The Stone Road y el postgrunge en Cuba



En no pocas ocasiones el tatuaje se ha convertido en el pretexto ideal para reunir a los amigos que tienen en común esta práctica y el gusto por la música rock. Eso sucedió el pasado mes de abril cuando por pura casualidad y en busca de artistas underground avileños, me encontré en el corazón del boulevard de Ciego a un grupo de amigos. Ellos habían llegado desde Matanzas con una doble intención: participar en la Convención de Tatuajes que tiene lugar anualmente en esa ciudad, y realizar la primera presentación en un escenario del centro de Cuba con la banda The Stone Road que integran. Allí mismo me concedieron una entrevista de la que ahora reproduzco lo esencial.

El grupo formado por cuatro jóvenes músicos surgió hace aproximadamente dos años, con el objetivo de rescatar algunas tendencias de los 90. En él se alinea Ernesto García en la guitarra, quien además es artista plástico y tatuador; José Carlos Lara en la batería; Irian Morales hace la voz y Gianny Hernández completa la cuarteta en el bajo. Los dos últimos integran también la banda matancera que ha acumulado algo más de experiencia, Rice and Beans. Acerca del estilo que buscan imponer con The Stone Road me conversaron: “En Cuba hay muchos grupos de metalcore y deathcore, lo que veo muy bien porque eso significa un crecimiento del rockanroll en la isla, pero buscamos hacer algo un poco diferente, algo más retro y mezclarlo con esas nuevas tendencias. Por tanto, nuestro proyecto es hacer grunge un poco más moderno, buscando también la parte esa de la postmodernidad en la música y estar acorde a los nuevos tiempos”.

Acerca de sus letras en idioma inglés nos aclaraban: “Los grupos que hacían grunge básicamente se concentraron en Seatle, en los Estados Unidos. En Cuba y en América Latina escasean las bandas que hacen este género. Fue un estilo que abarcó gran parte del mundo, pero se fue rápido. No fue como el glam o el punk que todavía se hacen. Incluso, mundialmente después de la muerte de Kurt Cobain, el cantante de Nirvana, se apagó mucho el género”. Por otra parte, el inglés resulta más fluido para sus letras, fonéticamente hablando, y es también el idioma de sus paradigmas musicales.

“Tenemos referentes, son grupos como Soundgarden, Stone Temple Pilots, Alice in Chains y otros. Todos los integrantes tenemos más o menos las mismas preferencias en la música y eso facilita el trabajo de la banda, sobre todo a la hora de conformar la propuesta que queremos mostrar. Por eso le íbamos a poner al principio Cry Baby, después Sweet Bullet, y al final se quedó en The Stone Road, buscando un nombre como The Rolling Stones, Stone Temple Pilots, Skid Row. Es un nombre que quiere decir algo así como camino empedrado, y por si quieres buscar un concepto, refleja el trabajo que pasa uno para lograr hacer las cosas que quiere”.

Acerca de la profesionalización, este grupo de amigos que se conocen desde bastante tiempo atrás y decidieron conformar un grupo por puro entretenimiento, afirmaban: “Hacernos profesionales implica muchas cosas. Si te haces profesional tienes que ingresar dinero al Centro de la Música y lo que nosotros hacemos es un estilo que en Cuba no genera tanta adicción. Qué pasa, que para ingresar dinero hay que, por ejemplo, hacer covers en Varadero, en el caso de Matanzas, y a nosotros lo que nos interesa es que escuchen nuestra música. No queremos convertirnos en músicos de covers, por eso aunque en ninguno de los lugares en que nos hemos presentado hemos cobrado ni un peso, preferimos que así sea”.

Hoy The Stone Road tiene doce canciones en activo, pero en total su repertorio puede sumar unos quince temas, incluyendo algunos covers a antológicos de Metallica que intercalan con baladas para inyectar energía en determinados momentos de los conciertos. Sus principales motivaciones son fundamentalmente emocionales, “cosas que nos pasan a nosotros a nivel sentimental”.

Como ya mencioné en un aparte dedicado al concierto que disfruté en Ciego de Ávila y en el que abrieron los muchachos The Stone Road, la agrupación no suena, para nada, como una banda novel. Tal parece que estos amigos hubieran estado juntos por al menos un lustro haciendo música. No obstante, y exceptuando el Festival Atenas que se desarrolla en Matanzas y otras dos presentaciones en el Maxim Rock de la capital, los jóvenes músicos apenas son conocidos en otros escenarios de la Isla.

Comenzaron por Ciego de Ávila y les fue muy bien, esperemos que otras provincias se animen a recibir más del postgrunge que producen.

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