Un trago de miel con limón en el submarino
13 de abril de 2015
Desbordar energía en el escenario y transmitirla al público es un credo para Miel con Limón, y los acordes de los clásicos del rock and roll, la religión que profesan desde hace seis años, cuando eran unos soñadores estudiantes de la Escuela Vocacional Vladimir Ilich Lenin.
La agrupación, que debe su nombre precisamente a la combinación del placer de hacer música con los obstáculos que han encontrado en el camino, se adueñó de la noche de los lunes en el sitio más beatleneano de La Habana, y hasta allá se movió PMU para disfrutar de una de las mejores veladas de covers que propone la noche underground habanera.
Miel con Limón suena gracias a la guitarra líder de Wilfredo Gatell, la guitarra acústica de Nelson Labrada, la guitarra acompañante de Yohendry Montero (Yoyo), el bajo de Carlos Peniche, la batería de José Fernández y la percusión menor de Evelio Álvarez, lo que se une a las voces peculiares de Labrada y Dianela Beltrán para recorrer antológicas canciones del rock and roll.
Wilfredo y Nelson, quienes comparten la dirección de Miel con Limón, expresaron su satisfacción por lo que la banda ha conseguido. “Nos unía –dijo Labrada- el amor por el rock and roll y el espíritu bohemio propio de la edad. Estuvimos dos años en el movimiento de artistas aficionados hasta que la idea fue madurando y nos dimos cuenta de que podíamos dar un paso adelante”.
Para Gatell la consolidación de Miel con Limón llegó en la medida en que salieron algunas composiciones propias que se sumaron al repertorio de covers. “Una de las esencias del grupo es imprimir un sello distintivo a cada pieza que toquemos, ya sea nacional o internacional”.
Ambos reconocen que en el panorama cubano contemporáneo es difícil insertarse en el circuito cultural, sobre todo cuando se trata de bandas que cultivan géneros destinados a un público más especializado. “Nos gustaría poder compartir nuestras creaciones, mas el mercado tiene otras reglas. Por ejemplo, en el Submarino Amarillo sólo nos permiten hacer covers”, refirió Labrada.
“Después de egresar de la Lenin, cada uno de los integrantes tomó un camino distinto en la Universidad, pero seguíamos encontrándonos y ensayando hasta que nos convencimos de que estábamos haciendo algo al menos decoroso, y decidimos dedicarnos por entero a Miel con Limón”, dijo Gatell.
Miel con Limón marca como un momento imprescindible, la primera oportunidad de tocar en un lugar fuera de la escuela, lo que ocurrió en la Peña del Pop and Rock de la Casa de la Cultura del municipio de Plaza de la Revolución, un espacio dirigido por Juan Carlos Peña. Sin embargo, no hay dudas de que su participación en la obra de teatro “La historia de Juan Lennon”, del dramaturgo Pepe Piñeiro, significó el gran punto de giro, una vez que tocaron durante dos meses la banda sonora en vivo en un formato acústico, que concluía con un mini concierto con temas de Los Beatles.
La formación de los músicos de Miel con Limón es autodidacta, nace del fenómeno de escuchar música, de sentir y analizar cada melodía. Sus referentes pasaron en un principio por el gustado conjunto Habana Abierta hasta otras propuestas foráneas.
Los jóvenes músicos explicaron que se hace muy difícil encontrar los recursos para crecer con rapidez, que han grabado varios temas por su cuenta y que los han insertado en la radio, pero sin tener grandes éxitos en este sentido.
De todas formas, mientras se multiplica el público cada lunes en el Submarino Amarillo, Gatell y Labrada coinciden en que el hecho de tener un origen como el suyo brinda sensaciones indescriptibles, sobre todo cuando se presentan bajo la mirada de John, Paul, Ringo y George, los mismos que no han muerto en la embarcación del Vedado capitalino.
Gatell confió que era un habitual en las diferentes peñas del Submarino y siempre soñaba con tener la oportunidad de vivir en el escenario la magia del lugar. “Pude cumplir ese sueño, pero aún quedan muchos más”, concluyó segundos antes de tomar su guitarra y puntear los acordes de un legendario tema como “Lucy in the Sky with Diamonds”, como el mejor homenaje a los anfitriones espirituales.
