Cantante por sorpresa



Es poco usual que suceda, sin embargo, en ocasiones descubrimos que sabemos más de lo que esperábamos, o que tenemos algunas habilidades ocultas. Las situaciones conspiran obligándonos a dar lo mejor y nuestras propias respuestas nos sorprenden a tal punto que exclamamos con tanta incredibilidad como admiración, frases tales como “metí pescao”, “tremenda chiripa”, “me salve por los pelos”. Lo puede afirmar Camilo, un joven de Centro Habana, que una noche participando en un karaoke con sus amigos, descubrió que podía cantar muy bien. “Nunca me había pasado por la cabeza cantar. La primera vez que lo hice en público fue en un karaoke en casa de unas amistades. Todo comenzó en ‘bonche’, pero desde ese entonces canto en encuentros familiares o amistosos”.

Hay un ingrediente que tiene de sobra este muchacho y es su sentido del humor. Él es consciente de ello y como lo que hacemos es también lo que nos define, lo traslada exitosamente a sus composiciones e interpretaciones musicales. “Me gusta mucho divertirme con las personas más allegadas. Soy muy sociable, alegre, gracioso y me río de mis propias desgracias. He escrito varias canciones, el background lo hago desde la máquina y todas tienen un tono divertido. Cuando escribo, recuerdo las cosas cómicas que me han pasado y las llevo a la música”.

No es difícil de imaginar que de esta salsa todos quieran probar, ya que la alegría es la droga que necesitamos para una existencia plena. Así que a él nunca le faltarán amigos para compartir. “Puedo decir que soy bastante popular por mi barrio. Donde quiera que hacen una fiesta, enseguida me buscan para pasar un rato alegre, o nos sentamos en la calle, buscamos cualquier cosa que nos sirva de instrumento y empezamos a improvisar”.

Mas ese envidiable sentido del humor que lo inspira es también el que conspira a la hora de tomarse en serio su talento natural, revelarse y convertirlo en carrera. “No creo que las personas se tomen en serio mi música. Pienso que sólo me escuchan para reírse y divertirse un rato. Mis amistades me han animado para que siga con esto, pero mi novia y mi familia piensan que sólo es un hobby, que es perder el tiempo, aunque bastante que les gusta oírme cantar. Esto me choca mucho, en ocasiones hasta yo estoy de acuerdo con ellos, pero no dejo de tener mis planes bajo la manga. Quiero componer algunas baladas, ya comencé con una que espero que sea del agrado de todos”.

A pesar del desaliento familiar, no carece de ánimos y respaldos. Varias personas le han propuesto presentarse en peñas y casas de cultura para darse a conocer, pero una vez más su talento se toma a la ligera y se posterga para dar paso a la cotidianeidad. “Dedicarme a la música y sacar tiempo para ella es algo complejo, pero creo que me estoy decidiendo. He hablado con par de amigos míos que tocan rap y quiero hacer una fusión, pues quiero hacer letras inteligentes fusionadas con música de pueblo, es decir, ritmo underground a ver que sale de ello”.

Eso sí, criterios no le faltan para opinar sobre la actualidad de la música en Cuba y mostrarse como un auténtico abogado del diablo con respecto a un tema que ya se va haciendo famoso en nuestro sitio por su reiteración: la aceptación y omnipresencia del reggaetón. “En nuestro país hay excelentes músicos y compositores que saben transmitir sus mensajes al pueblo. Me gustaría que no todo fuera reggaetón, hay un espectro más amplio en la música, aunque no debemos negar que a todos nos gusta bailarlo”.

Y así nos despedimos de Camilo, un auténtico espíritu libre y burlón. Olvidamos preguntar el nombre del bar donde actualmente trabaja. Los invitamos a estar atentos y a la escucha de un mozo que los sorprenda canturreando al dejarse llevar por alguna melodía, al aferrarse a un karaoke, o sencillamente, al inventarse una canción sonando la vajilla destinada a la clientela.

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