Santiago vibró con el black metal



En ediciones anteriores de PMU leí con agrado que en la bella ciudad de Santiago de Cuba tendría lugar la denominada Primera Jornada de Rock, con la participación de bandas de la región oriental y con el fin de promover y reafirmar el rock como manifestación musical en esos parajes cubanos, quizás un poco menos conocidos entre los seguidores del género en la Isla.

Con la ayuda de varios amigos y amigas que estuvieron por allí esos días, y quienes tuvieron la gentileza de contarme sus impresiones y hasta enviarme una extensa entrevista con Maylyn Castillo, la representante de la agrupación santiaguera de black metal Parasomnia, pude llegar a la conclusión de que el evento superó las expectativas de los organizadores y devino no sólo sesiones de presentaciones y conciertos, sino que también permitió el intercambio entre los participantes y el público acerca de las más actuales tendencias del rock en Cuba y las expresiones culturales asociadas.

La Primera Jornada de Rock en Santiago de Cuba contó, además, con la asistencia de los tatuadores Julio Antonio Ramírez, José Eduardo Salvat y Ernesto Hernández, quienes organizaron una pequeña, pero bien dotada exposición de tatuajes, y mostraron al público asistente el proceso de realización de esos dibujos corporales, mientras explicaban su alcance artístico, los colores más usados, las normas higiénicas necesarias y otros datos de interés. Esos artistas que tienen como lienzo al cuerpo humano, utilizaron modelos para mostrar su trabajo y lograron que muchos de los observadores se motivaran y solicitaran tatuarse. Ese espacio constituyó una ocasión de privilegio para conocer más acerca de esa expresión artística que usa el cuerpo humano como soporte, y su simbolismo, no sólo asociado al rock.

Según Maylyn Castillo, la jornada se extendió durante dos días y tuvo su plato fuerte en la actuación de las bandas Parasomnia, Metastasys, Butcher y Mortuory, en representación de las provincias de Santiago de Cuba, Holguín y Granma, quienes se impusieron a los prejuicios de las instituciones y de parte de la población que no se identifica con el género, y convirtieron el anfiteatro Mariana Grajales en el epicentro del rock en el oriente del país.

“Sin embargo –afirmó- la falta de divulgación atentó contra la asistencia de público que pudo ser mayor, pero nos mostró lo mucho que queda por hacer para el fomento del rock y otros géneros alternativos en esta parte del país”.

“A pesar de ello –agregó- la jornada fue un éxito rotundo e incluso logró motivar e incentivar mayor participación y asistencia, con la que habitualmente cuentan las escasas sesiones del Brutal Fest en esta ciudad”.

“Santiago de Cuba y el resto de las provincias orientales del país, no están exentos de la influencia del rock y de otros géneros alternativos, y a pesar de que se tocó fundamentalmente black metal, con su conocida controvertida y fuerte lírica, el impacto fue suficiente como para pensar en realizar la jornada cada año por estas fechas”, concluyó.

Varias fuentes comentaron a PMU que ya se tenía la confirmación para participar en próximos encuentros de bandas de otros territorios del país y de la apertura de espacios para el debate sobre las tendencias del rock en Cuba y otras latitudes.

El concierto final de la Primera Jornada de Rock en Santiago de Cuba estuvo a cargo de Parasomnia, la única agrupación que desde su fundación en el año 2008 defiende el rock en la urbe santiaguera, mezclando elementos del thrash, heavy y death metal.

Para esta oportunidad regalaron al público lo mejor de sus demos Expediente X, del año 2010, y Autómata, del año 2012, para poner a vibrar la noche santiaguera y abrir nuevas puertas sonoras y mentales para el rock en ese emblemático escenario oriental.

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