Entrevista inconclusa, un homenaje a Pedro Armando
25 de mayo de 2015
El rock de Cuba y en particular el camagüeyano, está de luto. Le han arrancado la vida en la flor de la juventud a Pedro Armando Junco. A veces los absurdos, lo inimaginable, tienden a volverse insistentes y tratan de marcar el tiempo con hechos que nos acompañarán durante muchos años.
Eran solo 28 años, muchos de ellos dedicados al rock guitarra en mano, luchando contra quijotescos molinos de viento en épicas batallas en defensa del derecho a existir como músico, como amante del metal, con todo lo que eso implica en una sociedad como la cubana.
Fue fundador, guitarrista y director de la banda de rock Strike Back, y se desempeñaba como técnico del Proyecto Socio Cultural EJO, para ganarse el sustento y poder dedicar el mayor tiempo posible a su gran pasión: el metal.
La tragedia conmocionó a todos los participantes en el Festival Nacional de Rock Sonidos de la Ciudad. Arrancaron con violencia las cuerdas del corazón de Pedro Armando, cuando recién terminaba de preparar la próxima presentación de su banda. El evento quedó trunco por unas horas para luego renacer en un gran concierto y homenaje metalero a Pedro Armando.
Solo un día antes habíamos iniciado una conversación que prometió terminar luego del concierto en la noche del sábado. Apenas nos alcanzó el tiempo para conocer algunos de los más generales detalles de su carrera profesional, pero pude ir descubriendo entre ellos los destellos de una excelente persona, llena de sueños, amante y conocedor del rock como pocos.
En fecha tan temprana como el 2004, había incursionado en el proyecto socio-cultural Pista Abierta, interpretando canciones del movimiento de la Nueva Trova, y luego integró el grupo Bachata Lágrimas, como guitarra y director musical. Pero fue en el año 2008 donde llegó su “mayor realización artística al fundar la banda Strike Back” e integrar, además, el comité organizador de Sonidos de la Ciudad. En ese momento me dijo: “…lo recuerdo como si fuera hoy, fue exactamente el 15 de noviembre del 2008 cuando debutamos en las instalaciones de la Casa de la Trova Patricio Ballagas. Imagínate a unos muchachos alborotadores y peludos estremeciendo el patio de ese santuario citadino con los sonidos del metalcore. Algo como eso nunca había sucedido en ese lugar, pero aprovechamos la oportunidad y comenzamos a hacer historia”.
Desde entonces, Junco y Strike Back escribieron muchas nuevas y buenas páginas del rock camagüeyano, entre las que se cuentan su participación en varias de las paradas locales del Brutal Fest y compartir escenarios con agrupaciones invitadas latinoamericanas y europeas. “Eso nos marcó –me aseguró, casi sin pensarlo-, nos dimos cuenta de que nuestro trabajo se reconocía de alguna forma en el país y cogimos nuevos aires para mantenerlo, perfeccionarlo y hacerlo llegar a la mayor cantidad posible de gente. Sin embargo, lo que más hemos disfrutado en todos estos años es compartir escenario con otras bandas cubanas aquí en Camaguey o en eventos de otras provincias”.
“He tratado en todos estos años de no perderme festivales como Avalancha Novel en la meca del rock nacional el Maxim Rock; el Festival Cuerdas Negras, en Cabaiguán, Sancti Spíritus; el Festival Entre Música, de Las Tunas; y el RockRevolution, de Contramaestre, en Santiago de Cuba. Esas son experiencias extraordinarias, edificadoras y muy motivadoras”.
El año 2012 fue decisivo para la carrera de Pedro Antonio y Strike Back: alcanzaron la madurez artística deseada, cambiaron repertorio, publicaron un disco y un demo grabados en estudios independientes, y decidieron enfrentarse nuevamente al juicio del público.
“Sí, en efecto, el 2012 fue como el año de nuestro relanzamiento. Necesitábamos hacer nuevas cosas, probarnos a nosotros mismos y tuvimos suerte, pero la buscamos con muchos sacrificios. El primer premio fue la invitación que nos hicieron en octubre de ese año para la presentación del demo Dark Omen, de la banda Hieden, fecha en la que compartimos escenario con ellos y con la capitalina Ancestro”.
“Desde entonces, nos colocamos en la preferencia de los metaleros de todo el país y no hay festival, ni conciertos a los que no nos inviten. Aunque a veces declinamos algunas invitaciones, siempre tratamos de cumplir con el público y con nuestras bandas amigas”.
“Nuestra última presentación antes de centrarnos en Sonidos de la Ciudad fue el pasado viernes ocho de mayo, en la ciudad de Nuevitas, casi siempre antes de asistir a eventos grandes vamos a ese poblado costero camagüeyano, pues allí tenemos muchos amantes del rock y el público es un medidor efectivo del impacto y la calidad que pueden tener determinados temas o arreglos. Disfrutamos, trabajamos y ellos también”.
Quiso el destino que con esa frase cerráramos nuestro primer encuentro y quedáramos citados para el sábado 17 después del concierto para terminar la entrevista y la sesión amateur de improvisadas fotos. Nunca me pude imaginar que esa sería la última vez que vería a Pedro Armando con vida.
Por eso la obligación de escribir estas líneas, de entregar a todos, al menos, una aproximación a la vida de un joven rockero cubano comprometido con su tiempo y con la música, que absurdamente dejó de existir.
No es adiós, es hasta pronto, porque donde quiera que se encuentre, Pedro Armando Junco seguirá rasgando su guitarra y llenando el ambiente con los sonidos del metal.
