El punk cubano: un género musical en el exilio



Cuba, para la imagen mundial, es conocida por sus tabacos (puros), sus carros que ruedan con más de medio siglo de fabricados, por lo atractivo de la política de estado que domina y sin lugar a dudas, por su música. Sin embargo, no son todos los géneros y estilos musicales con los que los diversos países puedan identificar a los cubanos.

Dentro de los estilos y géneros musicales que han quedado prácticamente en el olvido en la isla, encontramos el caso del rock and roll, y más que este, el punk. Ambos imbricados desde sus inicios.

Casi todo lo que se dice sobre el punk parece dicho en el vacío, dejando escaso margen para que los creadores de este estilo musical expongan sus opiniones. Más de medio siglo después de su nacimiento, el punk sigue siendo una música en busca de hogar propio.

El punk es un género musical dentro del rock surgido en la primera mitad de los años 70 y caracterizado en la gran industria musical por su independencia y rebeldía. En sus inicios, el punk era una música muy simple y cruda, un tipo de rock sencillo, con melodías simples de duraciones cortas, sonidos de guitarras amplificadas poco controlados o ruidosos, pocos arreglos e instrumentos, y por lo general, de compases y tempos rápidos.

Se caracteriza también por ser un movimiento que rompe con esquemas sociales, que cuestiona todo lo que le rodea, que desprecia la moda y las manipulaciones mediáticas. También centra su filosofía en la libertad, la igualdad, busca librarse de la opresión y de la autoridad. Es por esto que en Cuba siempre ha sido un género marginado y con muy pocas posibilidades, por no decir nulas, de desarrollo dentro de la música toda.

La forma originaria del punk en Cuba fue y continúa siendo, un tipo de rock sencillo y algo ruidoso para expresarse con sus propios medios y conceptos. Entre las primeras bandas musicales representantes del punk cubano se encuentra Eskoria, e igualmente una de las primeras que se enfrentó a la represión policial por considerarse un que tocaban un género “antisocial”.

Para muchos, el punk se entiende como basura, suciedad, adjudicándoles este significado también a las personas, como vagas y despreciables. Se utiliza de forma irónica como descripción del sustrato crítico o descontento que contiene esta música. Al utilizarlo como etiqueta propia, los punkies se desmarcan de la adecuación a los roles y estereotipos sociales. Debido al carácter de este significado, el punk a menudo se ha asociado a actitudes de descuido personal, se ha utilizado como medio de expresión de sentimientos de malestar y odio, y también ha dado cabida a comportamientos neuróticos o autodestructivos.

Cierto es que en muchas ocasiones el punk es caracterizado también por la automarginación. Pero también es muy cierto que diariamente están sometidos a un rechazo social total, sobre todo en los medios rurales y en la peor de las situaciones, son rechazados hasta por la propia familia.

La gente tiende a temerle a lo diferente, a lo desafiante, por lo que en nuestros días se hace muy difícil encontrar en la realidad cubana una banda de músicos punk, o más sencillo aun, un grupo considerable y representativo de jóvenes que desarrollen este movimiento o estilo musical.

La sociedad cubana, por los tabúes a los que se aferra, no los acepta y tardará muchos años para aceptarlos. Primero, por su estilo de vida, por su apariencia y el modo de comportarse ante la sociedad. Segundo, por el mismo desinterés que les provoca a los que tienen ganas de inclinarse por este género, toda la cuestión del aislamiento social.

No obstante, quedan algunas pocas bandas de punk en Cuba con el suficiente valor para llevar adelante el género en el que creen y están seguros de no dejar morir. Eztafilokoko es una de esas luchadoras bandas y a la que dedicaremos un artículo más adelante para dar a conocer el quehacer del punk contemporáneo cubano. El mejoramiento humano es posible.

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