Contrabajo llega Nelson a la música



¿Quién no ha sentido compasión por un contrabajista que camina bajo el intenso sol de Cuba transportando su pesada carga? Para algunos, decidirse por este instrumento parece un acto de penitencia, para otros es una especie de fisiculturismo musical. Los matices dependerán de la constitución física del artista estibador. Nelson, con más alegrías que quejas y a sus bien cumplidos cincuenta años, lo traslada con ligereza, soldado a su cuerpo con la complicidad y la familiaridad de los hermanos siameses.

A principios del 2011, siendo un aficionado, comenzaron sus primeras presentaciones gracias al apoyo de un amigo acreditado en la UNEAC. Ya han pasado tres años y hoy vemos como con naturalidad y atrevimiento, y sin los vicios de una formación académica, entre notas graves y agudas se permite experimentar logrando interesantes combinaciones de jazz y sonoridades caribeñas. La heterogénea y concurrida Fábrica de Arte Cubano (FAC) es uno de sus sitios favoritos desde el mismo instante en que sus puertas se abrieron ante él por primera vez.

Apasionado y fiel amante del jazz, pone su experiencia de diablo viejo al servicio de un grupo ocasional de jóvenes jazzistas. También es integrante desde el 2013 de AfroHabana, agrupación de música fusión, enmarcando en especial el hip hop, el cual ha contribuido a expandir y diversificar su abanico musical. Muchos críticos enmarcan el trabajo de esta agrupación dentro del género urbano dentro del underground más suave. Y precisamente el reto para Nelson estuvo en adaptar exitosamente la sonoridad aguda y clásica del contrabajo a las posibilidades de este género musical.

Cada obstáculo en su camino fue una meta a superar, gotas que alimentaron su autorrealización. De cara a los prejuicios, los años vividos y su formación autodidacta jugaban en su contra. La falta de acreditación legal también atentó a la hora de gestionarse los contratos. Pero una vez más, se hizo evidente una verdad sin subtramas: “el que tiene un amigo tiene un central”, y así fueron vislumbrándose las oportunidades. Nelson no encubre los efectos de la “palanca” fraternal, pues esta realidad no demerita su talento y las horas de estudio dedicadas a su instrumento.

El fruto de su trabajo se materializa en dos temas de su autoría y planes futuros de grabar un disco con AfroHabana, que incluirá trece números y un Intro, además de un vídeo clip que tendrá como apoyo las imágenes capturadas en el primer concierto. Fusión cubana de timba con reggaetón y jazz afroamericano, serán los ingredientes de este primer sencillo.

Hoy considera que ha triunfado en la música urbana, que ha tenido un público humilde que lo ha apoyado, que a pesar de ser personas sencillas en cuanto a sus posibilidades económicas, tienen un alma en el pecho que no les cabe en el corazón, y que para ellos y por ellos va su música urbana, aunque guarde con nostalgia el deseo de brillar en el jazz clásico.

Nelson tiene muchas expectativas con la grabación y difusión de su futuro disco, además de las posibilidades en cuanto a promoción que este pueda traerles en el ámbito nacional e internacional. Sin más adornos ni preámbulos, es Nelson un ejemplo de que la experiencia tiene tanto valor como la juventud y de que nunca es demasiado tarde.

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