El paraíso de Sweet Lizzy
22 de junio de 2015
The Sweet Lizzy Project es una de las agrupaciones más destacadas en la nueva escena pop underground cubana. Fundados hace dos años por Lisset Díaz Guevara, vocalista principal, y Miguel Comas, director, arreglista y guitarrista, abogan por el indie folk y el pop alternativo, aunque incorporan elementos del blues, country y el soul cuando interpretan covers, marcando el estilo desenfadado de estos jóvenes talentosos. La alineación de la banda la completa Alejandro González Labrada en el bajo, Ángel Luis Millet en la batería, Leonardo Rehuel Delgado en la guitarra rítmica y Yanet María Moreira en el cello.
En una pausa durante su presentación de sábado en el Submarino Amarillo, conversamos con Miguel Comas. “Este proyecto nació de un demo que grabé junto a Lizzy que se tituló Lizzy The Beginning. A raíz del éxito que tuvimos, decidimos crear una banda para realizar presentaciones en vivo. Fue cuestión de una necesidad personal para hacer nuestra propia música y no seguir trabajando en otras agrupaciones. No quisimos continuar siendo soldados a sueldo. Reconocimos que llegó el momento de cambiar y comenzar a trazar nuestro camino”.
“Lizzy The Beginning es un disco íntimo, con canciones de amor y desamor. Lo grabamos íntegramente en mi casa en el municipio La Lisa, donde Lizzy compuso casi todos los temas. Varias disqueras extranjeras independientes se interesaron en el álbum, principalmente, Vía Blanca Records, con la que estamos trabajando en nuestro primer disco oficial llamado Heaven”.
“Este es un trabajo más elaborado y organizado con muchas pretensiones, grabado en varios estudios caseros en Cuba, mezclado en la Florida y remasterizado en Maine. Todos son temas propios interpretados en inglés, pues ansiamos insertarnos en el mercado mundial”.
“Estoy convencido de que esta variante siendo independiente y underground, a la larga es mucho más satisfactoria que trabajar con instituciones culturales gubernamentales, que lo único que hacen es poner trabas al desarrollo del artista, y al final no creen en nuestra música”.
“Asumimos nuestra proyección, promoción y producción de manera independiente y nos ha ido muy bien. Emprendimos una campaña de promoción para hacer entender el disco. No es solo colgarlo en Internet y ya, sino que el público tiene que saber quién eres, de donde proviene tu mensaje, qué puntos tienes en común, cuáles son las divergencias. Cosas como esas hacen que un producto venda y llegue a la biblioteca musical de muchos. No hace falta ir a buscar afuera lo que podemos obtener aquí”.
“Hacemos los clásicos porque es lo que nos gusta, la música que escuchamos desde siempre y nos divertimos con ella. Estos ritmos forman parte de un proceso evolutivo y no los tocamos tal como sonaron, sino que los llevamos a nuestro estilo. Nos apropiamos de ellos y los traemos al contexto actual cubano”.
“En muchos lugares nos piden canciones de los 60 y 70 porque vivimos un boom. No existe en Cuba la cultura de ir a un lugar y sentarte a escuchar lo que hace tal y más cual banda. Los patrones están pre-establecidos por los medios y lo que imponen es lo que el público asume”.
“Nos presentamos con frecuencia en varias paladares de La Habana tales como La Fontana y El Capricho. Presentaremos nuestro disco en alguna de ellas”.
“Estamos en la tónica de esas bandas cubanas que hacen su música con un sentido diferente de las que radian en los medios. Tenemos otro sabor, parecemos de Inglaterra, pero sonamos bien cubanos. Somos una banda indie que nace en el Caribe. Hay personas que nos buscan por donde quiera, que no quieren escuchar timba ni reguetón, es cuestión de gusto. Necesitamos la variedad para tener la libertad de escoger lo que más nos agrada consumir”.
“Cuba está ahora mismo en la mira del mundo. Existen intereses políticos, pero mucha gente se acerca a conocer nuestra cultura y para intentar una apertura en nuestro país. Nos interesa promover nuestro trabajo, realizar muchos conciertos, llegar al público underground y de alguna manera alcanzar nuestro paraíso artístico”.
