Tovar: médico y rockero
22 de junio de 2015
El joven colombiano Joaquín Tovar tiene dos pasiones en su vida: el rock y la medicina. Su guitarra, fiel e inseparable amiga y confesora, le acompaña desde que cursaba la educación primaria allá en su natal Bogotá y desde entonces intenta marcar diferencias aprovechando todo lo que puede aprender oyendo a los virtuosos instrumentistas del trash metal de todas partes del mundo.
Cuando recibió la noticia de que iría a Cuba a estudiar medicina vio los cielos abiertos, pero pensó que no le sería fácil salir adelante en los estudios académicos y paralelamente continuar con su afición por la música, incluso desconocía si en la Isla el rock tenía aceptación.
Con el acento característico de los bogotanos y marcando las “jotas” en su dicción, aceptó ceder parte de su tiempo a contestar las preguntas de PMU.
PMU: ¿Cómo fue tu encuentro con el rock cubano?
Tovar: Poco después de llegar a la Universidad de Ciencias Médicas de Camagüey, varios amigos me invitaron a un concierto de la banda Hirden, para que apreciara la calidad de los rockeros de esta ciudad. Me quedé pasmado y disfruté muchísimo, pero no me pude quedar de brazos cruzados. Insistí en conocer a Jonghenrry Bourricandy, director de la banda, y desde entonces nos une una profunda amistad. Él me abrió las puertas y me introdujo en el mundo underground de la provincia, e incluso tuve la oportunidad de tocar con ellos en algunas aisladas presentaciones.
Poco a poco amplié mi mundo, y aunque los estudios me llevan mucho tiempo, no me pierdo ninguna de las presentaciones de las agrupaciones camagüeyanas, asisto a los festivales y pude conocer otras bandas de diferentes provincias.
Es increíble que en medio de tantas dificultades económicas, de tanta incomprensión y falta de apoyo, los rockeros cubanos se mantengan haciendo música con mucha calidad. Es un mundo por descubrir, pero que todavía me depara muchas sorpresas.
Fíjate, si alguien en Colombia me hubiera dicho cuán difícil puede ser aquí conseguir hasta una cuerda para la guitarra, no lo hubiera creído nunca, imagínate cuánto esfuerzo, dedicación y amor ponen esos muchachos para mantener al rock vivo en ellos y ofrecerlo a los demás.
PMU: ¿Qué es Demolerium? ¿Puedes presentarlo a los rockeros cubanos?
Tovar: Antes de explicarte, quiero agradecer a los muchachos de Hirden, quienes me apoyaron y me brindaron toda la ayuda posible para que pudiera fundar mi propia banda a la cual nombré Demolerium.
Ellos me convencieron de que era hora de que combinara en serio el rock y la medicina y me dieron la oportunidad de contar con la colaboración de Ricardo Iglesias, en el bajo, y Luis Daniel Batista, en la batería, dos jóvenes músicos muy talentosos y locos por el rock al igual que yo.
Luego de un tortuoso comienzo para poder contar con los instrumentos y un pequeño local para ensayar en el patio de la casa de otro amigo, pudimos montar un pequeño repertorio que presentamos por primera vez a la consideración del público en la presentación de Hirden en el pasado festival Sonidos de la Ciudad.
Para nosotros hacer trash metal es un reto, porque en Cuba el único referente es la banda Zeus, considerada la mejor del país, aunque quienes escucharon la primera presentación aceptaron con gusto lo que hacemos y afirmaron que nuestro trash es más agresivo y de altas velocidades que el de ellos.
PMU: ¿Es difícil combinar tus estudios de medicina con el rock?
Tovar: Al principio sí, ya no tanto. Ahora curso el cuarto año y aunque la práctica me exige tiempo y dedicación, siempre me queda algo más para la música. Sin embargo, ese es el menor de los problemas. Cuando se enteraron que había un estudiante de medicina colombiano formando un grupo de rock, aquello parecía una tormenta. Hasta me llegaron a decir que cómo era posible que anduviera junto a esos “raros”, que yo no tenía nada que ver con ellos, que me concentrara en los estudios, pero yo no les hice caso, me tuvieron que aceptar y hasta estoy preparando una presentación en el campus, aunque todavía no tengo la autorización de los directivos.
Durante todo el tiempo que me quede aquí trataré de poner mi empeño en lograr mayor reconocimiento para los rockeros y conseguir algo más de ayuda económica para mejorar las condiciones materiales de los grupos.
Con la cantidad de jóvenes músicos que tiene Cuba, no veo las razones por las que no puedan tocar lo que se les venga en ganas. El metal extremo es también parte de mi vida y la de muchos aquí en Camagüey. Llevo al rock en mis venas, nací con él y seguiré con él, es también parte de mi formación como persona y como médico, y jamás renunciaré a él.
