Sin vender el alma al diablo



Su nombre es Lisi y trabaja como Económica en un bar habanero, pero su pasión por el rap va mucho más allá de su simple apariencia. Según cuenta, su padre era fanático del reggae y de Bob Marley, de ahí su afición a este tipo de música callejera que hoy en día corre por sus venas como si fuera sangre.

Lisi a sus 27 años de edad y con su sonrisa pícara, transmite una insaciable energía a los que la rodean. Por lo cual accedió, sin vacilar, a contestar una serie de preguntas sobre su música y su vida personal:

¿Qué aspiras en la vida? ¿Cuál es tu proyecto más inmediato?

Bueno, de profesión soy económica, pues mi madre no compartía los gustos míos y de mi padre por el rap, pero en mi corazón llevo la música, y realmente mi mayor aspiración es ser la vocalista de un grupo de rap, pues me gusta mucha la fusión con el pop y tengo que ser honesta, aunque adoro este ritmo, soy mala rapeando, pero tengo buena afinación para el canto.

Ahora mi proyecto más inmediato es seguir componiendo para algunos grupitos de rap que están surgiendo y vienen a verme con frecuencia. Creo sentirme muy satisfecha ayudándolos a que sus letras sean mejor y puedan lucir en los conciertos.

¿Quién o quiénes te han apoyado en la vida?

Mi padre, mi padre y después mi padre. Realmente, las demás personas sólo las puedo catalogar de obstáculos en mi carrera. Nadie entiende que este tipo de música me hace feliz el alma y estar sin ella sería como quitarme el agua o la comida.

¿Qué crees de los ritmos cubanos contemporáneos?

Bueno, esa es la pregunta de los diez millones. Yo creo que los ritmos no se pueden catalogar como cubanos, españoles o chilenos. El que es bueno, es bueno, y el que es malo lo mismo, da igual de donde sea. Para mí la música no tiene fronteras, solo hay oído para lo que le gusta a cada cual, sin importar de donde venga. Claro, hay tendencias que las crea un autor determinado y todos lo siguen, pero por lo general cuando es de mal gusto, al poco tiempo muere y surge una nueva tendencia ya sea para bien o para mal.

¿Háblame de un ejemplo para ti del mal gusto?

¿Lo quieres en una palabra? “Guachineo”, del tal Chocolate. No hay nada más mediocre y mal hecho que esa canción, y lo más doloroso es como la gente lo pide una y otra vez. Creo que hoy en día ha surgido una tendencia a las letras simples, así sean mediocres. Estuve leyendo que es una tendencia en el cerebro de personas con bajo nivel cultural a incorporar ritmos sin complicaciones. No creo que sea tan así, simplemente es un asunto de mal gusto.

Para terminar, ¿Desde tu punto de vista, como deberían ser las letras de las canciones?

Menos mal que aclaras “desde mi punto de vista”, ya que no quiero entrar en contradicciones con nadie. Pero bueno, ahí va. En primer lugar, creo que deberían ser directas, concretas, sin faltas de respeto o agresiones verbales y con un apoyo incondicional a lo que te rodea, es decir, a tu pueblo, a tu nación y sobre todo, fiel a lo que sientes. Hay veces que vendemos el alma al diablo por cuatro pesos y escribimos cosas que no sentimos o no creemos, pero eso debería erradicarse. Debemos ser más nosotros mismos, debemos de enfocar lo que queremos cambiar y no caer en la monotonía del romántico empedernido que solo llora y no ve que hay un mundo a sus pies. Es decir, si vas a ser romántico, ponle letras positivas a tus canciones, si vas a hablar de conflictos sociales, sé directo, respetuoso y no caigas en lamentaciones. Simplemente alza la voz y di lo que necesitas cambiar, erradicar o enmendar.

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