Llevar la música por dentro



“Mi vida es el baile y el canto, es algo que llevo en la sangre, y créame que no se lo digo de boca para afuera, todas mis venas se hinchan cuando bailo y canto. El ritmo me brota sin penas ni vergüenzas, cuando estoy bailando y cantando me olvido de todo lo que sucede a mí alrededor, es algo innato en mí entregarme de pies y cabeza a la música”. Estas palabras las escuché en boca de Lacho, como le dicen familiarmente en el barrio, joven bailarín y cantante.

En su oriundo Marianao, Lázaro Pérez, Lacho, fue siempre muy popular entre las chicas, pues era capaz de bailar y cantar cualquier cosa. Muy aficionado a la rumba en sus tiempos de secundaria, poco a poco se fue dejando atrapar por el reggaetón y el rap, géneros que no solo interpreta, sino en los cuales ya ha incursionado como compositor.

Para conocer más sobre él y su arte lo entrevistamos para PMU.

PMU: ¿Podías contarnos algo sobre ti y tus desempeños musicales?

Lacho: Pese a que solo tengo veinticinco años, ya cuento con muchas experiencias en esta vida y dentro del arte, algunas buenas y otras no tanto. Lo más duro que le puede suceder a un artista es cuando en medio de grandes problemas debe hacer todo lo posible para no transmitir esa situación personal a un público que debe divertir. Personalmente he enfrentado circunstancias muy complicadas, sobre todo en lo que atañe a mi desenvolvimiento económico. Desde muy joven me vi obligado a trabajar en lo que se presentara para ayudar a mi familia. La música me ha tirado cabos para sobreponerme cuando la cosa se me ha puesto caliente.

Le cuento que cuando concluí la secundaria comencé a incursionar en el reggaetón y en el rap, otra cuestión también nada fácil porque en mi país ambos géneros tienen poca aceptación por parte de los medios e instituciones oficiales. Los que hacemos estos géneros sentimos el rechazo de quienes pretenden vernos como individuos marginales. Han montado una campañita que trata de desprestigiarnos, de echarnos tierra, se dice que lo que hacemos artísticamente es facilista y grotesco, y que lo que queremos es provocar. Y vea usted como son las cosas: los pocos artistas de reggaetón o rap que oficialmente se han promovido son los que abusan del facilismo y la grosería, quizás ello se deba a que están muy limitados a la hora de introducir temas sociales en sus letras. Y lo que quiere la gente, sobre todo la juventud, es que le canten lo que se vive de verdad y no la otra verdad que pintan los noticieros y los periódicos.

PMU: Entonces, ¿qué buscas dentro de la música?

Lacho: Soy muy realista y comprendo que de sueños no solo se vive, tengo que trabajar y buscar plata para ayudar a mi familia, aunque sea vendiendo viandas con una carretilla, algo que no considero desdeñable, pero la música es mi sueño preferido. Quiero perfeccionar mi arte, soy autodidacta y sé perfectamente que los límites los pongo yo, que soy mi mejor amigo y mi peor enemigo.

El reggaetón me fascina porque te atrapa musicalmente, mientras que el rap me permite expresar libremente mi forma de pensar. No tenemos una sociedad perfecta y los errores hay que plantearlos de alguna manera, aunque a veces los que quieren hacerse los sordos se hagan más sordos todavía. No podré cantar y bailar en un gran escenario, pero eso es algo que tampoco me importa. Soy y seguiré siendo gente de barrio. Disfruto muchísimo cuando plantamos en una esquina o en un parque y descargamos para esa gente que te escucha y que entiende lo que tú expresas porque esa gente sí habla tu mismo lenguaje y comparte contigo la misma realidad del cubano a pie.

PMU: ¿Cuál es de inmediato tu idea o proyecto?

Lacho: Esforzarme muchísimo para lograr todo cuanto me proponga. Sin dudas saldré adelante a pesar de todas las dificultades que enfrento a diario, de las limitaciones y carencias en las cuales vivo, y aunque el tiempo pasa, como le dije, mantengo en el fogón los grandes deseos de luchar y vencer. Y no le digo esto porque me estoy creyendo que llegaré a hacer la gran estrella, sino porque sencillamente creo en un futuro donde se pueda cantar, componer o bailar con mucho o poco talento y que no te miren como un apestado y te permitan decir tus verdades aunque estés equivocado.

No sé cómo andarán mis bolsillos dentro de veinte años, pero si se mantiene esta pasión por la música que hoy vivo y se dan las cosas que sueño, de seguro que seré más feliz que cualquier millonario.

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