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22 de junio de 2015
El joven colombiano Joaquín Tovar tiene dos pasiones en su vida: el rock y la medicina. Su guitarra, fiel e inseparable amiga y confesora, le acompaña desde que cursaba la educación primaria allá en su natal Bogotá y desde entonces intenta marcar diferencias aprovechando todo lo que puede aprender oyendo a los virtuosos instrumentistas del trash metal de todas partes del mundo.
Cuando recibió la noticia de que iría a Cuba a estudiar medicina vio los cielos abiertos, pero pensó que no le sería fácil salir adelante en los estudios académicos y paralelamente continuar con su afición por la música, incluso desconocía si en la Isla el rock tenía aceptación.
Con el acento característico de los bogotanos y marcando las “jotas” en su dicción, aceptó ceder parte de su tiempo a contestar las preguntas de PMU.
PMU: ¿Cómo fue tu encuentro con el rock cubano?
Tovar: Poco después de llegar a la Universidad de Ciencias Médicas de Camagüey, varios amigos me invitaron a un concierto de la banda Hirden, para que apreciara la calidad de los rockeros de esta ciudad. Me quedé pasmado y disfruté muchísimo, pero no me pude quedar de brazos cruzados. Insistí en conocer a Jonghenrry Bourricandy, director de la banda, y desde entonces nos une una profunda amistad. Él me abrió las puertas y me introdujo en el mundo underground de la provincia, e incluso tuve la oportunidad de tocar con ellos en algunas aisladas presentaciones.
Poco a poco amplié mi mundo, y aunque los estudios me llevan mucho tiempo, no me pierdo ninguna de las presentaciones de las agrupaciones camagüeyanas, asisto a los festivales y pude conocer otras bandas de diferentes provincias.
Es increíble que en medio de tantas dificultades económicas, de tanta incomprensión y falta de apoyo, los rockeros cubanos se mantengan haciendo música con mucha calidad. Es un mundo por descubrir, pero que todavía me depara muchas sorpresas.
Fíjate, si alguien en Colombia me hubiera dicho cuán difícil puede ser aquí conseguir hasta una cuerda para la guitarra, no lo hubiera creído nunca, imagínate cuánto esfuerzo, dedicación y amor ponen esos muchachos para mantener al rock vivo en ellos y ofrecerlo a los demás.
PMU: ¿Qué es Demolerium? ¿Puedes presentarlo a los rockeros cubanos?
Tovar: Antes de explicarte, quiero agradecer a los muchachos de Hirden, quienes me apoyaron y me brindaron toda la ayuda posible para que pudiera fundar mi propia banda a la cual nombré Demolerium.
Ellos me convencieron de que era hora de que combinara en serio el rock y la medicina y me dieron la oportunidad de contar con la colaboración de Ricardo Iglesias, en el bajo, y Luis Daniel Batista, en la batería, dos jóvenes músicos muy talentosos y locos por el rock al igual que yo.
Luego de un tortuoso comienzo para poder contar con los instrumentos y un pequeño local para ensayar en el patio de la casa de otro amigo, pudimos montar un pequeño repertorio que presentamos por primera vez a la consideración del público en la presentación de Hirden en el pasado festival Sonidos de la Ciudad.
Para nosotros hacer trash metal es un reto, porque en Cuba el único referente es la banda Zeus, considerada la mejor del país, aunque quienes escucharon la primera presentación aceptaron con gusto lo que hacemos y afirmaron que nuestro trash es más agresivo y de altas velocidades que el de ellos.
PMU: ¿Es difícil combinar tus estudios de medicina con el rock?
Tovar: Al principio sí, ya no tanto. Ahora curso el cuarto año y aunque la práctica me exige tiempo y dedicación, siempre me queda algo más para la música. Sin embargo, ese es el menor de los problemas. Cuando se enteraron que había un estudiante de medicina colombiano formando un grupo de rock, aquello parecía una tormenta. Hasta me llegaron a decir que cómo era posible que anduviera junto a esos “raros”, que yo no tenía nada que ver con ellos, que me concentrara en los estudios, pero yo no les hice caso, me tuvieron que aceptar y hasta estoy preparando una presentación en el campus, aunque todavía no tengo la autorización de los directivos.
Durante todo el tiempo que me quede aquí trataré de poner mi empeño en lograr mayor reconocimiento para los rockeros y conseguir algo más de ayuda económica para mejorar las condiciones materiales de los grupos.
Con la cantidad de jóvenes músicos que tiene Cuba, no veo las razones por las que no puedan tocar lo que se les venga en ganas. El metal extremo es también parte de mi vida y la de muchos aquí en Camagüey. Llevo al rock en mis venas, nací con él y seguiré con él, es también parte de mi formación como persona y como médico, y jamás renunciaré a él.
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