¿Qué pasa con el metal underground en Las Tunas?



Las Tunas ha dejado poco a poco de ser el lugar que servía de referencia para el movimiento metalero en el oriente de nuestro país. El decaimiento del género, con la desintegración por tiempo indefinido de la poderosa banda Protsys, fue la pauta que marcó el declive que sienten hoy los fanáticos que se conforman, por necesidad, con las escasas peñas de escucha que han quedado en La Casa de la Cultura Tomasa Varona, de la cabecera provincial.

Fieles a la causa, con cambios en la alineación, andan los muchachos de Olimpo, aquellos contemporáneos con bandas como Zeus, Agonizer, Tendencia, y que revolucionaron la manera de pensar y actuar de una generación entera. Olimpo, bajo el sabio liderazgo de Ramón Carlos Leyva único sobreviviente de aquella alineación fundacional, ha cambiado la dirección de su destino recientemente. El nuevo escenario que los acoge es una institución hotelera de la Ciudad de Sancti Spíritus, exactamente en Trinidad. Allí los chicos han renovado totalmente su repertorio para sobrevivir al mercado. Covers clásicos forman parte de sus actuales presentaciones. Eagles y The Beatles son algunos de los nombres que rondan por las cabezas y los instrumentos de estos chicos que no se conformaron con la idea de perder su sueño.

Olimpo, dueño del demo Un ruido en mi cabeza y publicado a finales de los 90, cultivaba por aquel entonces el hard rock y el heavy metal. Surgidos en una época difícil, se las ingeniaban para asistir a conciertos fuera de la provincia, conseguir música e intercambiar con todos sus fans, que al igual que ellos, apoyaban lo hecho en casa. Asiduos y conocidos en los eventos más importantes que se celebraban a lo largo y ancho de todo el país, Olimpo marcó sin dudas un hito para el movimiento del metal en Las Tunas y en todo el país. Punto de referencia para los más jóvenes que se aventuraban en un movimiento desprotegido, hasta nuestros días, por las instituciones encargadas de representar y comercializar la música del patio.

A principios del año 2000, con la llegada del nuevo milenio, jóvenes músicos formaron Protesys, una banda que vendría a revitalizar el movimiento tunero, presentando una propuesta arriesgada que mezclaba las sonoridades características del thrash metal y el hardcore extreme. La figura líder de esta alineación, Yuniesky Pelusa, intentó por algún tiempo manejar las incongruencias locales que frenaban el avance de su proyecto. Las grabaciones de demos, ligado a las presentaciones en el patio y fuera de este, solidificaron de algún modo la propuesta que ganaba más y más seguidores según fue pasando el tiempo. Protsys era tema de conversación en los círculos undergrounds de todo el país. Los escenarios quedaban “prendidos” luego de cada presentación de la banda novel tunera. Un futuro exitoso era la promesa para los muchachos comandados por Pelusa, y las invitaciones para presentarse en festivales, conciertos y eventos tanto en la ciudad como en todo el país, llovían. Todo marchaba bien.

La circulación underground en el 2008 de su demo Censura, con cortes como “Metastasys”, “Censura”, “Criticón” y “Demencia”, marcaron con un rotundo éxito la caída en picada de la banda. Sumados a problemas entre los integrantes, fluctuaciones de los integrantes que salían y entraban, y los ya mencionados problemas de representación local, como una paradoja, que comenzaban a calar muy profundo en las ambiciosas expectativas de los integrantes del grupo. Comenzaba silenciosamente el fin.

Dos años más tarde y por encima de tantas dificultades, un respiro, un sorbo de esperanza, se sobrevino con nuevos temas que deleitaban sus ávidos seguidores: “Herejía”, “Perecer o Triunfar”, “Puta Madre” y “Trayecto 90”. Después del éxito de sus últimas grabaciones se sobrevino lo inevitable. Al final, todos los problemas juntos dieron al traste en la desintegración de la alineación. Por algún tiempo Pelusa trató sin resultado satisfactorio, mantener el nombre de la banda en activo, pero experimentos con secuenciadores y pocos integrantes, o él en solitario no fue suficiente para mantener el barco a flote. Finalmente sucumbió ante las olas de la marea de despreocupación institucional.

Definitivamente las letras que criticaban los males sociales como la desigualdad; el desconocimiento sobre la cultura del metal; las críticas sin fundamento y el poco reconocimiento que enfrentan los artistas que hacen música underground, encontraron rechazo o desinterés en las personas que debieron apoyar a los jóvenes músicos de Protsys, y a Pelusa no le quedó otra que guardar sus sueños en una gaveta e integrarse a Olimpo, que por un período de tiempo sufrió una renovación musical, pues la inserción del joven y carismático talento impulsó el desarrollo de tendencias contemporáneas, que una vez más y musicalmente hablando, causaron un suceso, pero no lograron concientizar, tampoco esta vez, a funcionarios encargados de programar o tener en cuenta la banda que no “encontraban” sitio para acomodar las presentaciones en la provincia.

Es una verdadera lástima que estas dos bandas no continúen trabajando como cuando surgieron, ofreciendo formidables espectáculos, deleitando y sumando seguidores. Realmente la historia del metal tunero se puede resumir entre estos dos colosos: Olimpo y Protsys, bandas que trajeron los aires metaleros a nuestra ciudad, y aunque Ramón, director de Olimpo, se siente conforme con su trabajo actual, este escritor sabe que su conformidad no trae consigo total satisfacción.

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