El black metal cubano tiene sus clásicos



El black metal es un género que llegó tarde a tierra cubana y que le ha costado abrirse paso por la austeridad de su sonido y la extravagante proyección escénica, sin embargo, ya tiene sus clásicos. Cuando me refiero a clásicos lo hago a la acepción que significa: “obra que se tiene por modelo digno de imitación”. Según mi criterio, cinco discos han alcanzado tan alta distinción: Hell Fukin Metal y I Am The Truth, de Ancestor; Ruin Of Creation, de Unlight Domain; y Diabolus Incarnatus y A Hatred Manifesto, de Narbeleth.

Muchos se sorprenderán con esta aseveración, pero aquellos que han seguido bien de cerca el desarrollo de nuestra escena coincidirán conmigo. Por supuesto que en algunos pueden diferir en la inclusión de determinado disco, pero en la apreciación del arte es muy difícil lograr un consenso. El célebre escritor irlandés Oscar Wilde expresó: “Cuando la gente está de acuerdo conmigo siempre, siento que debo haberme equivocado”.

El impacto de determinado disco se hace notar en un plazo prudencial y en ese sentido, todos los que menciono puntúan con creces, incluyendo la última entrega de Narbeleth, el espléndido A Hatred Manifesto. Aclarar que aunque este lleva poco más de un año en circulación, ha recibido inmejorables elogios por parte de críticos y seguidores de diversos rincones del planeta.

Siempre que uno le pregunte a un amante del black metal cuáles son los discos clásicos, la respuesta puede ser meridianamente exacta, ya que los máximos referentes son extranjeros, sobre todo un puñado de bandas noruegas que definieron el género tal y como lo conocemos hoy en día. En cambio, si encausamos la pregunta solo para el caso cubano, corremos el riesgo de tropezarnos con cierta ignorancia en las respuestas. Sucede que aún tenemos quienes están más pendientes del acontecer foráneo que de cuanto se cosecha en el patio.

No sé si soy el primero en plantear que nuestra escena ya tiene sus clásicos, pero es un resultado al que arribé hace algún tiempo. Es cierto que todavía nuestras bandas no han alcanzado gran celebridad internacional, sin embargo, los discos que menciono han revolucionado la manera de hacer, e inspirado el nacimiento de numerosos proyectos musicales.

Es un hecho que Ancestor ha dado de que hablar en numerosos países y recientemente en los Estados Unidos de América, donde ha realizado múltiples presentaciones de incuestionable acierto. Los potentes temas de los majestuosos Hell Fukin Metal y I Am The Truth convencen desde los primeros acordes. Su black thrash metal parece nutrirse de las altísimas temperaturas que reinan en el infierno, una música que combina la maldad más aciaga con buena dosis de melodía.

En la actualidad, Narbeleth se ha convertido en la punta de lanza del género y su participación en calidad de invitada al festival Under The Black Sun, con sede en Alemania, fue tremendo reconocimiento. Agregar que allí causó sensación por cultivar un sonido verdaderamente anclado en la vieja escuela. Muchos de los presentes quedaron atónitos con la magia negra desplegada por la banda de la pequeña y soleada isla caribeña. Los temas de “Diabolus Incarnatus” y “A Hatred Manifesto” son francamente extraordinarios.

Por último y no menos importante, dedicaré unas palabras a mencionar el excelente papel que ha jugado Unlight Domain. Su monumental disco Ruin Of Creation exhibe un sonido compacto, técnico y con matices progresivos. Toda colección del mejor black metal facturado en Cuba está incompleta sin la inclusión de esta obra imperecedera.

A pesar de las limitaciones económicas que enfrentaron estos creadores, sus obras reflejan indiscutible lucidez, a tal punto, que no ameritan menos que ponerles la etiqueta de genuinos clásicos.

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