El metal sigue en la mira de los ignorantes
13 de abril de 2015
Parece que muchas personas están realmente sordas, porque con cierta frecuencia escucho expresiones vejatorias sobre el metal, a tal punto que he llegado a molestarme, pero haciendo un esfuerzo, cada vez que puedo trato de poner a razonar a los insolentes.
Es cierto que se trata de una música nada asequible para oídos no entrenados, pero cualquiera que posea un poquito de inteligencia musical notará que las instrumentaciones son altamente competentes. Puede ser que alguna que otra banda del patio se escuche mal en directo, pero la mayoría de las veces ocurre por la deplorable calidad de los equipos de audio. A todo esto hay que agregar el rol negativo que desempeñan los prejuicios entorno al género, y me refiero al rechazo por considerarlo desafiante, violento y exótico.
Durante mis debates en defensa de esta música casi siempre tengo que hacerle frente a una ignorancia total sobre el tema. Sin embargo, con la habilidad fraguada al calor de recurrentes confrontaciones, expongo rápidamente una serie de elementos, que si bien no son todos asimilados y aceptados, al menos he conseguido en la mayoría de los casos, quebrar la injustificada y torpe escaramuza para desacreditar el metal.
Destacar que existe un número importante de personas que sabiendo apreciar la música no les agrada el metal, pero las que conozco jamás han hecho un comentario incoherente y malintencionado. Sucede que, en la medida que alguien comienza a instruirse en esta compleja manifestación del arte -y no me refiero sólo a un curso dirigido- sino a una escucha consciente acompañada de la lectura de rudimentos teóricos, reseñas de discos y todo tipo de informaciones complementarias, puede adquirir un nivel de ilustración considerable.
Reitero, la aversión hacia el metal que manifiestan algunos obedece más a la ignorancia que a cuestiones culturales y de los estados de ánimo de evocan. A la recurrente expresión de que es una música que incita la violencia, le salgo al paso planteando que la mayor cantidad de agresiones interpersonales ocurren bajo el influjo de los melosos géneros populares. En cuanto al falso consenso de que quienes apuestan o simpatizan con el metal son unos bichos raros y poco razonables, les cuento que las investigaciones arrojan resultados totalmente opuestos.
Un trabajo presentado en la Decimoctava Conferencia Anual de la Association for Psychological Science, en Nueva York, demostró que quienes prefieren la música alternativa, el rock y el metal son inteligentes, intensos, rebeldes, con buena capacidad de abstracción, abiertos a nuevas experiencias, físicamente activos y amantes de los riesgos.
A todo esto hay que sumarle que cualquiera no puede tocar en una banda y para explicarme recurro a un fragmento del artículo titulado: “5 Estupideces que piensa la gente sobre el metal”, disponible en el sitio web slavetothepc, y cito: “La composiciones más complejas, esas que necesitan de un ejecutante hábil, tenaz, exacto, las encuentras en el rock y sobre todo en el metal, ¿o es que ustedes creen que tocar esos blast beats que toca como si se estuviera comiendo un sándwich Pete Sandoval es fácil?, para nada, ejecutar metal con destreza necesita años de estudio y práctica, o como es el caso de muchos roqueros, haber nacido con un don, porque estemos claros no es normal que gente sin ninguna base teórica toquen como dioses, eso es algo que el de allá arriba les dio”.
Como pueden haber notado, soy un ferviente defensor y apasionado del metal, pero no estoy ajeno a la realidad. Entiendo que hay grandes diferencias entre sus exponentes. Ahora mismo me vienen a la mente bandas abanderadas de la escena contemporánea cubana como: Combat Noise, Blinder, Zeus, Ancestor, Narbeleth, Unlight Domain, Darkness Fall, Cry Out For, Chlover y Switch. Sé que el metal sigue en la mira de los ignorantes, pero continuamente intervengo en favor del cambio de mentalidad.
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13 de abril de 2015
Parece que muchas personas están realmente sordas, porque con cierta frecuencia escucho expresiones vejatorias sobre el metal, a tal punto que he llegado a molestarme, pero haciendo un esfuerzo, cada vez que puedo trato de poner a razonar a los insolentes.
Es cierto que se trata de una música nada asequible para oídos no entrenados, pero cualquiera que posea un poquito de inteligencia musical notará que las instrumentaciones son altamente competentes. Puede ser que alguna que otra banda del patio se escuche mal en directo, pero la mayoría de las veces ocurre por la deplorable calidad de los equipos de audio. A todo esto hay que agregar el rol negativo que desempeñan los prejuicios entorno al género, y me refiero al rechazo por considerarlo desafiante, violento y exótico.
Durante mis debates en defensa de esta música casi siempre tengo que hacerle frente a una ignorancia total sobre el tema. Sin embargo, con la habilidad fraguada al calor de recurrentes confrontaciones, expongo rápidamente una serie de elementos, que si bien no son todos asimilados y aceptados, al menos he conseguido en la mayoría de los casos, quebrar la injustificada y torpe escaramuza para desacreditar el metal.
Destacar que existe un número importante de personas que sabiendo apreciar la música no les agrada el metal, pero las que conozco jamás han hecho un comentario incoherente y malintencionado. Sucede que, en la medida que alguien comienza a instruirse en esta compleja manifestación del arte -y no me refiero sólo a un curso dirigido- sino a una escucha consciente acompañada de la lectura de rudimentos teóricos, reseñas de discos y todo tipo de informaciones complementarias, puede adquirir un nivel de ilustración considerable.
Reitero, la aversión hacia el metal que manifiestan algunos obedece más a la ignorancia que a cuestiones culturales y de los estados de ánimo de evocan. A la recurrente expresión de que es una música que incita la violencia, le salgo al paso planteando que la mayor cantidad de agresiones interpersonales ocurren bajo el influjo de los melosos géneros populares. En cuanto al falso consenso de que quienes apuestan o simpatizan con el metal son unos bichos raros y poco razonables, les cuento que las investigaciones arrojan resultados totalmente opuestos.
Un trabajo presentado en la Decimoctava Conferencia Anual de la Association for Psychological Science, en Nueva York, demostró que quienes prefieren la música alternativa, el rock y el metal son inteligentes, intensos, rebeldes, con buena capacidad de abstracción, abiertos a nuevas experiencias, físicamente activos y amantes de los riesgos.
A todo esto hay que sumarle que cualquiera no puede tocar en una banda y para explicarme recurro a un fragmento del artículo titulado: “5 Estupideces que piensa la gente sobre el metal”, disponible en el sitio web slavetothepc, y cito: “La composiciones más complejas, esas que necesitan de un ejecutante hábil, tenaz, exacto, las encuentras en el rock y sobre todo en el metal, ¿o es que ustedes creen que tocar esos blast beats que toca como si se estuviera comiendo un sándwich Pete Sandoval es fácil?, para nada, ejecutar metal con destreza necesita años de estudio y práctica, o como es el caso de muchos roqueros, haber nacido con un don, porque estemos claros no es normal que gente sin ninguna base teórica toquen como dioses, eso es algo que el de allá arriba les dio”.
Como pueden haber notado, soy un ferviente defensor y apasionado del metal, pero no estoy ajeno a la realidad. Entiendo que hay grandes diferencias entre sus exponentes. Ahora mismo me vienen a la mente bandas abanderadas de la escena contemporánea cubana como: Combat Noise, Blinder, Zeus, Ancestor, Narbeleth, Unlight Domain, Darkness Fall, Cry Out For, Chlover y Switch. Sé que el metal sigue en la mira de los ignorantes, pero continuamente intervengo en favor del cambio de mentalidad.
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