Ver fotos del evento
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22 de junio de 2015
The Sweet Lizzy Project es una de las agrupaciones más destacadas en la nueva escena pop underground cubana. Fundados hace dos años por Lisset Díaz Guevara, vocalista principal, y Miguel Comas, director, arreglista y guitarrista, abogan por el indie folk y el pop alternativo, aunque incorporan elementos del blues, country y el soul cuando interpretan covers, marcando el estilo desenfadado de estos jóvenes talentosos. La alineación de la banda la completa Alejandro González Labrada en el bajo, Ángel Luis Millet en la batería, Leonardo Rehuel Delgado en la guitarra rítmica y Yanet María Moreira en el cello.
En una pausa durante su presentación de sábado en el Submarino Amarillo, conversamos con Miguel Comas. “Este proyecto nació de un demo que grabé junto a Lizzy que se tituló Lizzy The Beginning. A raíz del éxito que tuvimos, decidimos crear una banda para realizar presentaciones en vivo. Fue cuestión de una necesidad personal para hacer nuestra propia música y no seguir trabajando en otras agrupaciones. No quisimos continuar siendo soldados a sueldo. Reconocimos que llegó el momento de cambiar y comenzar a trazar nuestro camino”.
“Lizzy The Beginning es un disco íntimo, con canciones de amor y desamor. Lo grabamos íntegramente en mi casa en el municipio La Lisa, donde Lizzy compuso casi todos los temas. Varias disqueras extranjeras independientes se interesaron en el álbum, principalmente, Vía Blanca Records, con la que estamos trabajando en nuestro primer disco oficial llamado Heaven”.
“Este es un trabajo más elaborado y organizado con muchas pretensiones, grabado en varios estudios caseros en Cuba, mezclado en la Florida y remasterizado en Maine. Todos son temas propios interpretados en inglés, pues ansiamos insertarnos en el mercado mundial”.
“Estoy convencido de que esta variante siendo independiente y underground, a la larga es mucho más satisfactoria que trabajar con instituciones culturales gubernamentales, que lo único que hacen es poner trabas al desarrollo del artista, y al final no creen en nuestra música”.
“Asumimos nuestra proyección, promoción y producción de manera independiente y nos ha ido muy bien. Emprendimos una campaña de promoción para hacer entender el disco. No es solo colgarlo en Internet y ya, sino que el público tiene que saber quién eres, de donde proviene tu mensaje, qué puntos tienes en común, cuáles son las divergencias. Cosas como esas hacen que un producto venda y llegue a la biblioteca musical de muchos. No hace falta ir a buscar afuera lo que podemos obtener aquí”.
“Hacemos los clásicos porque es lo que nos gusta, la música que escuchamos desde siempre y nos divertimos con ella. Estos ritmos forman parte de un proceso evolutivo y no los tocamos tal como sonaron, sino que los llevamos a nuestro estilo. Nos apropiamos de ellos y los traemos al contexto actual cubano”.
“En muchos lugares nos piden canciones de los 60 y 70 porque vivimos un boom. No existe en Cuba la cultura de ir a un lugar y sentarte a escuchar lo que hace tal y más cual banda. Los patrones están pre-establecidos por los medios y lo que imponen es lo que el público asume”.
“Nos presentamos con frecuencia en varias paladares de La Habana tales como La Fontana y El Capricho. Presentaremos nuestro disco en alguna de ellas”.
“Estamos en la tónica de esas bandas cubanas que hacen su música con un sentido diferente de las que radian en los medios. Tenemos otro sabor, parecemos de Inglaterra, pero sonamos bien cubanos. Somos una banda indie que nace en el Caribe. Hay personas que nos buscan por donde quiera, que no quieren escuchar timba ni reguetón, es cuestión de gusto. Necesitamos la variedad para tener la libertad de escoger lo que más nos agrada consumir”.
“Cuba está ahora mismo en la mira del mundo. Existen intereses políticos, pero mucha gente se acerca a conocer nuestra cultura y para intentar una apertura en nuestro país. Nos interesa promover nuestro trabajo, realizar muchos conciertos, llegar al público underground y de alguna manera alcanzar nuestro paraíso artístico”.
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