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13 de abril de 2015
Desbordar energía en el escenario y transmitirla al público es un credo para Miel con Limón, y los acordes de los clásicos del rock and roll, la religión que profesan desde hace seis años, cuando eran unos soñadores estudiantes de la Escuela Vocacional Vladimir Ilich Lenin.
La agrupación, que debe su nombre precisamente a la combinación del placer de hacer música con los obstáculos que han encontrado en el camino, se adueñó de la noche de los lunes en el sitio más beatleneano de La Habana, y hasta allá se movió PMU para disfrutar de una de las mejores veladas de covers que propone la noche underground habanera.
Miel con Limón suena gracias a la guitarra líder de Wilfredo Gatell, la guitarra acústica de Nelson Labrada, la guitarra acompañante de Yohendry Montero (Yoyo), el bajo de Carlos Peniche, la batería de José Fernández y la percusión menor de Evelio Álvarez, lo que se une a las voces peculiares de Labrada y Dianela Beltrán para recorrer antológicas canciones del rock and roll.
Wilfredo y Nelson, quienes comparten la dirección de Miel con Limón, expresaron su satisfacción por lo que la banda ha conseguido. “Nos unía –dijo Labrada- el amor por el rock and roll y el espíritu bohemio propio de la edad. Estuvimos dos años en el movimiento de artistas aficionados hasta que la idea fue madurando y nos dimos cuenta de que podíamos dar un paso adelante”.
Para Gatell la consolidación de Miel con Limón llegó en la medida en que salieron algunas composiciones propias que se sumaron al repertorio de covers. “Una de las esencias del grupo es imprimir un sello distintivo a cada pieza que toquemos, ya sea nacional o internacional”.
Ambos reconocen que en el panorama cubano contemporáneo es difícil insertarse en el circuito cultural, sobre todo cuando se trata de bandas que cultivan géneros destinados a un público más especializado. “Nos gustaría poder compartir nuestras creaciones, mas el mercado tiene otras reglas. Por ejemplo, en el Submarino Amarillo sólo nos permiten hacer covers”, refirió Labrada.
“Después de egresar de la Lenin, cada uno de los integrantes tomó un camino distinto en la Universidad, pero seguíamos encontrándonos y ensayando hasta que nos convencimos de que estábamos haciendo algo al menos decoroso, y decidimos dedicarnos por entero a Miel con Limón”, dijo Gatell.
Miel con Limón marca como un momento imprescindible, la primera oportunidad de tocar en un lugar fuera de la escuela, lo que ocurrió en la Peña del Pop and Rock de la Casa de la Cultura del municipio de Plaza de la Revolución, un espacio dirigido por Juan Carlos Peña. Sin embargo, no hay dudas de que su participación en la obra de teatro “La historia de Juan Lennon”, del dramaturgo Pepe Piñeiro, significó el gran punto de giro, una vez que tocaron durante dos meses la banda sonora en vivo en un formato acústico, que concluía con un mini concierto con temas de Los Beatles.
La formación de los músicos de Miel con Limón es autodidacta, nace del fenómeno de escuchar música, de sentir y analizar cada melodía. Sus referentes pasaron en un principio por el gustado conjunto Habana Abierta hasta otras propuestas foráneas.
Los jóvenes músicos explicaron que se hace muy difícil encontrar los recursos para crecer con rapidez, que han grabado varios temas por su cuenta y que los han insertado en la radio, pero sin tener grandes éxitos en este sentido.
De todas formas, mientras se multiplica el público cada lunes en el Submarino Amarillo, Gatell y Labrada coinciden en que el hecho de tener un origen como el suyo brinda sensaciones indescriptibles, sobre todo cuando se presentan bajo la mirada de John, Paul, Ringo y George, los mismos que no han muerto en la embarcación del Vedado capitalino.
Gatell confió que era un habitual en las diferentes peñas del Submarino y siempre soñaba con tener la oportunidad de vivir en el escenario la magia del lugar. “Pude cumplir ese sueño, pero aún quedan muchos más”, concluyó segundos antes de tomar su guitarra y puntear los acordes de un legendario tema como “Lucy in the Sky with Diamonds”, como el mejor homenaje a los anfitriones espirituales.
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