seduce con sus categorías y conceptos que muestran lo complejo de su análisis de la realidad.

Pelusa (aguda y suspicaz): “En ‘95, ’94, yo estaba haciendo teatro porque yo estudié teatro en el ISA (Instituto Superior de Arte), con un grupo que se llamaba Teatro El Puente, y muchos artistas y activistas iban a ver el grupo porque gustaba. Por esa etapa conocí a Odaymara y descubrí que ella era una artista. Conocí a sus amigos que también eran activistas por los derechos queer, por los derechos de la diversidad sexual, y artistas también. Les conocí a ellos tres y me encanté, me enamoré, comencé una relación muy linda de arte, vida y todo. Se puso serio y fundamos una agrupación que se llamó Cubensi en el ’96, y hacíamos performances y shows en nuestras casas y llegamos a presentar en la Casa de Cultura de Centro Habana”.

“De pronto aprendimos zancos y comenzamos a hacer zancos y teatro, y performance, con rap y todo, era muy creativo e iban saliendo cosas muy lindas. La parte del rap con los zancos pegó mucho y entonces la gente de Grupo 1 que organizaba el Festival de Alamar nos invitó al Festival, y en ese festival conocimos a la comunidad de hip hop cubano que las académicas en Los Estados Unidos le llaman “movimiento de hip hop cubano”. Fue como una alucinación, caer en el lugar que habíamos soñado, pero como nada en la vida es perfecto, ahí estábamos muy underepresented, poco representadas como mujeres primero, como mujeres feministas mucho más porque había dos o tres, pero ellas eran de apoyo para los discursos machistas y así en casos muy excepcionales era lo que andábamos buscando, o lo que necesitábamos para sentirnos bien y decir ‘yo también pertenezco aquí’, es decir, sentido de pertenencia a la generación, al movimiento. Supimos que lo que necesitábamos debíamos construirlos, la propia presencia o la representación de mujeres feministas, en este caso también lesbianas, dentro del festival, y comenzamos a trabajar. Mucha gente nos conocía y se sintieron muy excitados, embullados y motivados a colaborar con nosotras porque les gustamos como personas y como artistas y sabían que iba a ser algo bueno”.

“Pablo Herrera que fue como el primer productor de rap cubano, nos hizo los primeros beats. Sobre esos beats comenzamos a mezclar música cubana con líricas feministas, además usamos música popular con cantos espirituales como ese que dice ‘vencer, vencer, vamos a vencer, si se dificulta, ay! Vamos a vencer’. En el peor momento (se refiere al período conocido como Período Especial), nació lo más auténtico. Comencé a hacer mi propia obra, yo había estado estudiando arte por 16 años y nunca había hecho mi propia obra, o sí la había hecho, pero muy tímidamente. Escribía una obra a alguien, un monólogo a alguien, yo misma me escribía mis monólogos, pero algo así como hacer canciones no lo había hecho”.

“Hicimos las primeras cosas (habla de los 2000) y fue difícil porque el público de rap es una de los públicos más fuertes que yo conocí, exigente, que se cierra de brazos cruzados y no se abre hasta que algo realmente los seduzca. Hablo del público de hip hop cubano en sus comienzos que era mayoritariamente afrodescendiente, negro, afrocubano, era el público que hizo el hip hop en Cuba, los jóvenes negros de Alamar, algunas gente de Centro Habana y algunas partes, como decimos del Oeste, pero más que nada del Este. Era un público bien exigente, especializado, con un conocimiento de la música, del concepto, de la teoría, de la filosofía del hip hop. El público que va a las peñas ahora es un público más mezclado, el hip hop llegó a otros lugares y comenzó a tener otros tipos de públicos”.

“Tienes que buscar las primeras canciones de El Tipo Este, donde él explica que con un alambre de perchero (hace énfasis) en aquella zona de Alamar, como hace viento y llega tanto las vibraciones del norte, entraban las estaciones de radio de La Florida donde ponían mucho hip hop y así llegaron las primeras influencias acá… Para nosotros resultaba un poco más difícil porque no llegaba mucha influencia musical de mujeres como nosotras, mujeres crudas, mujeres sin tanto refinamiento, mujeres lesbianas, mujeres gordas, mujeres naturistas o vegetarianas, yerberas como somos nosotras. Mujeres crudas, eso lo que somos. No teníamos referentes y tuvimos que construir nuestro propio referente, tuvimos que inventarnos nosotras mismas. Y fue bonito porque no fue ni tanto esfuerzo, ya se fue haciendo solo. Aquí no llega la teoría del feminismo, pero el feminismo práctico en Cuba es algo tan grande, tan fuerte y tan lindo, así como el machismo, pero aquí hay otros mitos y otras cosas mezcladas”.

“Fue muy importante desde un principio estar abiertas como lesbianas, decir nuestra felicidad y gritarlo al mundo, es nuestra misión. Soy feliz siendo lesbiana, eso no significa que tenga rechazo por nadie, porque como cubana y como mujer que en algún momento también fui heterosexual, por supuesto que gocé muchísimo de mi vida heterosexual y también lo grité en mi momento. Pero ser lesbiana y rapera es mi activismo, mi felicidad sexual, aunque ser vegana ha sido mi activismo de siempre”.

“Para nosotras fue muy importante llegar a Cuba y ver que los jóvenes cubanos estaban denunciando un racismo, un clasismo cubano que eso nunca ninguna música underground había denunciado, porque aquí lo más underground y denunciativo había sido la trova, la Nueva Trova, la Novísima Trova, que denunciaba problemas entre el gobierno y la población en general, pero ya denunciar que en la población en general hay niveles, que los blancos tienen accesos y privilegios que las personas negras no pueden tener. Hubo su representación, pero todavía no era fiera, de denuncia, diciendo: ‘aquí estamos, ¿hasta cuándo? de tópicos raciales y de clase’. Yo decía: ‘sería perfecto si se completara el discurso hablando de género y de sexualidad’, que fue lo que hicimos nosotras, introducir los tópicos de género y de sexualidad. Eso que ya venía caminando de afrocentrismo, clase, se le añadió género, sexualidad y activismo vegano”.

“Lo que más hacemos son charlas, encuentros con todas nuestras amigas que en su mayoría son creadoras, intelectuales, profesoras de educación popular, académicas y artistas, poetas, raperas, cantantes, actrices. Hacemos charlas de empoderamiento, aunque es en realidad un intercambio porque ellas nos enseñan todo lo que han aprendido. A pesar de que no tenemos las conexiones con los movimientos mundiales autónomos, aquí se trabaja, Cuba es un pequeño mundo, funciona a su propia manera. Eso queremos intercambiar, lo que aprendemos fuera, lo que ellas aprenden aquí, conectarlas también a otras luchas que son importantes para nosotras, que son las luchas de las poblaciones queer y dentro de las poblaciones queer, otras luchas que son más subterráneas. Por ejemplo, la injusticia por las mujeres lesbianas, por las transgéneros, las artistas del transformismo, por lo gays, por los bisexuales, por todo este tipo de población no normativa, población underground que es nuestra representación porque es lo que somos. Luchas bien importantes porque hemos cometido y cometemos a diario errores que dañan a nuestros compañeros humanos”.

“Tenemos mucho por dar, mucho por trabajar. Las últimas canciones que estamos haciendo son así como que lidiando con esta contradicción, con esta controversia de la vida que es cómo trabajar para ti misma, pero a la vez trabajar por los demás, que tu propia sobrevivencia no pisotee la sobrevivencia de los otros, y en eso andábamos, tratando de no repetir con nuestra vida lo que hemos recibido en nuestros cuerpos, o sea, no reproducir”.

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