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25 de mayo de 2015
El rock de Cuba y en particular el camagüeyano, está de luto. Le han arrancado la vida en la flor de la juventud a Pedro Armando Junco. A veces los absurdos, lo inimaginable, tienden a volverse insistentes y tratan de marcar el tiempo con hechos que nos acompañarán durante muchos años.
Eran solo 28 años, muchos de ellos dedicados al rock guitarra en mano, luchando contra quijotescos molinos de viento en épicas batallas en defensa del derecho a existir como músico, como amante del metal, con todo lo que eso implica en una sociedad como la cubana.
Fue fundador, guitarrista y director de la banda de rock Strike Back, y se desempeñaba como técnico del Proyecto Socio Cultural EJO, para ganarse el sustento y poder dedicar el mayor tiempo posible a su gran pasión: el metal.
La tragedia conmocionó a todos los participantes en el Festival Nacional de Rock Sonidos de la Ciudad. Arrancaron con violencia las cuerdas del corazón de Pedro Armando, cuando recién terminaba de preparar la próxima presentación de su banda. El evento quedó trunco por unas horas para luego renacer en un gran concierto y homenaje metalero a Pedro Armando.
Solo un día antes habíamos iniciado una conversación que prometió terminar luego del concierto en la noche del sábado. Apenas nos alcanzó el tiempo para conocer algunos de los más generales detalles de su carrera profesional, pero pude ir descubriendo entre ellos los destellos de una excelente persona, llena de sueños, amante y conocedor del rock como pocos.
En fecha tan temprana como el 2004, había incursionado en el proyecto socio-cultural Pista Abierta, interpretando canciones del movimiento de la Nueva Trova, y luego integró el grupo Bachata Lágrimas, como guitarra y director musical. Pero fue en el año 2008 donde llegó su “mayor realización artística al fundar la banda Strike Back” e integrar, además, el comité organizador de Sonidos de la Ciudad. En ese momento me dijo: “…lo recuerdo como si fuera hoy, fue exactamente el 15 de noviembre del 2008 cuando debutamos en las instalaciones de la Casa de la Trova Patricio Ballagas. Imagínate a unos muchachos alborotadores y peludos estremeciendo el patio de ese santuario citadino con los sonidos del metalcore. Algo como eso nunca había sucedido en ese lugar, pero aprovechamos la oportunidad y comenzamos a hacer historia”.
Desde entonces, Junco y Strike Back escribieron muchas nuevas y buenas páginas del rock camagüeyano, entre las que se cuentan su participación en varias de las paradas locales del Brutal Fest y compartir escenarios con agrupaciones invitadas latinoamericanas y europeas. “Eso nos marcó –me aseguró, casi sin pensarlo-, nos dimos cuenta de que nuestro trabajo se reconocía de alguna forma en el país y cogimos nuevos aires para mantenerlo, perfeccionarlo y hacerlo llegar a la mayor cantidad posible de gente. Sin embargo, lo que más hemos disfrutado en todos estos años es compartir escenario con otras bandas cubanas aquí en Camaguey o en eventos de otras provincias”.
“He tratado en todos estos años de no perderme festivales como Avalancha Novel en la meca del rock nacional el Maxim Rock; el Festival Cuerdas Negras, en Cabaiguán, Sancti Spíritus; el Festival Entre Música, de Las Tunas; y el RockRevolution, de Contramaestre, en Santiago de Cuba. Esas son experiencias extraordinarias, edificadoras y muy motivadoras”.
El año 2012 fue decisivo para la carrera de Pedro Antonio y Strike Back: alcanzaron la madurez artística deseada, cambiaron repertorio, publicaron un disco y un demo grabados en estudios independientes, y decidieron enfrentarse nuevamente al juicio del público.
“Sí, en efecto, el 2012 fue como el año de nuestro relanzamiento. Necesitábamos hacer nuevas cosas, probarnos a nosotros mismos y tuvimos suerte, pero la buscamos con muchos sacrificios. El primer premio fue la invitación que nos hicieron en octubre de ese año para la presentación del demo Dark Omen, de la banda Hieden, fecha en la que compartimos escenario con ellos y con la capitalina Ancestro”.
“Desde entonces, nos colocamos en la preferencia de los metaleros de todo el país y no hay festival, ni conciertos a los que no nos inviten. Aunque a veces declinamos algunas invitaciones, siempre tratamos de cumplir con el público y con nuestras bandas amigas”.
“Nuestra última presentación antes de centrarnos en Sonidos de la Ciudad fue el pasado viernes ocho de mayo, en la ciudad de Nuevitas, casi siempre antes de asistir a eventos grandes vamos a ese poblado costero camagüeyano, pues allí tenemos muchos amantes del rock y el público es un medidor efectivo del impacto y la calidad que pueden tener determinados temas o arreglos. Disfrutamos, trabajamos y ellos también”.
Quiso el destino que con esa frase cerráramos nuestro primer encuentro y quedáramos citados para el sábado 17 después del concierto para terminar la entrevista y la sesión amateur de improvisadas fotos. Nunca me pude imaginar que esa sería la última vez que vería a Pedro Armando con vida.
Por eso la obligación de escribir estas líneas, de entregar a todos, al menos, una aproximación a la vida de un joven rockero cubano comprometido con su tiempo y con la música, que absurdamente dejó de existir.
No es adiós, es hasta pronto, porque donde quiera que se encuentre, Pedro Armando Junco seguirá rasgando su guitarra y llenando el ambiente con los sonidos del metal.
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