Nadando contra la corriente



Cuando Yamilet Rojas canta, suele trasladarte a otra dimensión. Es como si todo a su alrededor viajara en el tiempo y nosotros junto con ella. Yamilet es de esas cantantes con las que uno se queda cautivado solamente de escucharla. Todo el que la escucha cantar puede, erróneamente, hacer un mal cálculo de su edad. Y es que quién imaginaría que una joven de tan sólo 22 años podría sumergirse en las notas de “Perdóname conciencia”, popularizada en la voz de la desaparecida Moraima Secada, o “Y nada más”, de Silvio Rodríguez.

“Creo que las canciones de antes se sentían más, las hacían con más sentimiento, con más fuerza y me gusta sentir las canciones que interpreto. Pienso además, que tienen una magia que no tienen algunas de ahora. Si a eso le sumamos que tengo la voz un poco grave, pues entonces las personas que me escuchan asumen que es una persona mucho mayor la que está cantando”. Esta confusión nunca la ha molestado, al contrario, le gusta mostrarle a su público lo inesperado. “Disfruto mucho interpretar las canciones que ya nadie escucha, es como si les mostraras algo que apenas recuerdan, pero novedoso a la vez”.

Los arreglos los hacen entre ella y su primo Roly Blanco, quien la acompaña todo el tiempo en la guitarra. “Si quisiera interpretar estas canciones igual que las originales usara backgrounds, pero para darle vida a algo que en esta actualidad está casi obsoleto hay que hacer cambios, sencillos, pero cambios al fin y al cabo. También está el problema de que no me gusta cantar una canción dos veces de la misma manera. Quiero que si un día alguien en el público me ve por segunda vez, no vea la misma interpretación de la misma forma porque puede llegar a aburrirse o pensar que sólo puedo hacer lo mismo una y otra vez”.

Yamilet no estudió profesionalmente, pero cuando descubrió el bichito de la música se dio a la tarea de buscar una profesora de canto y con la ayuda de su mamá poder, poco a poco, ir realizando su sueño. “Mi primera profesora de canto se llama Gladys y tiene más de 60 años, pero un alma joven. En su casa todo era muy antiguo. Sus clases eran con canciones de Elena Burke, Moraima Secada o Benny Moré, y no porque fuera obligado, sino porque ella tenía discos de acetato de estos artistas y a mí me llamaban la atención. Me fue enseñando sus canciones y así me fui adentrando en esa música”.

Ya han pasado 3 años desde que Yamilet Rojas dio su primera clase de canto y a pesar de haber tenido que cambiar de profesora, pues la anterior se mudó, continúa con sus lecciones dos veces a la semana, sin falta. “Si algo me enseñó la profe Gladys fue que no importa qué tan bueno eres, siempre tienes que practicar y seguir practicando, y las clases me dan esa experiencia”.

Yamilet y Roly se presentan en las actividades que dan en la Casa de Cultura de Diez de Octubre y en cualquier otro lugar que los inviten. Ella sabe que al defender la música que interpreta esto se le hace difícil. “¿Quién quiere hacer una fiesta e invitar a alguien que cante ‘Bonito y sabroso’? Estoy consciente que me estoy arriesgando a no ser una artista popular porque estoy nadando contra la corriente, pero lo que no puedo hacer es ir en contra de mis gustos. El día que cante algo con lo que no me sienta bien, no voy a poder transmitirle nada al público y entonces ése día dejaré de cantar. Sé que la demanda en la actualidad es muy diferente, pero la música como la moda es cambiante. Las personas están volviendo a usar cosas que no se hubieran puesto cuatro o seis años atrás. Y se han escuchado canciones de hace años interpretadas con un estilo moderno, pero igual son de otra época. Muchas veces digo que soy una joven con alma de persona mayor. Me gusta todo lo antiguo, tengo un tocadiscos en la casa que me encantaría que funcionara, pero, ¿qué le vamos a hacer?”.

Entre todos los artistas que Yamilet escucha, incorpora el repertorio de una no tan veterana como Ivette Cepeda. “Si me preguntan, es la favorita de la actualidad. Ivette Cepeda canta con un sentimiento que te pone los pelos de punta y me encantaría un día cantar junto a ella, pero bueno, creo que primero lo primero”.

Tras años de dedicación y mucha labor, Yamilet sabe que el camino a transitar está lleno de dificultades, pero el esfuerzo y la perseverancia tienen que imponerse sobre cualquier incertidumbre posible. Y esto se dispone hacerlo defendiendo lo que le gusta al estilo de la vieja escuela.

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