Diferente y único: Sonidos de la Ciudad



Un gran concierto para rendir homenaje póstumo a Pedro Armando Junco, joven guitarrista y director de la banda camagüeyana Strike Back, asesinado en la madrugada del domingo 17 de mayo, cerró las puertas del Festival Nacional de Rock Sonidos de la Ciudad.

La muerte de Pedro Armando (1986-2015), ocurrida poco después de que terminara la preparación de la presentación de la banda en la noche final del evento, demuestra cuánto queda por hacer en Cuba en materia de respeto por la diversidad, y en la creación de opciones culturales y de entretenimiento para la juventud, que no solo debe encontrar en el alcohol y en la delincuencia las vías para canalizar sus inquietudes y sueños.

Sin embargo, a pesar de la trágica nota, Sonidos de la Ciudad volvió a colmar las expectativas de los artistas participantes y de los amantes del rock en Camagüey y se mantiene como uno de los principales escenarios nacionales para quienes gustan del metal.

Durante cinco días y cinco noches inolvidables (13-18 de mayo), la XII edición de Sonidos de la Ciudad fue una muestra abierta de que los esfuerzos iniciados por Salvador Torres Crespo hace más de una década, se consolidaron en un evento que en cada ocasión sirve de termómetro para medir la temperatura y el estado de la salud del género en Cuba, y permite a los creadores intercambiar con un público exigente y conocedor del buen rock.

En esta ocasión asistieron doce bandas, entre las que destacaron Grinder Carnage, Konflikt, y Strike Back, todas de la provincia anfitriona, las holguineras Butcher y Harbonym Mastema, las villaclareñas Adictox y Cry out For, y la avileña Emesis.

Además de los habituales conciertos en el Centro Cultural Recreativo Juventudes, más conocido como El Bosque, regresó al certamen la Karppa Tatto, proyecto que suma ya varios años a cargo de Dany Rodríguez Pérez y que ofrece gratuitamente durante el evento el arte de los tatuajes a todos los interesados.

Sonidos de la Ciudad también contó con las acostumbradas sesiones teóricas en las que tomaron parte especialistas invitados de otras comarcas y lugareños, quienes mediante conferencias y talleres analizaron los problemas fundamentales dentro del panorama musical del género.

Algo novedoso en esta edición fue la realización cada mañana de un foro interactivo en las redes sociales que tuvo por sede la sala de navegación Informática Joven, en el que se debatieron diversos temas sobre el rock cubano actual, perspectivas, fortalezas, debilidades, así como la poca atención gubernamental a este movimiento, en aras de divulgar y dignificar un género al que intentan presentar aún con ciertos aires de marginalidad.

A pesar de los esfuerzos por posicionar al evento, la inmensa mayoría de los que quisieron participar no pudieron hacerlo por la escasa cantidad de computadoras disponibles y la baja calidad de la conexión, así que poco se pudo hacer en este sentido, amén de que los verdaderamente interesados no podían conectarse a la Red, no solo por no tener Internet, sino por no poder pagar los altos precios de la conectividad en otros lugares.

También se realizaron las tradicionales descargas en el Balcón de las Artes de la Casa del Joven Creador y entre ellas destacó la que brindó la banda avileña Emesis, integrada por muchachos muy jóvenes, quienes demostraron que con pocos recursos se pude hacer mucho y bueno en materia de rock. Entre las presentaciones individuales sobresalieron los conciertos de las bandas Trendkill, de La Habana; Blood Heresy de Matanzas; y Metástasis de Santiago de Cuba.

El programa del XII Festival Sonidos de la Ciudad incluyó un recorrido de las bandas participantes por el centro histórico de Camagüey, cuyo segmento más antiguo fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad. La ocasión fue propicia para presentar ante los artistas y el público de la urbe el fanzine titulado “Pasado, presente y futuro”, con un interesante artículo acerca de la historia del género en la Isla y un compendio de los materiales presentados en el espacio teórico audiovisual del camagüeyano Hard Rock Café. La escasa tirada del fanzine dejó a muchos con ganas de obtenerlo y el material pasó rápidamente de mano en mano, en tanto era leído con avidez por todos.

La XII edición del Festival Sonidos de la Ciudad sirvió, además, para demostrar que el rock, a pesar de que intentan demostrar lo contrario, si tiene poder de convocatoria entre la juventud, incluso entre quienes no se consideran seguidores, a pesar de las inmensas limitaciones materiales que tienen los músicos para agenciarse hasta una simple cuerda para las guitarras, y las incomprensiones y la falta de apoyo estatal.

Para Axel Román Pereira, miembro del grupo Emesis, los principales problemas que afrontan los rockeros cubanos hoy día pasan por la insuficiente y cara promoción; el casi nulo apoyo de la Agencia Cubana de Rock a las bandas existentes fuera de la capital del país; los difíciles accesos a las disqueras o productoras musicales.

Axel recordó una anécdota en la que un funcionario de Cultura, antes de una presentación en su provincia natal les exigió que aunque fueran a tocar rock, para hacerlo tenían que cambiar la imagen (vestimenta y peinados) porque de otra manera no podrían hacerlo. Sobran los comentarios.

Resumir cinco días y seis noches de rock en un solo trabajo es una tarea harto difícil, pero este material no debe concluir sin hablar del concierto final que fue algo motivador, extraordinario, todas las bandas camagüeyanas hicieron del anfiteatro del Casino Campestre un sitio mágico, donde cada acorde y cada nota hizo recordar la presencia de Pedro Armando, quien estuvo y estará presente por siempre, mientras haya rock en Camaguey. El público presente y los artistas cantamos, bailamos y lloramos al mismo tiempo, porque desde ahora los Sonidos de la Ciudad tendrán un significado diferente.

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