¿Son sólo backgrounds?



Uno de los sinsabores que persiste en la escena musical cubana, pese a la importancia de la labor que realizan, es el constante soslayo al trabajo que hacen tanto los músicos acompañantes como los realizadores de backgrounds. Cuando un determinado cantante decide hacer un tema a capella, se valora el acto como una demostración suprema de su arte y valentía. Entonces, si hacer una canción sin background nos hace pensar en la calidad del cantante, por qué no meditar a la inversa. Dediquemos un espacio a esas manos casi siempre anónimas que se encargan de acompañar al músico en la mayoría de las ocasiones en que este sale a escena y veremos que en algunos casos estamos ante verdaderos creadores.

Cuando en términos de música se habla de background, la mayoría de las personas automáticamente piensan en la música que acompaña al cantante y que resulta el soporte, digamos, secundario de su interpretación, al igual que en la informática, donde el término acoge a aquellos procesos que se ejecutan en un segundo plano. Así es técnicamente, sólo que hay muchas variantes y calidad diversa entre los realizadores de backgrounds y sin embargo, se tiende a reunirlos a todos en el mismo saco. Mientras que por otra parte su trabajo es cada día más solicitado por solistas y agrupaciones, tanto profesionales como aficionados, y eso apenas se percibe. Acerca de estos temas tuve la oportunidad de conversar con un joven creador que radica en la ciudad de Sancti-Spíritus, cuyo nombre artístico es NorberPro.

Norberto es uno de los más acudidos realizadores de backgrounds del territorio. Artistas que experimentan con la fusión de diversos géneros entre los que sobresale Yosvany, han trabajado de cerca con el joven compositor. Otros proyectos como Santilé también necesitaron de la prolífera producción de NorberPro y estos contactos lo han llevado a manejar casi como un profesional un trabajo que comenzó siendo sólo un hobby.

Trabaja en un pequeño estudio con las mínimas condiciones, ubicado en un cuarto de su casa y emplea, como muchos DJ, una herramienta que se ha convertido en la madre de la mayoría de la música electrónica que se hace en Cuba: Fruity Loops.

A los menos conocedores debo explicarles que esta herramienta contiene secuenciador, varios sintetizadores, librerías de samples, cajas de ritmo, etc., y todo ello le permite al artista crear música. Aunque esté basada en determinados patrones, la combinación de ellos es lo que puede convertir un determinado producto en una pieza de música electrónica.

Por eso no debe confundirse la popularidad de Fruity Loops basada fundamentalmente en su step sequencer y piano roll de fácil uso, con el hecho de que cualquiera podría y sabría utilizarla en función de hacer buena música. Norberto nos decía que antes de sentarse a la mesa de su ordenador “ya traía la melodía en mi mente y eso es algo que me pasa desde que era un adolescente”.

Más de una veintena de temas que incluyen versiones electrónicas para varios géneros le han permitido incursionar en el reggaetón, salsa, canción, hip hop, bachata, merengue entre otros. Sin embargo, Norberto nunca se ha presentado en vivo en un escenario. Lo curioso es que su inexperiencia en ese orden no afecta su proceso creativo y en varias ocasiones músicos del territorio han escrito las letras de sus canciones a partir de las creaciones de Norberto. Entonces cabe preguntarse, ¿son sólo backgrounds? No lo creo.

La selección de los principales trabajos del joven artista que tuvimos la oportunidad de escuchar, bien pueden conformar un CD de música electrónica en vistas de promover su trabajo fuera de los límites de la ciudad de Sancti-Spíritus. Con la correspondiente reconceptualización de sus creaciones y en nombre del movimiento musical underground no podíamos hacer menos que aconsejarlo al respecto.

El caso de Norberto es un ejemplo claro de la desinformación y aislamiento que sufren algunos músicos underground cubanos con respecto al resto del movimiento en la Isla. Tal circunstancia se agrava en la misma medida en que nos alejamos de la capital. Específicamente en el centro de Cuba resulta evidente la necesidad de hacer un trabajo constante en función de lograr aglutinar a estos músicos, sobre todo a los más jóvenes que por lo general no tienen una idea clara de a quién dirigirse o a quién preguntar.

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