¿Cómo romper la impotencia? Con las manos
27 de abril de 2015
La organización cultural Con las Manos, liderada por Amehel Incera Cepeda (Misión Raíz, poeta y MC con un impresionante currículo), ya muestra una tendencia casi al agotamiento. ¿Qué es lo que sucede? ¿Es indigencia teórica, falta de motivación? No, Amehel ha realizado estudios serios y destinado muchos años para concebir, pensar, ajustar detalles, comprometer personas, saltar de la instrumentalización al fin y crear su proyecto. De hecho, en un juego de “autodefinido”, con Amehel representando al proyecto, ganaría la partida pues conoce cada detalle, ha pensado sus pormenores, concebido puntualmente cada sección: artes visuales, escénicas, música, colaboración e intercambio, con anclajes antropológicos, culturales, de gestión. Pero aún no inaugura la historia, se ha oxidado en ese paso.
En 2010, Con las Manos deviene organización cultural, y ya tenía integrado y venía trabajando con Lapoesiconexión, Alma Rebelde, Profundo de Spoken Word, El Indomable, Mariana y Sentencia Skuad. Yendo al inicio, porque importa, todo comenzó cuando Amehel encontró la revista The Source, que hablaba sobre proyectos culturales que aunaban diferentes manifestaciones en torno a un mismo tema: el hip hop; desarrollaba la cultura hip hop de manera más integral, de raíz, no comercial, con un enfoque más comunitario. “Mis herramientas en idioma inglés me sirvieron de mucho”, me comentó al tratar el tema.
Aprender a organizar y fundamentar espectáculos y proyectos culturales fue el siguiente paso que tomó Amehel en su camino, pero, ¿qué lo detiene para realizar acciones? la respuesta no es sencilla. Más allá de reconocer las evidentes barreras económicas, entre otras, ¿cómo se podría implementar acciones más concretas? Aunque parezca insoluble, en el caso cubano actual, hay quienes lo han logrado insertando habilidades de empresarios, recurriendo a micromecenazgos, realizando festivales independientes, con colaboración de los implicados, con organización básicamente, desde la sociedad civil, paralelo al gobierno, el mercado y sus instancias. Para ir más allá de las necesidades de la vida, deviniendo autor, con derechos sobre ella, de determinada obra. Como nos legara la Arendt: “Actuar en su sentido más general significa tomar una iniciativa, comenzar, poner algo en movimiento”.
¿Qué pasa si en lugar de pensarnos como sujetos impotentes, incapaces de cualquier iniciativa por nuestra condición, cualquiera que sea, actuamos como personas con derechos no explorados, con capacidades y potencialidades a desarrollar? Hablo del enfoque, justamente que permite el underground, y en un sentido amplio el arte en su componente creativo y novedoso, en las oportunidades y no de las trabas. No mirar hacia la reja, sino en cualquier otra dirección. Parece estrictamente idealista y lo es en cuanto no es positivo y carecemos de precursores de facto como de jure, pero es precisamente mi propósito demostrar que sí se puede hacer, y se hace, aún desde los más restringidos contextos, pues no estamos solos.
La capacidad de actuar representa la posibilidad de realizar lo impredecible, de ir más allá de lo que indique cualquier fuerza o tendencia natural o social. Esta iniciativa latente y pujante, propia del ser que intentamos comprender, no es abstracta ni sucede al margen de una realidad dada: “los hombres son seres condicionados, ya que todas las cosas con las que entra en contacto se convierten en condición de su existencia”. Los comienzos son capaces de promover una nueva realidad. Representan la condición de la libertad con su respectiva dosis de riesgo para el orden en el que es recibido.
Esto termina aquí porque en mis siguientes trabajos me propongo hablarles de alternativas que han encontrado otros autores, artistas, activistas para encauzar su acción aún desde el underground.
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27 de abril de 2015
La organización cultural Con las Manos, liderada por Amehel Incera Cepeda (Misión Raíz, poeta y MC con un impresionante currículo), ya muestra una tendencia casi al agotamiento. ¿Qué es lo que sucede? ¿Es indigencia teórica, falta de motivación? No, Amehel ha realizado estudios serios y destinado muchos años para concebir, pensar, ajustar detalles, comprometer personas, saltar de la instrumentalización al fin y crear su proyecto. De hecho, en un juego de “autodefinido”, con Amehel representando al proyecto, ganaría la partida pues conoce cada detalle, ha pensado sus pormenores, concebido puntualmente cada sección: artes visuales, escénicas, música, colaboración e intercambio, con anclajes antropológicos, culturales, de gestión. Pero aún no inaugura la historia, se ha oxidado en ese paso.
En 2010, Con las Manos deviene organización cultural, y ya tenía integrado y venía trabajando con Lapoesiconexión, Alma Rebelde, Profundo de Spoken Word, El Indomable, Mariana y Sentencia Skuad. Yendo al inicio, porque importa, todo comenzó cuando Amehel encontró la revista The Source, que hablaba sobre proyectos culturales que aunaban diferentes manifestaciones en torno a un mismo tema: el hip hop; desarrollaba la cultura hip hop de manera más integral, de raíz, no comercial, con un enfoque más comunitario. “Mis herramientas en idioma inglés me sirvieron de mucho”, me comentó al tratar el tema.
Aprender a organizar y fundamentar espectáculos y proyectos culturales fue el siguiente paso que tomó Amehel en su camino, pero, ¿qué lo detiene para realizar acciones? la respuesta no es sencilla. Más allá de reconocer las evidentes barreras económicas, entre otras, ¿cómo se podría implementar acciones más concretas? Aunque parezca insoluble, en el caso cubano actual, hay quienes lo han logrado insertando habilidades de empresarios, recurriendo a micromecenazgos, realizando festivales independientes, con colaboración de los implicados, con organización básicamente, desde la sociedad civil, paralelo al gobierno, el mercado y sus instancias. Para ir más allá de las necesidades de la vida, deviniendo autor, con derechos sobre ella, de determinada obra. Como nos legara la Arendt: “Actuar en su sentido más general significa tomar una iniciativa, comenzar, poner algo en movimiento”.
¿Qué pasa si en lugar de pensarnos como sujetos impotentes, incapaces de cualquier iniciativa por nuestra condición, cualquiera que sea, actuamos como personas con derechos no explorados, con capacidades y potencialidades a desarrollar? Hablo del enfoque, justamente que permite el underground, y en un sentido amplio el arte en su componente creativo y novedoso, en las oportunidades y no de las trabas. No mirar hacia la reja, sino en cualquier otra dirección. Parece estrictamente idealista y lo es en cuanto no es positivo y carecemos de precursores de facto como de jure, pero es precisamente mi propósito demostrar que sí se puede hacer, y se hace, aún desde los más restringidos contextos, pues no estamos solos.
La capacidad de actuar representa la posibilidad de realizar lo impredecible, de ir más allá de lo que indique cualquier fuerza o tendencia natural o social. Esta iniciativa latente y pujante, propia del ser que intentamos comprender, no es abstracta ni sucede al margen de una realidad dada: “los hombres son seres condicionados, ya que todas las cosas con las que entra en contacto se convierten en condición de su existencia”. Los comienzos son capaces de promover una nueva realidad. Representan la condición de la libertad con su respectiva dosis de riesgo para el orden en el que es recibido.
Esto termina aquí porque en mis siguientes trabajos me propongo hablarles de alternativas que han encontrado otros autores, artistas, activistas para encauzar su acción aún desde el underground.
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