La música no es para desconectar, es para conectarse



Su nombre es Laritza, trabaja en una céntrica cafetería en Centro Habana, pero no se dejen engañar por su uniforme de gastronómica, su meta es cantar, su sueño es cantar y su mundo simplemente es cantar. ¿Por qué entonces debe trabajar tan duro en vez de dedicarse a lo que realmente importa para ella? “Si las estrellas cayeran, viviéramos en un cuento de hadas. Trabajo en esto porque necesito mantenerme, intentar vivir de la música sería algo muy hipotético y fantasioso. Además, te digo algo, mi alma respira música y si algún día me pagan por ello, felicidades, pero no veo el arte como un negocio”, nos responde sin vacilar

Laritza a sus 22 años ya ha pasado por más de cuatro grupos musicales diferentes y según dice, seguirá intentando buscar la oportunidad de sentirse a gusto no solo con lo que hace, sino con quien lo hace. “A ver, no vayas a creer que soy conflictiva por ir de flor en flor, simplemente es un problema de evolución. A los 15 años empecé a tocar con un grupo que salió de la secundaria básica donde estudiaba y con muchas ideas locas de intentar hacer música. ¿No creerás que a estas alturas podríamos estar juntos? Ahora mismo estoy sola, hace cuatro meses decidí independizarme del grupo Fronteras sin Límites, con el cual mantengo muy buenas relaciones aun, solo que no creí que seguir con ellos fuera a resultar del todo positivo en mis aspiraciones futuras”.

Después de un rato conversando con esta elocuente y alocada muchacha, me doy cuenta que aún no me habla de su música en particular. ¿Qué tipo de ritmo hace? ¿Sus letras? “Pon ahí que soy rockera de nacimiento, que era fanática a ir a los conciertos de Zeus, que me pintaba las uñas y el pelo de negro, pero bueno esos son tiempos pasados. En estos momentos estoy haciendo trova que creo que va más con mi tono musical y con mi aspecto actual. Sobre las letras de mis canciones tengo que confesar que el crédito es todo para mi hermano mayor. Él es graduado de la Facultad de Comunicación y tiene mucha facilidad para escribir. Eso sí, los temas los escojo yo, ya que él es demasiado conservador y más bien yo busco un toque de liberación en las letras. Además, no creo que haya trova sin protesta o críticas a lo mal hecho, si no, fuera timba, ¿no crees?”.

Sobre donde se ha presentado y sus presentaciones actuales comenta: “Eso ahora mismo está bien complicado. Siempre con un grupo es más fácil porque hay alguien que no es uno mismo que se encarga de esas cosas. Yo personalmente no tengo chispa para esas cosas y me cuesta encontrar algún lugar. Aunque ahora mismo mi otro hermano me está gestionando para empezar a tocar una vez por semana en un bar nuevo que abrieron por Miramar. Creo que será una buena oportunidad para demostrar lo que sé hacer”.

Ya cambiando de tema y para finalizar, no podía dejar de indagar sobre sus gustos en cuanto a la música actual cubana que se encuentra en el mercado. A lo que después de una pausa, respondió con una pregunta retórica: “¿El mercado negro o el oficial? ¿La verdad? No me gusta casi nada de lo que se está haciendo, con sus excepciones, por supuesto. Creo que el público necesita pensar un poco de lo que oye, no todo es ‘mami, bájate el blúmer’, hay talento en las calles que no tienen oportunidades de trabajo, pues simplemente buscan una música comercial de bajo costo para agradar a un puñado de personas que se les sube el alcohol a la cabeza. En otras palabras, soy de las que piensan que la música no es para desconectar, sino para conectarse”.

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